De extraer oro a Australia a producir petróleo en Irán
William Knox D'Arcy obtuvo del sha permiso para explorar unos terrenos en Persia
Esta primavera, en el mundo empresarial ha rebrotado un rumor recurrente desde hace años: la posible fusión entre los dos gigantes europeos del petróleo, o lo que es lo mismo, entre British Petroleum (conocida comercialmente como BP) y Shell (la nueva denominación de Royal Dutch Shell). Se consume o no la fusión, la realidad es que la historia de ambas petroleras es más que centenaria y está llena de movimientos corporativos. Si queremos encontrar el origen de la British Petroleum, hay que viajar hasta 1901, cuando un inversor adinerado del sur de Inglaterra logró la concesión de unos terrenos en Persia (hoy Irán) para realizar prospecciones petroleras. Su nombre era William Knox D'Arcy, y el proyecto tendría una gran trascendencia histórica.
- 1849-1917
El petróleo no era el primer negocio en el que D'Arcy invertía, porque desde muy joven siguió la tradición familiar y se incorporó a las actividades de su padre, un abogado enriquecido que había emigrado a Australia cuando nuestro protagonista era todavía un adolescente. La estirpe formaba parte de las élites de las islas desde el siglo XIV, porque eran descendientes de lord Darcy Knath, un gobernador principal de Irlanda (en este caso, con el nombre escrito con la misma grafía que uno de los protagonistas deOrgullo y prejuicio; el apóstrofo vino más tarde).
En 1882, una vez independizado del padre, su proyecto inicial fue la explotación de una mina de oro en Queensland (Australia) acompañado de socios locales, a través de la constitución de una sociedad llamada Mount Morgan Gold Mining. La apuesta les hizo millonarios. Por aquel entonces, su vida estaba centrada en la minería y nunca le interesó mucho hacer vida social. Sus únicas distracciones eran la práctica del deporte, especialmente las carreras de caballos, el tiro y el remo. De hecho, llegó a presidir su club de remo y al mismo tiempo fue miembro de la junta del club hípico de la localidad donde vivía. A los cincuenta años y con una fortuna considerable, regresó a su tierra natal, Inglaterra, donde se dedicó a llevar una vida de lujo extremo y alternar con las élites. Pero aquella vida de dispendio continuado tenía un coste muy alto, lo que se combinó con la quiebra del Queensland National Bank –lo que mermó su patrimonio– y con la caída de las acciones de la Mount Morgan Gold Mining. Había que volver a buscar proyectos para multiplicar los panes y los peces.
El siguiente paso, en 1900, fue invertir parte de sus recursos en la búsqueda de minerales y de petróleo en Persia, sobre todo a partir de conseguir la concesión que mencionábamos al principio. Todo empezó con un acuerdo con el sha, que le cedió los terrenos por sesenta años a cambio de 20.000 libras esterlinas más un porcentaje de los beneficios futuros, si la prospección tenía éxito. El proyecto se llevó a cabo bajo el paraguas de un consorcio de inversores al que más tarde se uniría una compañía llamada Burmah Oil Company, de origen escocés. Después de siete años de intentos, el éxito no llegaba y D'Arcy estuvo a punto de arruinarse, por lo que el dinero que aportó Burmah le salvó de la quiebra. El oro negro acabó brotando del suelo persa y aquello llevó a la creación de una nueva compañía, Anglo-Persian Oil Company (1909), que inicialmente lideraría él mismo. También fue el minuto cero de la transformación de la región en territorio de interés geopolítico y nido de perpetuos conflictos.
Retirado de la actividad frenética de los negocios, D'Arcy murió de neumonía en su impresionante mansión Stanmore Hall, en Middlesex, el primero de mayo de 1917. Al parecer, dejó una herencia de cerca de un millón de libras esterlinas, una fortuna en ese momento. Su vida finalizó, pero el Anglo-Persian Oil Company continuaría su recorrido a lo largo de las décadas: en 1935 cambió de nombre para pasar a ser el Anglo-Iranian Oil Company y en 1951 fue nacionalizada por el estado iraní, pero sólo dos años más tarde los accionistas recuperarían su negocio. Finalmente, en 1954 modificaron su nombre para convertirse en la British Petroleum, el último antecedente antes de la denominación actual, BP.
Por cierto, la Burmah Oil Company, que tuvo un papel tan destacado en 1905 evitando la ruina de D'Arcy, acabó en manos de Castrol en 1966, y ésta a su vez fue adquirida precisamente por la British Petroleum en el 2000. Se cerraba el círculo. Eso sí, esas 20.000 libras esterlinas que invirtió D'Arcy para conseguir la concesión de manos del sha ahora se han convertido en una compañía valorada en 56.000 millones.