De toda la vida

La Formiga Martinenca: teatro, barrio y vida

La cooperativa centenaria estuvo a punto de morir por la cóvida pero sobrevivió en gran parte gracias a la escuela de teatro

El teatro de la Formiga Martinenca
12/12/2024
3 min

En la Formiga Martinenca, los días de función le llaman veladas. Son los domingos cada quince días. Canción, copla, baile, castañuelas y teatro. El público es mayor y suele llenar la platea del teatro. En la Formiga Martinenca todo parece anclado en el tiempo, desde la escalera hasta el alicatado hidráulico, el bar y la mesa de mármol, que es su joya de la corona. Antiguo, sí, pero ni mucho menos tonto ni apolillado, al contrario; se respira vitalismo, energía y renovación. La mañana que les visito, en las aulas de teatro hay un puñado de jóvenes en plena clase. La escuela de teatro es un puntal de la Formiga. Bien, de hecho la Formiga sigue viva gracias a ellos. Me lo cuenta Glòria Bañón, la presidenta de esa cooperativa centenaria y su alma irreductible desde hace décadas.

Glòria ama a la Formiga desde 1968, cuando entró por primera vez a hacer teatro y se enamoró. Es una de esas entidades de barrio que se mantienen de pie gracias a la pasión de quienes la gestionan, desinteresadamente: militantes del voluntariado. Como Joan J. Garcia, el responsable –junto a Cesc Queral– de la escuela de teatro, que forma un muy buen tándem con la Gloria. Cuando la pandemia lo arrasó todo, la Formiga quedó tocada de muerte. Fue la escuela la que le inyectó vida otra vez. Gloria no se cansa de contarlo, contenta y agradecida. "¡Este lugar sobrevivió a dos guerras y casi muere por culpa del virus!", explica Joan.

Hormiga Martinenca
Hormiga Martinenca

La Formiga nació en 1903 y ha vivido todo tipo de odiseas. La más aparatosa, la reforma casi integral del espacio inferior en su centenario. Lo que durante quince años estuvo alquilado en un supermercado, son hoy los espacios y aulas dedicados a la formación teatral. Claro que si algún espacio los define, les inyecta personalidad y habla con elocuencia de su historia es el primer piso, donde se encuentra el teatro y el bar, que sólo abre los días de función y que lleva el hijo de Gloria. Y mira que iba a ser un centro de reunión y socialización genial para el barrio. Pero el hecho de que no esté a pie de calle es un hándicap. Allí, en el bar, subsiste, desde 1930, la mesa de mármol y pies de hierro forjado grabada con las letras y el logotipo de la Formiga y de quien alguien se enamoró hace años: "Me ofrecían 12.000 euros que nos deberían ido de cine, pero ¿me lo habrían perdonado, los socios?" El Clot es quizás el barrio de Barcelona que conserva más entidades sociales y culturales de este tipo. También están el Fomento y el Orfeó, y los tres forman un triunvirato bien avenido y colaborativo. "Somos una entidad muy familiar, entre todos lo hacemos todo".

A lo largo de los años, sus paredes han acogido todo tipo de actividades, intereses vecinales, clubes y peñas. Un club ciclista, uno excursionista, el grupo de esperanto más antiguo del Estado... Como todas las antiguas cooperativas, ha tenido moneda propia –hoy, piezas de coleccionista–, y resultaría imposible contar las representaciones teatrales que se han hecho. El Archivo Histórico del Clot conserva el fondo documental de la Formiga, también hay registro de las grabaciones audiovisuales de tantísimo teatro realizado. La recogida de juguetes solidario en Navidad es una cita inexcusable. Glòria me enseña el libro de socios desde 1903. El primero fue el señor Joan Jacas. Hoy, la socia número 1 tiene noventa y dos años y es la presentadora de las veladas teatrales.

Hormiga Martinenca

Con el apoyo renovado del Ayuntamiento, se han ido realizando reformas y adaptaciones progresivas para garantizar su continuidad. Era importante, por ejemplo, que fuera un espacio adaptado y ahora lo es. Quien lo desee puede alquilar espacios y aulas para actos, reuniones, charlas y cursos. Son activos en las redes sociales y siempre están abiertos a nuevos públicos, jóvenes, mayores y de edad indeterminada. Es gratificante el apoyo y aprecio del barrio, de los barceloneses y los recién llegados que la descubren y se enamoran. No será comparable, por supuesto, al enamoramiento de Gloria. Esto, creo que es imposible.

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