Finanzas

Criteria y el Estado, sociedad ilimitada

El gobierno español y La Caixa trabajan de la mano para blindar sus intereses en Telefónica o Naturgy

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Pedro Sánchez e Isidre Fainé.

Barcelona"¿Tú sabes lo que supone tener el Estado en un 17% en el capital de tu empresa?" Un importante directivo catalán se exclamaba así cuando trataba de explicar la enorme fuerza que tendría el gobierno español en CaixaBank, la principal empresa de Catalunya, tras la absorción de Bankia, que hizo que el FROB pasara a ser el segundo máximo accionista por detrás de La Caixa, que tiene casi un 32%. "El Estado mandará e influirá mucho", afirmaba esa misma voz. Tres años después, la previsión de ese directivo queda confirmada sólo en parte: el Estado, en efecto, tiene un enorme peso en CaixaBank. Pero la influencia del gobierno español en el principal grupo catalán no ha llegado por la vía de la imposición, sino de la mano de una entente cordiale que en las últimas semanas ha sido más visible que nunca.

La sorprendente irrupción del fondo árabe STC en Telefónica fue el primer exponente: mientras el Estado advertía que se trataba de una compañía estratégica y ponía mala cara a una operación que ha causado su histórico regreso a la compañía con, por el momento, un 5% que debe acabar siendo un 10% de acciones, Criteria reforzaba su posición en la teleco española hasta alcanzar el 5%. Todo ello para conformar un núcleo duro español al que se suman el BBVA (4,8%) y el propio CaixaBank (2,5%), y con el que se blinda el control de una compañía estratégica. Cabe recordar que el presidente de Telefónica es José María Álvarez-Pallete, una de las personas más cercanas a Isidre Fainé, presidente de La Caixa e histórico vicepresidente de Telefónica.

De Talgo a Naturgy

Si el Estado y Criteria han jugado en el mismo equipo en Telefónica, lo mismo puede decirse de la situación en Naturgy. Criteria se encontraba en la difícil situación que dos de los grandes fondos que tenía en el accionariado de la gasista (GIP y CVC) querían salir para hacer caja. Y para sustituirlos, la apuesta es TAQA, un gran grupo energético de los Emiratos Árabes que, vía opa amistosa, podría obtener nada menos que un 41% de acciones. Nunca en la historia reciente de la compañía catalana, heredera de Catalana de Gas y Gas Natural, un accionista ha tenido más peso que Criteria, algo que ahora podría darse. Pero, contrariamente a lo ocurrido en Telefónica, el Estado no se ha mostrado hostil al movimiento. El gobierno se ha limitado a decir que está al corriente de las negociaciones entre Criteria y Abu Dhabi y, tímidamente, ha dicho que no excluye la posibilidad de entrar en el accionariado de la gasista. Cabe decir que El Confidencial advertía esta semana que las relaciones entre Argelia, principal proveedor de gas natural de España, y los Emiratos Árabes están deterioradas y que el movimiento puede acarrear malestar.

Esta carencia de beligerancia con TAQA choca con la actitud dura del gobierno en el caso de la opa húngara sobre Talgo, donde según ha confirmado el ARA, la Moncloa ha sondeado a Criteria para hacer una contraopa. Cabe recordar que la alternativa que planteaba Naturgy a una situación como la que vive ahora, debiendo buscar fondos inversores en el extranjero, era el proyecto Géminis, planteado por su presidente, Francisco Reynés, que quería escindir a la compañía entre negocio regulado y no regulado, en una jugada similar a la que hizo en su día con Abertis y Cellnex. Pero entonces el gobierno, y especialmente la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se opusieron a ello.

Una relación más allá de los partidos

Fuentes conocedoras explican que la relación personal entre Fainé, presidente de La Caixa y de Criteria, y Pedro Sánchez, presidente del ejecutivo español, es “estrecha” y que no debe extrañar que “vayan de la mano en todo”. De hecho, Fainé fue el primer empresario con el que Sánchez se reunió al arrancar esta legislatura. “Hay sintonía, pero no es nuevo; La Caixa siempre ha apostado por empresas de perfil estratégico, en mercados regulados o de colaboración público-privada, lo que le ha llevado a tener mucha relación con los distintos gobiernos”, explican fuentes empresariales.

Cabe recordar que Fainé tiene una legendaria habilidad para entenderse con políticos y administraciones de todos los colores. Ejemplos sonados de ello fueron el cambio de la ley financiera y la ley catalana de cajas en el 2002, que precipitó el adiós de Josep Vilarasau, su predecesor como presidente de La Caixa, al cargo de mayor influencia que hay en Cataluña. En esa operación tuvieron un papel Rodrigo Rato, entonces vicepresidente económico del gobierno del PP, y Artur Mas, consejero jefe por parte de CiU en la Generalitat. También cabe recordar el decreto Guindos, que posibilitó que CaixaBank –y la práctica totalidad de las empresas de la galaxia de La Caixa– pudieran abandonar Catalunya después del 1-O sin pasar por junta de accionistas. Este decreto fue negociado entre Fainé y Rajoy, el último presidente del PP, de forma directa.

Un equipo 'PSOE friendly'

Pero, seguramente, La Caixa estaría igual de bien relacionada con el gobierno aunque fuera de otro color: “Si ahora tuviéramos a Feijóo en la Moncloa, la relación sería igual de buena”, explican fuentes empresariales. “Pero Fainé habría optado por un equipo más PP Friendly”, añade esta voz, que recuerda a figuras influyentes en La Caixa como Juan José López Burniol y muy especialmente Ángel Simón, recientemente nombrado consejero delegado de Criteria, muy cercanos al PSOE.

De hecho, las relaciones son tan buenas que en los despachos de poder madrileños ya se asume que tras CaixaBank, Telefónica y Naturgy, el Estado y La Caixa pueden colaborar de nuevo en otra empresa estratégica. Especulan, en este caso, con el grupo Prisa, propietario del diario El País o de la Cadena Ser.

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