Fiscalidad

Deuda de pobre, deuda de rico: el peso de los créditos según la renta

Entre 2017 y 2020 los hogares endeudados crecieron hasta el 57%, la tasa más alta desde 2002

El crédito al consumo, notablemente más caro que la hipoteca, es más habitual en las familias de menos poder adquisitivo
06/08/2022
4 min

MADRIDLa deuda, como el nivel de vida, depende sobre todo de la renta de las familias. Esta es una de las muchas conclusiones que se extraen de la Encuesta financiera de las familias del año 2020 que el Banco de España publicó hace dos semanas. En 2020, el nivel de deuda de las familias en España logró registros que no se veían desde hacía casi dos décadas. Un 57% de los hogares tenía algún tipo de deuda pendiente, la tasa más alta desde 2002 (42,5%). De media, estas deudas suponían el 11,4% del valor de los activos de las familias, es decir, el dinero con el que cuentan: ya sea en efectivo, porque están en una cuenta bancaria o, depósitos, inmuebles, etc.

Ahora bien, para aquellos hogares que se situaban por debajo de la riqueza neta media de aquel año (que era de 122.000 euros, teniendo en cuenta solo los activos reales y financieros), la deuda en relación con el valor de los activos aumentaba hasta el 45%. Así pues, el peso que tiene la deuda para una familia varía, y bastante, en función de su situación socioeconómica. Pero no solo lo hace el peso, sino también su objetivo. ¿Qué lleva a una familia a recoger esta obligación financiera con una entidad bancaria? Tradicionalmente, en España la deuda de las familias está vinculada a la vivienda en la que se vive, es decir, en la firma de una hipoteca. De hecho, gran parte de la deuda vigente sigue vinculada a la compra de la casa principal, tal como se puede ver en la gráfica que acompaña este artículo. Ahora bien, si se analiza observando los tramos de renta familiar, aparecen los matices.

Distribución del valor de la deuda de les familias
Objetivo de la deuda según el tramo de renta sobre el total de población

Los hogares que están en el tramo más bajo, es decir, que cuentan con menos renta, ven cómo el peso de “otras deudas pendientes” es mayor (22,8%). Se trata de deudas vinculadas fundamentalmente al crédito en el consumo, que se piden a menudo para comprar bienes duraderos como por ejemplo un coche o electrodomésticos. Este es un tipo de préstamo que las entidades financieras empezaron a comercializar intensamente después de la crisis financiera y el boom inmobiliario para recuperar la rentabilidad perdida después de 2008. A modo de ejemplo, en 2017, la concesión a las familias de créditos para este tipo de gasto llegó a los 43.148 millones de euros, cifra que no se veía desde el año 2007 y que, incluso, superaba el crédito destinado a nuevas hipotecas, según datos del propio Banco de España. En cambio, cuando la lupa se pone en el lado opuesto, es decir, en las familias del tramo más alto o con más renta, este tipo de crédito en el consumo queda relegado al 12,2%. 

¿Para qué pidieron un crédito aquellos hogares con rentas más altas? Aquí gana peso la compra de otras propiedades inmobiliarias más allá de la habitual, como puede ser una segunda o tercera residencia. En estas familias, en 2020 este factor suponía el 40,7% de su deuda, cuatro veces más que en los hogares del tramo más bajo (10,5%) o casi más del doble que las familias en un tramo de renta medio (18,7%). Esto hace que en el caso de los hogares con más renta la deuda vinculada a la compra de la casa principal caiga por debajo del 50% del total de la deuda pendiente. 

Más familias, menos deuda

El Banco de España también destaca que, si bien entre los años 2017 y 2020 creció el número de hogares endeudados, como se ha dicho al comienzo, el volumen medio de la deuda se redujo un 6,1%. Es decir, crecen los créditos, pero son de menos valor. Entre los hogares que vieron aumentar su deuda destacan las del tramo inferior de renta, en los que además alguien de la familia está en el paro o no tienen a ningún miembro trabajando. 

Aun así, desde 2017 también ha aumentado el porcentaje de familias que destinan más del 40% de su renta bruta al pago de la deuda pendiente. Vuelven a ser familias con las rentas más bajas; jóvenes que se han emancipado –se vincula a la compra de una hipoteca– o familias en las que alguno de los miembros está en el paro. Así, mientras que en 2017 un 9% de las familias más empobrecidas dedicaban más del 40% de la renta bruta a pagar la deuda, esta proporción se disparó en 2020, cuando ya afectaba el 15% de los hogares de menos renta.

Impacto por los tipos de interés

La anunciada subida de tipo repercute directamente sobre las familias más endeudadas y las que tienen menos ingresos. El anuncio del Banco Central Europeo de una subida de 0,50 puntos se traduce en un encarecimiento de la deuda. Si bien el efecto más inmediato lo notarán aquellas personas que tienen hipotecas a tipo variable, también aquellas que tienen créditos en el consumo y que, de por sí, suelen tener unos tipos de interés más elevados. A ojos del Banco de España, esto provocará un incremento de la carga financiera y diluirá el oxígeno que han aportado hasta ahora unos tipos de interés bajo mínimos.

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