Homenotes y danzas

El huérfano corazones que fue el rey de la perfumería y la cosmética

François Coty fundó Solidarité Française y compró 'Le Figaró'

François Coty en una imagen de archivo
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En el corazón del Vallès Oriental, en una parcela a medio camino entre el Circuit de Catalunya y el casco urbano de Granollers, podemos encontrar una gran nave industrial que luce el rótulo COTY en letras azules muy visibles. Se trata del principal centro productivo en la Península de una de las grandes multinacionales del planeta del ámbito de la cosmética y las fragancias.

  • 1874-1934

De pequeño, Joseph Maria Spoturno se quedó huérfano y tuvo que abandonar su Ajaccio (Córcega) originario para vivir bajo la tutela de familiares en la Francia continental. Tras cumplir con las obligaciones militares, un conocimiento –el político corso Emmanuel Arène– le animó a establecerse en París, donde le hizo de secretario. Fue en esa época en la que tomó la decisión de cambiar de apellido, porque Spoturno le parecía poco francés, y adoptó lo que lucía su madre antes de casarse, Coti, pero cambiando la y latina por una griega. El resultado, Coty, es la marca que reina en el mundo de la perfumería desde hace más de un siglo.

Su primer contacto con la industria que lo haría rico fue a través del farmacéutico Raymond Goery, que fabricaba y comercializaba perfume desde su tienda en la capital francesa. Curiosamente, la relación entre ambos no tenía vinculación alguna con los negocios, sino que provenía de las interminables partidas de cartas que hacían entre ellos. Tanto le gustaban los perfumes de Goery, que decidió intentar hacer algo similar, y así, en 1904, formuló una fragancia llamada La Rose Jacqueminot, que resultó ser un éxito. El nombre procedía de un tipo de rosa creado a mediados del siglo XIX y que hacía honor a un general de las guerras napoleónicas.

El negocio creció de forma meteórica y en pocos años Coty ya lideraba el mercado, sobre todo después de descubrir los beneficios de integrar toda la cadena de producción bajo una propiedad única. Antes de la Primera Guerra Mundial abrió representaciones en Moscú, Londres y Nueva York. También fue en esta época cuando empezó a engordar la cartera de productos, que se amplió mucho más allá del perfume, con cosméticos y complementos de belleza para el cabello y la piel. Cuando terminó el conflicto bélico, los consumidores de la marca Coty ya estaban esparcidos por el mundo entero.

La fortuna que Coty construyó sirvió para invertir en otros negocios, entre los que destaca la compra del diario Le Figaro (1922), que le sirvió para esparcir sus ideas conservadoras y fuertemente anticomunistas. Pero su militancia política fue más allá del plan teórico e intelectual, porque en la primavera de 1933 puso en marcha Solidarité Française, un movimiento político que derivó en fuerza de choque. Dos años después de la muerte de Coty, el grupo fue disuelto en el marco de la campaña de las autoridades para acabar con los grupos paramilitares y fascistas que se movían por Francia en esos momentos. En 1937, y sin quedar claro si tenía relación con estos movimientos subversivos que Coty organizó, se encontraron unas galerías subterráneas blindadas en el subsuelo del Castillo de Louveciennes, una propiedad que había formado parte del patrimonio del magnate del perfume y la cosmética. Los túneles ocupaban cientos de metros y estaban excavados a una decimosexta de metros de profundidad.

En la década de los veinte, Coty era uno de los principales patrimonios de Francia, lo que le permitió financiar un gran número de iniciativas, desde deportivas, hasta científicas, pasando también por actividades artísticas y sanitarias. Incluso se ofreció al gobierno nacional para levantar un fondo que permitiera estabilizar al franco, que a mediados de esa década atravesó momentos de debilidad. Lo que tampoco olvidó nunca fueron sus orígenes corsos, porque en muchas ocasiones destinó fondos abundantes para mejorar las condiciones de vida de Ajaccio: financió la electrificación de la ciudad y proporcionó vivienda social. Además, al morir, legó 25 millones de francos a la capital corsa. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por el divorcio de su esposa, que acabó quedándose con la propiedad del diario Le Figaro.

Como decíamos desde el principio, hoy en día Coty es uno de los gigantes mundiales de la cosmética y los perfumes, cuya facturación supera los 6.000 millones de dólares y que explota marcas como Lancaster, Wella, Bourjois o Max Factor. La sede central ya no está en Francia, sino que está ubicada en Nueva York.

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