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La caída en desgracia del hombre que debía "salvar al mundo"

Larry Summers, uno de los economistas más polémicos de EEUU, dimite de todos los cargos salpicado por el caso Epstein

Larry Summers, en una imagen reciente.
13/12/2025
5 min

BarcelonaLa revista Time del 15 de febrero de 1999 mostraba en portada a tres hombres con ademán condescendiente y al titular "El comité para salvar al mundo". En medio, Alan Greenspan, entonces todopoderoso presidente de la Reserva Federal (la Fed, el banco central estadounidense), aparecía rodeado por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, y su número dos, Lawrence "Larry" Summers. La revista destacó el papel de los tres economistas para gestionar las recientes crisis financieras en México, el sudeste asiático y Rusia.

Aquella portada fue un trampolín para Summers, el menos conocido de los tres. En julio de ese 1999 sustituyó a Rubin al frente del Tesoro (equivalente al ministerio de Economía) y durante muchos años fue uno de los economistas más respetados de EEUU, donde sobresalió como uno de los artífices del giro neoliberal del Partido Demócrata: fue un firme defensor de la desregulación financiera, el libre comercio y las libre comercio.

Un cuarto de siglo después de aparecer en TimeSin embargo, la reputación de Summers estaba bajo mínimos y se derrumbó por completo el mes pasado cuando tuvo que plegar de todos los cargos que aún ocupaba a los 70 años al salir a la luz pública su estrecha vinculación con el financiero y pederasta Jeffrey Epstein. Es la estocada final a una carrera que, gracias a sus contactos con las esferas del poder, hasta hace poco se había mantenido inmune a errores y escándalos.

Nacido para formar parte de la élite

Summers estaba llamado a ser economista desde que nació en Connecticut en 1954, hijo de un matrimonio judío de profesores de la Universidad de Pensilvania y sobrino de dos Nobeles de economía, Kenneth Arrow y Paul Samuelson. Con 16 años acudió al Massachusetts Institute of Technology (MIT) a estudiar física, pero se licenció en economía. Obtuvo su doctorado en Harvard en 1982, donde fue uno de los profesores más jóvenes antes de ser economista jefe del Banco Mundial.

Dio el salto al gobierno con la administración de Bill Clinton. Su etapa como mano derecha de Rubin y secretario del Tesoro estuvo marcada por el fuerte crecimiento de la economía y del sector financiero. Al fin y al cabo, él fue uno de los responsables de la eliminación de la ley Glass-Steagal –la norma que separaba a la banca de inversión de la comercial–, lo que fue, según la mayoría de expertos, lo que permitió a los grandes bancos estadounidenses apostar fuerte por la burbuja inmobiliaria y las hipotecas subprime.

En este aspecto, el punto más oscuro de su gestión seguramente fue su encontronazo con Brooksley Born, presidenta de la CFTC, uno de los entes reguladores del sector financiero en EEUU. En 1999 Born pidió que la administración controlara los complicados productos financieros con los que los bancos empaquetaban hipotecas baratas valoradas en miles de millones de dólares. Estos productos fueron los que, cuando estalló la burbuja en EEUU en el 2008, provocaron la mayor crisis económica global desde la Gran Depresión.

Larry Summers en una imagen de archivo.

Summers y Greenspan convencieron al Congreso de que prohibiera a la CFTC regular en modo alguno los derivados. Born dimitió. Summers, en cambio, dejó el gobierno en el 2000 para presidir a Harvard. Allí generó un escándalo público cuando defendió en una conferencia que los hombres tienen mayor éxito que las mujeres en carreras científicas por razones biológicas. Pero ni el machismo ni la desregulación bancaria fueron óbice para que en el 2009, en plena crisis financiera, Barack Obama le hiciera director del Consejo Económico Nacional que asesora al presidente de EEUU.

Pese a las simpatías y ofertas de empleo de empresarios y políticos, la responsabilidad por la crisis dejó tocada la reputación de Summers, que pasó a ser blanco de críticas de la izquierda y del ala populista del Partido Republicano. Obama, un demócrata centrista, intentó hacerlo presidente de la Fed, pero él mismo se retiró al ver que no recibiría el apoyo del Congreso por la oposición de los senadores más progresistas, que consideraban intolerable poner al frente del banco central a uno de los creadores de la laxa regulación que había traído el colapso de la banca. Igualmente, cuando en el 2020 Joe Biden ganó las elecciones y se dispararon los rumores de que tendría un nuevo cargo en el gobierno, Summers también se autodescartó ante las críticas.

Quizá por eso durante casi una década se dedicó a atacar a la Fed y los gobiernos estadounidenses por lo que consideraba un exceso de gasto ya augurar una hecatombe en los mercados de deuda. Las previsiones no se cumplieron, pero le valieron burlas de economistas de izquierdas, como el premio Nobel Paul Krugman.

Amistad con Epstein

Ahora bien, lo que ha terminado de apartar a Summers de la esfera pública no ha sido su gestión ni sus ideas, sino su relación con Jeffrey Epstein, el empresario condenado en el 2005 por un caso de pederastia. En 2019 estalló el llamado caso Epstein cuando el empresario fue detenido por gestionar una extensa red de prostitución infantil que habrían utilizado todo tipo de famosos, políticos y millonarios. Epstein se suicidó en prisión, según la policía, pero su muerte ha despertado todo tipo de teorías conspirativas.

Mientras Summers era presidente, Harvard cedió una oficina al reconocido pederasta cuando éste dio 25 millones de dólares a la universidad. Los documentos judiciales muestran que Summers habría viajado al menos cuatro veces con el avión privado del empresario y el día antes de su detención, Summers le envió un email pidiéndole consejo para seducir a una "discípula" con quien quería iniciar una relación extramatrimonial.

El correo podría dejar en una posición complicada al matrimonio de Summers con la poeta y académica Elisa New, pero ella también está salpicada por el escándalo. En 2017 Epstein prometió dar medio millón de dólares a un programa de la televisión pública que presentaba New y, en un email al empresario un año más tarde, la poeta le decía que releería Lolita, de Vladimir Nabókov, una novela en la que el protagonista abusa sexualmente de su hijastra de 12 años y que Epstein aseguraba que siempre guardaba en la mesilla de noche. Por si fuera poco, Summers y New pasaron parte de su luna de miel en la isla privada del financiero en el Caribe meses antes de que fuera arrestado en el 2005.

El escándalo Epstein ha obligado a Summers a dimitir de sus posiciones en Harvard, la Universidad Yale y en el think tank Brookings, así como del consejo de administración del gigante de la inteligencia artificial OpenAI. En una carta expresó arrepentimiento por su "relación" con el empresario pederasta. Del resto de escándalos y errores, ni una palabra.

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