Unas cuentas para apagar fuegos y poco más

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La fachada del Palau de la Generalitat, sin la bandera española

El presupuesto que hoy ha presentado la consejera de Economía y Hacienda en el Parlament de Catalunya es, sin duda, una muy buena noticia. Aprovecha los últimos momentos de bonanza en las cuentas públicas antes de que se vuelva a aplicar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento vinculado a la Unión Económica y Monetaria. Recordemos que se había suspendido por poder desplegar políticas compensatorias del impacto de la Covid-19 y el cierre de muchas actividades económicas. El déficit del presupuesto ya es muy pequeño (0,1% del PIB), pero la presión para contener gastos será muy grande en los próximos años. Sería una irresponsabilidad no aprobarlo.

Pero, sin embargo... Cuando miramos hacia atrás, la satisfacción por el crecimiento de los recursos a disposición de la Generalitat debe confrontarse con una evaluación de la que representan estas cifras cuando las comparamos con las de pasados ​​bastante recientes. Nominalmente, a precios corrientes, son los más expansivos de la historia. Pero, si los analizamos a precios constantes y en términos per cápita, nos encontramos con que esto no es exactamente así. Son los presupuestos más expansivos desde el impacto de la crisis financiera en las cuentas públicas de la Generalitat. Si comparamos con el presupuesto que se aprobó para el año 2010, cuando todavía este impacto no había penetrado en los ingresos de la Generalitat, el gasto presupuestado en 2010 era de 6.530 € per cápita a precios de ahora. En el presupuesto que hoy se ha presentado, y en magnitudes comparables (capítulos 1 a 8, incluyendo la aportación del Estado a los entes municipales, que se vehicula a través de la Generalitat), hablamos de 5.455 € per cápita a precios corrientes. Estamos un 16,5% por debajo de ese máximo.

En pocas palabras: los recursos a disposición de la Generalitat para hacer frente a las políticas que en algún momento del pasado se habían podido desplegar siguen siendo insuficientes. Permitirán hacer frente a nuevas necesidades, pero no cubrirán todas las que se habían cubierto. Eso sí, esperamos que permitan apagar fuegos y hacer frente a la sequía. En pocas palabras: la financiación de la Generalitat sigue siendo un problema que debe resolverse.

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