Telecomunicaciones

El adiós a las centrales de cobre pone punto final a la era del ADSL

La red de internet que revolucionó los hogares en España se despide tres décadas después

Telefónica cierra 29 centrales de cobre en Baleares para avanzar en la digitalización de la red.
04/05/2024
4 min

MADRIDLa modalidad básica costaba unas 9.000 pesetas al mes (unos 55 euros) y abría la puerta a dejar de tener en cuenta el tiempo de conexión a internet, mientras que la velocidad seguía siendo el principal handicap. Así era, a grandes rasgos, la primera tarifa de ADSL de finales de los 90 que Telefónica empezó a comercializar entre la población. Ahora, 24 años después, uno de los grandes cambios tecnológicos de finales del siglo XX –es la red que revolucionó la conexión a internet de los hogares españoles– empieza a decir adiós.

Si bien es cierto que el ADSL no va a desaparecer de un día para otro, sí que tiene los días contados. De hecho, según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), hoy sólo quedan 400.000 líneas en todo el Estado con conexión a Internet a través de esa vía. Por tanto, ya son una minoría. Pero su futuro no es nada prometedor, y el motivo de fondo no es que las operadoras dejen de comercializar esa conexión a internet, sino el cierre de las centrales de cobre, la infraestructura básica del ADSL.

Las centrales de cobre permiten transmitir los datos (a través de las líneas de cobre) y conectarse a Internet. Las de España están en manos de Telefónica, que durante años funcionó como empresa pública y controlaba el mercado en exclusiva. Cuando una central de cobre cierra, ni Telefónica ni otros operadores pueden acceder a la red de cobre, por lo que el ADSL tiene los días contados. También por eso la CNMC, organismo que preside Cani Fernández, juega un papel clave en todo ello. Su supervisión nace para "evitar posibles abusos durante el proceso de cierre por parte de interesados ​​en promover cambios de operador de forma indebida y dar seguridad a los usuarios", defiende el ente.

Coincidiendo con su centenario, Telefónica puso fecha al apagón de estas centrales y, por tanto, del ADSL: el pasado 19 de abril. Sin embargo, se trata de un proceso que no es nuevo, ya que empezó hace nueve años. En 2015 cerraban las dos primeras centrales de cobre en el Estado, una de ellas en Sant Cugat del Vallès. Está previsto que la última central de cobre existente en el Estado se apague en el 2026 (aún quedan 5.615 centrales operativas, según los últimos datos del organismo supervisor).

Telefónica, sin embargo, se ha fijado esta fecha para que, aparte de no registrar más altas, la operadora se ha puesto entre ceja y ceja que los clientes que le quedan a través de esta vía migren hacia otras opciones de conexión este 2024. Aunque no hay datos oficiales de cuántas líneas de ADSL tiene hoy en día la teleco española, desde hace tiempo la compañía ha iniciado un proceso de búsqueda por tierra, mar y aire de los últimos usuarios para que, llegado el momento definitivo, no se queden sin conexión.

Posición "privilegiada" de fibra óptica

La compañía que preside José María Álvarez Pallete anunció la migración del ADSL a soluciones de ultra banda ancha (UBB) que son superiores a la actual infraestructura de cobre. En la inmensa mayoría de los casos, esta banda ancha es fibra óptica hasta el hogar (FTTH), una tecnología que desde que aterrizó en 2007 no ha dejado de abrirse camino a España. De hecho, España se sitúa en una posición "privilegiada". Desde el sector se presume que es, junto a Japón o Singapur, uno de los países del mundo con la "mejor red de fibra óptica". La red de fibra es superior a la de cobre en términos de "velocidad, estabilidad y eficiencia energética", sostiene la CNMC.

Sin embargo, aunque el ADSL tiene los días contados en España, todavía hay zonas donde tardará un poco más en desaparecer. Son aquellas que bien por los límites de la orografía, bien por normativas específicas como las que regulan los centros históricos de las ciudades, o bien por la poca densidad de población (las operadoras no lo ven atractivo económicamente) no cuentan con fibra óptica o una alternativa. En muchos países de la Unión Europea, mantener el ADSL en ciertas zonas aisladas es casi un imperativo. Por todo ello, las administraciones públicas también se han visto empujadas a lanzar millonarios planes públicos.

Éste es uno de los motivos principales por los que la CNMC reguló que el cierre de las centrales de cobre fuera progresivo y culminara en el año 2026. Incluso durante el diseño del cierre de las centrales de cobre, poner fecha no siempre ha sido fácil. Es el caso de la central de cobre de San Marcial, en San Sebastián (País Vasco). Su cierre debía producirse en el 2021, pero estuvo suspendido hasta hace poco por las dificultades para desplegar alternativas en la parte vieja de la ciudad. La nueva fecha de cierre es, a priori, el 24 de mayo de ese año.

Pero llegado el día de la total desaparición de estas centrales de cobre y, por tanto, de las líneas de cobre, las operadoras deben ofrecer alternativas al ADSL para poder conectarse a internet y, como recuerda la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, deben hacerlo "sin coste añadido" para el ciudadano. En este caso, aparte de la fibra, existen entornos con menos red desplegada donde se ofrece la conexión a través de radio y, en algunos casos muy extremos, incluso a través de satélite.

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