Roland Garros

Alcaraz se disfraza de Navidad y gana Roland Garros con una remontada imposible

El murciano revalida el título en París en una final épica en cinco sets salvando tres bolas de partido de Sinner

Alcaraz, campeón en Roland Garros
08/06/2025
4 min

BarcelonaRoland Garros tiene ya nuevo monarca. Todo parecía listo para realizar un relevo natural entre españoles en la pista central Philippe-Chatrier, con Carlos Alcaraz ocupando el lugar del manacorense. Y así ha sido, aunque por momentos parecía que Jannik Sinner haría la coz. Alcaraz ha revalidado el título conseguido hace un año ante Zverev en una final preciosa en la que ha llegado a salvar tres balones de partido. Cuando todo parecía decidido a favor de Sinner, el murciano se ha disfrazado de Navidad con una de esas remontadas que no parecen lógicas. La copa ya estaba lista para ser entregada al número 1 mundial, que aspiraba a ser el primer italiano campeón en París desde Adriano Panatta en 1976. Tendrá que esperar. Alcaraz se ha levantado de las cenizas y en una demostración de orgullo ha ganado su quinto torneo del Grand Slam con la misma edad con la que lo había logrado Nadal (4-6, 6-7, 6-4, 7-6 y 7-6). Aún no ha perdido ningún final del Grand Slam. Las ha ganado todas.

La final cerraba un torneo que había empezado con un merecido homenaje a Rafa Nadal hace unas semanas. El jugador de Manacor había inaugurado una pequeña placa con su nombre y su huella en la pista central, placa que los jugadores ven cuando entran a jugar. Como si fuera un recordatorio de quien ha mandado más veces aquí, de quien mejor ha dominado la tierra batida de la capital francesa. Pero el tiempo es cruel. Aquellos que han enamorado en el pasado quedan arrinconados en los libros de historia una vez retirados, ya que toca hacer espacio a las nuevas generaciones. Es el triunfo de la vida, que da paso a los jóvenes. Y qué par estos. Dos jugadores "que se harán un harto de ganar" en los próximos años, en palabras de Novak Djokovic, derrotado en tres sets por Sinner en las semifinales. El italiano tiene 23 años y el murciano, 22. Dos jugadores que han revolucionado el circuito en los últimos años, y han conseguido que llorar para ver cómo se marchan Federer, Nadal y pronto Djokovic, no haga tanto daño. La final enfrentaba a dos jóvenes que aún no habían perdido ningún final del Grand Slam: Alcaraz había ganado las cuatro que había jugado y Sinner, las tres en las que había hecho pie. Uno de los dos estaba destinado a perder por primera vez.

Sinner llegaba con unas cifras que daban miedo: no había perdido ni un solo set en París. Tras los tres meses sancionado por un dopaje, el jugador del Tirol del Sur había ido abriendo paso al regreso a las pistas. Y eso que volvía a un calendario en el que mandaba la tierra batida. Sinner se siente más cómodo en una pista rápida, como había quedado claro en la final de Roma de hace pocas semanas, cuando Alcaraz le había superado fácilmente. Pero Sinner es frío y trabajador. Nada de alegría mediterránea, él es hijo de Tirol, italiano de habla alemana. Parece más cercano a la escuela de Federer. Estudia a sus rivales, medita qué hacer y juega con seguridad. Domina la pista, golpea fuerte, falla poco. Alcaraz, sin embargo, es más explosivo. La mayor parte de puntos espectaculares los gana él, corriendo por la pista y estallando el balón. De salida, los mejores puntos ganadores eran marca de la casa del murciano, pero también desperdiciaba demasiadas bolas de rotura de servicio de salida. Y el primer set lo ganó Sinner por 6-4, cometiendo pocos errores. Sin mostrarse demasiado expresivo y sin descentrarse.

Alcaraz vive con la presión de saber que todo el mundo espera que no pierda nunca. Él mismo admitió que a veces se descentra. Que más de una vez ha necesitado marcharse de fiesta a Ibiza o se ha escondido en Disneyland después de alguna derrota, porque siente la presión. Y aún no siente que él tenga que ser de esos que vive sólo por el tenis. A París llegaba entre debates sobre su forma de ser, con grandes jugadores como Verdasco o Moyà diciendo que creen que no podrá seguir los pasos de Navidad si no se esfuerza más. Y cierto que cuando quiso subir el ritmo de juego al segundo set, empezó a fallar. Quería ajustar la bola y no le salía. E iba viendo cómo Sinner, cada vez más acertado, marcaba el 5-2. Sin embargo, Alcaraz nunca desfallece y se aferró al partido llegando al tie break con una rotura de servicio salvador. Pero Sinner le devolvió el golpe al tie break, dominándolo con cierta facilidad para situarse 2 a 0.

Carlos Alcaraz pasaba a jugar sin red de seguridad. break para mantenerse vivo. Aunque Sinner devolvió la rotura de servicio situando el 5-4 con saque a favor, fue el murciano que se llevó el tercer set devolviéndole el golpe con blanco en Alcaraz alargando la final haciendo soñar a sus aficionados que solía hacer Nadal cuando todo perdía. El italiano no pareció afectado por este hecho y fue castigando a Alcaraz con su frialdad. break que buscaba.

Pero Alcaraz siempre reacciona cuando está contra las cuerdas y con 5-3 a favor de Sinner, salvó tres balones de partido con 0-40 al saque. Y después conseguiría el break que le permitió ir hasta el tie break, en el que Sinner comenzó a dudar. No lograba acabar de sacar del partido a un Alcaraz con más vidas que un gato. Cuando el murciano ganó el cuarto set, todo el mundo sabía que ya no había escapatoria: él iba a ser el campeón, aunque Sinner siguió luchando con carácter en el quinto set, levantando un 5-4 en contra para seguir con vida. Pero el viento ya soplaba a favor de un jugador que ganaría en el tie break con contundencia (10-2). Un hombre que juega con el corazón mientras que Sinner busca la perfección. Uno quiere tenerlo todo calculado y el otro no entiende lógica. De hecho, le gusta ir contra la lógica para ganar partidos como éste.

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