INDUSTRIA

Un éxito contra la lógica

Altoplast es una empresa de Osona creada al principio de la crisis que fabrica embalajes circulares para automóviles y que ya factura 10 millones de euros

Paula Solanas
2 min
Un éxito contra la lógica

EN 2008 fue una apisonadora. El inicio de la crisis se llevó puestos de trabajo y empresas que no pudieron resistir ante el crash financiero. Pero para Albert Manchón, uno de los peores años para la economía española del nuevo siglo empezó de una forma muy distinta. Este ingeniero industrial vivió la antesala de la gran recesión en Alemania. Primero como camarero y más tarde vendiendo maquinaria en la península Ibérica, tres años después regresó a casa con un único pensamiento en la cabeza: “Todo el mundo que hacía una ingeniería pensaba en crear una empresa o un producto”. Manchón fichó por una compañía que hacía contenedores para el sector del automóvil, pero al poco tiempo el mantra germánico le devolvió a la cabeza y, contra todo pronóstico, en el 2008 creó Altoplast. El negocio consistía en fabricar contenedores para la industria de la automoción: estos embalajes están adaptados a los componentes de los automóviles y permiten que tanto los fabricantes como los proveedores puedan enviarse las piezas múltiples veces.

Manchón puso en marcha el proyecto con un socio, al que en el 2010 compró la mitad de la empresa. Desde entonces ha pasado de ingresar 600.000 euros a cerrar 2019 con una facturación de 10 millones. Por el camino se trasladó de una nave de 800 metros cuadrados de Taradell a una fábrica de 15.000 metros cuadrados en Hostalets de Balenyà, y su plantilla se amplió hasta 110 trabajadores. "Contratamos costureras sin trabajo de más de 50 años y de la comarca, y ahora trabajan algunas de sus hijas", dice. Los productos de Altoplast son cajas de plástico adaptadas a cada prenda, pero en la compañía de Osona también se cosen prendas textiles para proteger los componentes que transportan sus embalajes. La empresa, explica Manchón, trabaja para buena parte de los proveedores de grandes fabricantes, como Seat, Opel y Citroën.

La buena marcha de Altoplast depende, por tanto, de la llegada de nuevos modelos porque todas las cajas están adaptadas a las especificidades de los componentes. "Es un ciclo, nosotros podemos vender donde hay un circuito cerrado", explica Manchón. Sin embargo, desde 2018 la empresa tiene un pie puesto en otro negocio. Ha creado una división para fabricar una parte muy concreta del coche: piezas tapizadas para el apoyabrazos de los paneles de la puerta del Audi A1. La sacudida que se avecina a la industria automovilística no asusta a Manchón, que espera convertir a la larga este negocio en una filial. “Ahora hay mucha ambición por crear aplicaciones, pero todavía hay muchas cosas por producir”, concluye.

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