La Farmacia Alsius de Banyoles: el secreto de uno de los comercios más antiguos de Cataluña
Fundada en 1760, la ha regentado siempre la misma familia y es un verdadero museo lleno de reliquias
BanyolesCerca de la plaza Mayor de Banyoles, en el cruce entre la calle Girona y la del Hospital, cada día laborable desde hace al menos 264 años levanta el portal la Farmacia Alsius. Aunque la expresión suene extraña, es literal: una gran puerta de madera sube desde un foso escondido en el suelo hasta arriba de la entrada ovalada. Si no fuera por este extraño vestigio, así como la placa que recuerda que fue fundada por Josep Fina en 1760 y los botes antiguos de boticario que coronan una moderna zona de venta, sería difícil de concebir entrando a comprar los tesoros que se esconden. Sólo para hacer una primera cata: la casa acoge desde finales del siglo XIX la misteriosa mandíbula de Banyoles, un fósil que según las últimas investigaciones sería de una mujer nacida hace más de 45.000 años.
Tras el mostrador del que todavía muchos conocen como Can Fina atienden a Esteve Alsius y Suñer y Clara Ferrer Cabeceran, la séptima generación de la familia Alsius, que de forma ininterrumpida ha regentado el mismo local en la villa vieja de Banyoles. Se trata del comercio más antiguo de Cataluña distinguido con el Premio de Establecimientos Centenarios que otorga la Generalitat y tiene muchos puntos de seguir siéndolo. De hecho, fue reconocido con la categoría de 150 o más años de historia y podría iniciar una categoría propia para comercios con más de 250 años.
A raíz de la asistencia a la gala de entrega del premio en 2021, el primero de los tres hijos de Esteve y Clara, Andreu, decidió aparcar la idea de estudiar ingeniería y continuar la tradición familiar. Se sumará a los 32 farmacéuticos que cuentan con la familia. La más joven es su prima, Marta Bosch Alsius, que está cursando el máster en París y ya trabaja en L'Oréal. Ella tiene previsto continuar el legado de la segunda farmacia Alsius abierta en Banyoles y la primera regentada por una mujer: su madre, Rosa, hermana de Esteve.
El papel de las mujeres
Aunque hace poco más de un siglo salía de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona la primera licenciada, Luisa Cruces Matesanz, y el sector se ponía las manos en la cabeza, hoy la profesión farmacéutica es mayoritariamente femenina. Pero en la práctica lo ha sido desde hace mucho más tiempo. Además de farmacéutico, el tatarabuelo de Esteve, Pere Alsius y Torrent, también fue arqueólogo e historiador. Un gran erudito que se carteaba, entre otros, con Jacint Verdaguer y que en 1887 estuvo detrás del hallazgo de la mandíbula de Banyoles. Tuvo una extensa obra que la familia se ha encargado de editar.
"Su mujer, Joana Ricard i Coll, estaba en la farmacia y él rodeaba. De otro modo no habría podido cultivar tantos premios literarios", señala Marta Suñer, madre de Esteve, que vive encima de el establecimiento. Hija de farmacéuticos de Palafrugell y con formación en biblioteconomía, también se encargó de sacar adelante la nueva farmacia que ha heredado su hija, mientras su marido realizaba análisis clínicos en la vieja farmacia. Ahora recientemente ha clasificado todo el material vinculado a la farmacia en una sala-museo que tienen en el primer piso.
"La farmacia de hoy nada tiene que ver con la que nació en 1760", dice Esteve Alsius, mientras repasa fotografías desde el despacho adyacente a la zona de atención al público. La pared está llena de títulos familiares. En el primer piso de la casa, en otra sala con más títulos antiguos de farmacéuticos colgados de las paredes, guardan todos los documentos vinculados al establecimiento. Son los libros de conductas, "una forma de retribución anual a los servicios facultativos de un médico, boticario, veterinario, cirujano o matrona", añade Esteve Alsius. El primero data de 1855, pero se remonta a casi los últimos años de la fundación de la farmacia, cuando Josep Fina estaba al frente. Fue el impulsor del negocio, pero no tuvo hijos y su sobrina se casó con el farmacéutico Esteve Alsius, de La Garriga, que fue el primero de la zaga en Banyoles.
La llegada de la Seguridad Social
En los libros de conductos se anotaban todas las ventas, que en la mayoría de casos se pagaban en especies. "En el siglo XIX hacían sólo tres ventas al día –puntualiza su madre, Marta–. Pasaban más hambre que Carpanta". Clara, la mujer de Esteve, reflexiona sobre el papel clave que tuvo la Seguridad Social para mejorar la vida y las ventas de las farmacias. "Subeó la gente a ir a la farmacia", añade Marta. Su hijo recuerda con cierta nostalgia cómo antes la farmacia era más manual y lenta. Y lo hace mientras enseña todavía el espacio que tienen para hacer fórmulas magistrales detrás del mostrador. Cree que es todavía donde comienza la verdadera farmacia.
En la trastienda es donde también su abuelo y su padre, aprovechando que tenían productos químicos, habilitaron espacios para revelar fotografías. A pesar de que en el siglo XIX la farmacia no diera mucho dinero, era sinónimo de cierta reputación y formación. Los Alsius han sido siempre personas con estudios en Banyoles. Y esto también se ha traducido en querer "mejorar la calidad de vida" de la gente. Fuera cuidando el cuerpo así como la mente, con una especial vinculación con el mundo cultural de la villa. No en vano, en 2011 la farmacia acogió la presentación de la primera edición del festival de música (a)phónica de Banyoles, patrocinado por Juanola.