Fel Faixedas: "Decidimos con mi mujer dar las llaves de la casa al banco y que se la quedaran"
El actor y cofundador de Teatro de Guerrilla explica su relación con el dinero
El actor Fel Faixedas (Arbúcies, la Selva, 1970) organiza dos festivales de teatro y hace unos 60 bolos y varias apariciones en televisión y radio cada año. Asegura que es un "culo inquieto" y que esto le viene de casa. Ha crecido en una familia "pobre" y muy tocada por la posguerra: "Tenían muy poco dinero, y mi madre les valoraba mucho, no malgastaba. Incluso cosas que podía pagar, si eran caras, no las quería". Y con esa filosofía se educó: "Recuerdo unas colonias que mis amigos compraron el típico recuerdo para la familia y yo no compré nada, le devolví el dinero a mi madre al bajar del bus".
Se adentró en el mundo laboral a los 14 años trabajando en verano en una empresa textil. A los 18 empezó a trabajar en la pescadería familiar y un año después, para tener mayor independencia, abrió su propia parada: "Incluso, durante unos años compaginé la pescadería con un pub que tenía. Trabajaba 24 horas, siete días a la semana". "A los 27, me doy cuenta de que no tenía ningún sentido para mí ir a comprar y vender pescado, y que subiendo a un escenario la gente se reía", y así, destaca que decidió ir a Girona a estudiar teatro y música, ya crear la compañía de Teatro de Guerrilla: "No nos conocía ni Dios. Hacíamos tres bolos cada medio año. Pero éramos muy tercos y fuimos a la Feria de Tárrega en el año 99. Allí fue la bomba. La gente del mundo del teatro nos descubrió", recuerda.
Han sido 25 años que ni a él ni a su socio, Carles Xuriguera, les ha faltado nunca el trabajo: "No somos actores de casting, de esperar a que nos llamen. Siempre hemos escrito nuestros textos y hemos producido nuestros espectáculos". Sólo hubo una época que se quedó sin trabajar: "La dirección de Catalunya Ràdio nos promete un programa ya la hora de la verdad el día 31 de julio nos dejan tirados, son nueve meses que ingreso cero. Sólo hago una vez por semana en la radio una sección de deportes, pero que, como yo estaba tan jodido, no podía ni hacer facturas. Hasta que, por tranquilidad mental, decidimos con mi mujer dar las llaves de la casa al banco y que se la quedaran. Empezar de cero".
La idea al comprarse la casa era vender el piso que tenía para pagar parte de la hipoteca, pero coincidió con el estallido de la crisis financiera y no lo vendió: "Ya llevábamos 8 años pagando la hipoteca y por tanto dejamos mucho dinero enterrado". De todas formas, vendérselo asegura que fue "lo mejor" que ha hecho nunca: "Fue una lección ver cómo la vida, en un momento, se te vuelve, no por tu culpa, sino las circunstancias que tú no controlas". Además, en ese momento tenían ya dos hijos: "Vivimos todo eso con mucha tristeza, pero a la vez con mucha alegría, porque teníamos que disimular ante los niños que no estaba pasando nada".
Luego fue de alquiler durante tres años: "Cuando queríamos renovar el contrato, nos triplicaron el precio". Así pues, se quedaron en la casa familiar y desde hace unos años no pagan ni hipoteca ni alquiler. "El objetivo ahora es ir mirando para comprar. Tengo dos hijos y vemos la dificultad que existe para la gente joven". La idea, pues, sería poder tener uno para cada uno.
Continuar trabajando
A nivel laboral, aunque asegura que a veces está cansado de generar contenido, necesita la adrenalina para vivir: "He hecho mil chorradas: ahora hacemos un espectáculo, ahora montamos un restaurante, vamos a hacer vino, escribo un libro... Esto me ha dado la libertad que tiene mi oficio". "No me imagino teniendo un trabajo fijo de lunes a viernes de ocho a cinco de la tarde. Es que ya estaría muerto", admite.
En cuanto a las finanzas personales, él no quiere sufrir por el dinero: "No quiero ser rico, nunca lo voy a ser, quiero ser libre y que mis hijos si quieren estudiar, les podamos pagar". Y de hecho, asegura que él ha priorizado siempre hacer lo que le gusta: "Donde estoy más feliz está en el escenario y allí es donde tengo la suerte de ganarme mejor la vida".
Actualmente, está inmerso dentro del mejor espectáculo que ha hecho nunca, Las madres: "Estamos muy contentos de la respuesta que hay, estamos haciendo entradas agotadas en todos los teatros". Y, de momento, no piensa en la jubilación: "Mi afición es mi trabajo. Por tanto, quizás dentro de unos años baje el pie del acelerador, pero yo quiero seguir haciendo bolos, quiero seguir haciendo teatro y quiero seguir haciendo reír a la gente, y por tanto no entra en mis planes jubilarme".