De Cerdanyola a Atacama: los catalanes que hacen el mayor telescopio del mundo
Sener impulsa desde Catalunya partes de un widget de tecnología punta llamado a resolver la incógnita de si hay vida en otros planetas
BarcelonaEl mayor telescopio jamás construido está en Canarias y tiene un diámetro de 10 metros en el primero de sus espejos. Pero esta plusmarca, digna de pregunta del Trivial, cambiará de manos en pocos años, cuando un mastodóntico proyecto en el que hay profesionales catalanes implicados se ponga en funcionamiento.
En el momento que esto llegue, los 10 metros del récord actual pasarán a ser 40, la capacidad colectora de la luz se multiplicará por 16 y ya no serán las islas españolas las que puedan presumir del aparato: el nuevo prodigio técnico entrará en funcionamiento en el desierto de Atacama, en Chile. Y las previsiones son claras: nunca la humanidad habrá dispuesto de unas gafas más potentes para mirar en el cielo y abordar los misterios del Universo. El proyecto lo financia el Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés), que en 2019 arrancó el ambicioso proyecto ELT, las siglas de Extremely Large Telescope, el explícito nombre que tiene este reto universal del ingeniería óptica y que en catalán sería telescopio extremadamente grande.
(En este sentido, y en atención a los aficionados al naming, conviene saber que este nuevo telescopio es la versión más realista de un proyecto anterior que también tenía afición a los adjetivos superlativos y que en este caso debía llamarse Overwhelmingly Large Telescope, que equivaldría en catalán a telescopio abrumadoramente grande.)
Detrás de esta causa están los 16 países que la financian, de forma proporcional a su PIB: Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania (en Múnich está la sede central del proyecto), Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, España, Suecia, Suiza y Reino Unido.
Para empezar el proyecto del supertelescopio se abrió un concurso público por las diferentes fases de la ingeniería que comportaba, con un coste que algunas fuentes sitúan cerca de los 1.000 millones de euros. A finales del 2019 la empresa vasca Sener, que tiene un departamento de astronomía en su filial catalana situada en Cerdanyola del Vallès, firmaba el acuerdo para tres partes distintas: el espejo secundario, el espejo terciario y uno de los mecanismos asociados en el quinto de los espejos que componen la óptica interna del aparato.
“Es el proyecto más difícil que hemos completado”, explica Joan Manel Casalta, responsable de astronomía y ciencia de Sener. Aunque no puede cuantificar el valor económico del proyecto, sí detalla que ha supuesto hasta ahora unas 50.000 horas de trabajo de ingeniería. Dicho de otra forma, el equivalente a siete ingenieros trabajando a jornada completa durante cuatro años y medio.
Las virtudes del desierto de Atacama
¿Cómo termina un proyecto financiado por países europeos en el hemisferio sur y al otro lado del océano? Lo explica Casalta: "El hemisferio sur tiene mucho interés científico a la hora de observar el cielo, se ve diferente", explica. Y Atacama es, en estos casos, un sospechoso habitual: “Es el mejor lugar del mundo para observar el espacio, por una cuestión de contaminación lumínica, porque prácticamente nunca llueve y hay un 90% de días buenos para 'observación”.
Sener, fundada en 1956 por los hermanos Sendagorta, gloria industrial vasca y con sede en el exclusivo barrio bilbaíno de Getxo, recibió pedidos el año pasado por 1.378 millones de euros y cuenta con 3.912 empleados. Se dedica a diferentes ámbitos, como las infraestructuras de transporte, tales como ferrocarriles, líneas de metro y puertos; la energía, centrada en renovables, y el ámbito aeroespacial y de defensa. Uno de sus proyectos en marcha más significativos es la Purple Line de Maryland (Washington DC). En Cataluña el grupo tiene unos 470 empleados agrupados en el Parc de l'Alba, en Cerdanyola del Vallès, y es posible que pronto tengan que cambiar de sede para que empiecen a tener problemas de espacio. Desde aquí lideran la actividad de Sener en los ámbitos de astronomía y ciencia, salas blancas y diagnóstico clínico.
Pero volvamos a nuestro megatelescopio. La idea es que sea más potente que James Webb, la evolución del célebre Hubble, y también que el Grantecan, de Canarias. Pero los dos primeros son telescopios en órbita, lo que les da una ventaja clara: se ahorran las imperfecciones ópticas de la atmósfera. Sin embargo, Casalta explica que las previsiones apuntan a que este proyecto europeo podrá superar la potencia de cualquier otro telescopio.
Si el objetivo se consigue, ¿a qué avances científicos contribuiría este proyecto con huella catalana? Las expectativas no pueden ser más altas. Antes del fin de esta década, cuando se espera que entre en funcionamiento, servirá para explicar cómo se expande el Universo, que es un misterio que la ciencia no ha terminado de resolver. Pero esto no es todo. También aspira a detectar si hay vida en lejanos exoplanetas que tienen características muy parecidas a la Tierra.
De Cerdanyola al Universo más remoto, son las cosas delextremely large globalización.