Unión Europea

¿A què se dedica el organismo que quiere presidir Calviño y que ha financiado el metro de Barcelona?

La ministra de Asuntos Económicos en funciones opta al Banco Europeo de Inversiones

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La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos en funciones, Nadia Calviño, en una imagen de archivo.

MADRIDEl metro y el Puerto de Barcelona o algunas políticas de acción climática del Ayuntamiento de la capital catalana. Son sólo algunos ejemplos en los que el Banco Europeo de Inversión (BEI) ha entrado en juego como brazo financiero de la Unión Europea. Este organismo, hasta ahora desconocido por la mayoría de los ciudadanos, ha captado todos los focos después de que el viernes la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos en funciones, Nadia Calviño, se postulase formalmente para presidirlo.

Lo cierto es que aunque el BEI tiene un papel clave en términos de financiación, cuando se habla de un banco europeo lo primero que vienen a la cabeza son las siglas del Banco Central Europeo, el BCE, presidido por Christine Lagarde, y que desde hace poco más de un año también está protagonizando los titulares de prensa por el endurecimiento de la política monetaria con la subida de los tipos de interés. "No podíamos dejar pasar la oportunidad [de la candidatura]", ha insistido Calviño este lunes, que ha recordado que se trata de un puesto que es "fundamental" para la financiación de "grandes proyectos de inversión", ha dicho en declaraciones a TVE.

La principal función del BEI es la de conceder financiación para proyectos que contribuyan a alcanzar los objetivos de la UE, tanto dentro de sus fronteras como fuera. Así pues, deben ser proyectos de interés público. Esta financiación puede darse por la vía del préstamo (el Banco Europeo de Inversiones ofrece crédito a clientes de todo tipo, públicos y privados, bajo condiciones favorables), o por la vía de la financiación combinada (se permite combinar la financiación que se recibe del BEI con otras inversiones). Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto no se traduce en dinero que sale del presupuesto de la Unión Europea, sino que el BEI se financia a través de los mercados de capital: mercados financieros en los que se compra y se vende deuda a largo plazo. Asimismo, también ofrece asesoramiento y asistencia técnica.

Pese a que el 90% de la financiación se destina a Estados miembros de la UE, también se financian proyectos de países que son candidatos a entrar en la Unión Europea, así como terceros países, aunque en menor grado.

Sin embargo, todo ello debe estar vinculado a proyectos que impulsen el crecimiento económico y el empleo, la mitigación del cambio climático y el fomento de las políticas vinculadas a la cooperación y el desarrollo con un impacto en otros países. A través de éstos se busca la mejora de la industria, las redes de transporte y las comunicaciones, entre otros. Por eso, entre sus financiaciones está la ampliación del Puerto de Barcelona en ejercicios anteriores.

En el contexto actual, se trata de piezas clave de la agenda europea actual, marcada por las debilidades que ha hecho aflorar la pandemia y la guerra en Ucrania: desde la falta de tecnología hasta la dependencia energética de los combustibles fósiles y los sus proveedores, como Rusia.

72.500 millones en el 2022

España es uno de los países que más depende de la financiación del Banco Europeo de Inversiones, de ahí que la idea de una presidencia española sea tan suculenta. Sólo en el 2022, de los 72.500 millones que movilizó al BEI, la mayor parte se destinó a proyectos vinculados a la transición energética y cerca de 10.000 millones tuvieron como destino el Estado. Es el segundo país, junto a Francia, que más financiación recibió. Por delante de Italia.

En Catalunya, uno de los últimos acuerdos firmados con el BEI afecta a Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). La gestora del transporte público del área metropolitana firmó un acuerdo de asesoramiento para impulsar planes de prevención contra el acoso en el transporte público. Un acuerdo que se enmarca en el proyecto de financiación por valor de 50 millones de euros para la adquisición de nuevo "material móvil", como vagones de metro.

El intento fallido de Magdalena Álvarez

El BEI nació en 1958 y su lugar de residencia es Luxemburgo. Desde el año 2012, su presidente es el alemán Werner Hoyer, que provenía del gobierno de Angela Merkel. De hecho, en ese momento una española levantó el dedo para presidir este organismo: la socialista Magdalena Álvarez, que entonces era una de las ocho vicepresidentas del organismo, cargo que abandonó en el 2014 por su imputación por el caso de los ERE en Andalucía. Hoyer fue reelegido en 2017. Aparte del presidente y los ocho vicepresidentes, el BEI tiene un consejo de administración en el que están presentes un consejero de cada país de la UE y uno de la Comisión Europea.

Calviño ahora tampoco se presenta sola. Entre sus competidores se encuentra la danesa Margrethe Vestager, actual vicepresidenta de la Comisión Europea, y el ex ministro de Finanzas italiano durante el último gobierno de Mario Draghi, Daniele Franco. "La candidatura es fuerte", ha presumido Calviño al preguntársele por las opciones que tiene. Si acaba o no siendo presidenta lo acordarán los ministros de finanzas europeos en el Ecofin informal que se celebrará el 15 y el 16 de septiembre en Santiago de Compostela (Galicia), aunque formalmente se votará en el consejo del BEI del 'octubre.

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