La felicidad sobre ruedas: ¿por qué los jugadores del Barça circulando en bicicleta provocan tanta empatía?

Poco rato después de que el Barça se proclamara campeón de Liga, cuatro jugadores del primer equipo fueron identificados pedaleando por Barcelona. Dani Olmo, Iñigo Martínez, Eric Garcia y Pedri cogieron unas bicicletas del servicio de Bicing de la ciudad para acudir a la cena de celebración del título tras visitar a Ferran Torres en el hospital. Los vídeos de los cuatro futbolistas, eufóricos, circulando juntos por la Diagonal, nos remitían a una felicidad adolescente y vibrante que recordaba algunas películas de los años ochenta. El vídeo del propio Olmo grabándose en primer plano mientras conducía la bici, hablando a sus compañeros, aún remitía más. Películas como ET, el extraterrestre y Los Goonies, con imágenes de los niños protagonistas corriendo con sus bicicletas, se han convertido en icónicas, y nos transportan a ese estado de ánimo ya una época muy concreta de nuestras vidas. Son muy significativas para aquellas generaciones que, en verano, tenían la sensación de controlar sus vidas cogiendo fuerte el manillar en las calles que bajaban. La bicicleta, en el cine y en las series, significaba la evasión del mundo adulto y las normas. Se convertía en un símbolo de amistad, de aventura y, por encima de todas las cosas, de libertad. Las fugas en bicicleta siempre representaban un viaje hacia la emoción y el descubrimiento. De hecho, cuando ahora vuelves a coger una bicicleta parece que recuperes una parte de esa infancia. De todas las celebraciones que hemos visto de la Liga, esta de la excursión intrépida sobre dos ruedas parece responder a una necesidad instintiva de encauzar una alegría desbordante. El acto de circular en bicicleta multiplica su felicidad, la hace más tangible, más real. Incrementa la intensidad del momento. Porque ir en bicicleta te hace sentir parte del mundo. La bicicleta fue también el sistema de transporte de los más humildes. Ese trayecto corto de los cuatro futbolistas del Barça tiene algo de regreso a la esencia de sí mismos, liberándose de la presión y las convenciones que te limitan cuando eres una estrella del fútbol.

A Elogio de la bicicleta, el antropólogo francés Marc Augé sentenciaba: "Nadie puede hacer un elogio de la bicicleta sin hablar de sí mismo. La bici forma parte de la historia de cada uno de nosotros. El aprendizaje nos remite a momentos particulares de la infancia y la adolescencia. Gracias a ella, todos hemos descubierto un poco de nuestro propio cuerpo, de sus capacidades ligada. Para alguien de mi generación, hablar de la bicicleta es evocar, fatalmente, muchos recuerdos. Pero estos recuerdos no son sólo personales;

Por eso las imágenes de Dani Olmo, Iñigo Martínez, Eric Garcia y Pedri circulando en bicicleta provocaban tanta empatía. Los cuatro parecían estar en el clímax de la felicidad. Las imágenes te contagiaban la sonrisa y, a la vez, una enorme nostalgia por esa felicidad tan absoluta, inconsciente, incondicional, alocada, que te hace creer que vuelas, que todavía no tiene ningún miedo ni ninguna grieta.