RESTAURACIÓN

Los fogones que han visto crecer Barcelona

Can Culleretes es el restaurante más antiguo de Cataluña. Después de más de 200 años de historia, ahora se pelea con la gran competencia y el turismo

Anna Solé
2 min
Los fogones que han visto crecer Barcelona

Cerca de la Rambla, en medio del distrito de Ciutat Vella, se esconde desde 1786 Can Culleretes, el restaurante más antiguo de Cataluña y el segundo de España. Las historias personales y el contexto histórico han dado forma a una dilatada trayectoria y han acabado decorando sus paredes, llenas de recuerdos. Es una historia que comienza a finales del siglo XVIII, cuando Joaquim Pujol fundó el establecimiento. Sin pretensiones, en esa época se servían crema catalana, chocolate y requesón como especialidades destacadas. La escudella y la butifarra con secas llegaron en 1890, cuando la familia Regàs compró el negocio y inició una nueva etapa como restaurante, con platos comunes de la época. Las conocidas cenas de duro de principios del siglo XX y la comida de calidad le otorgaron un gran renombre dentro de la ciudad.

Después, sin embargo, llegó la Guerra Civil y con ella el pan negro. Los tiempos eran difíciles y los Regàs acabaron traspasando el establecimiento al Gremio de Hosteleros y Cocineros. Fue entonces cuando Sisco Agut y Sussi Manubens, sin escuchar a aquellos que les advertían que les costaría remontar el negocio, decidieron en 1958 ponerse al frente del restaurante. Hoy, tres generaciones más tarde, se sigue escribiendo una historia familiar.

Durante la dictadura franquista Can Culleretes fue espacio de debate y tertulia política entre personalidades contrarias al régimen. Los propietarios, explica Montse Agut, copropietaria actual del establecimiento, "tenían que inventarse excusas, como celebraciones de cumpleaños, para justificar la presencia de personajes ilustres como el doctor Trueta". Agut afirma que los tiempos actuales son, en cierto aspecto, complicados para el negocio de la hostelería en Barcelona debido a la gran competencia, “pero al igual que muchos restaurantes abren, también muchos cierran; es importante estar siempre atentos y quizá debería procurarse no dar tantas licencias de apertura”, afirma. Según un censo del Ayuntamiento de 2014, en Barcelona había 10.252 restaurantes, bares y hoteles. De éstos, 1.653 estaban en el distrito de Ciutat Vella, en parte por el efecto llamada de la aglomeración de turistas, de la que Can Culleretes también se aprovecha.

Con una capacidad para 269 comensales, 6 comedores y 2 plantas de inspiración modernista, un día de entre semana pueden salir aproximadamente 150 menús, que oscilan entre los 13,70 y los 16,50 euros. Después de más de 200 años de historia, el nombre es todavía una incógnita. Hay diferentes versiones de la historia, pero la más extendida es la de una cantinela que lanzaba un camarero a las compañeras que lavaban los platos. “Chicas, ¡cucharitas!”, gritaba para poder atender las mesas alargadas ocupadas por decenas de clientes que esperaban ser servidos. De esta expresión, que divertía a los clientes, habría surgido el dicho popular: “Vamos a Can Culleretes”.

stats