¿Limpias con KH-7? La fórmula es catalana y se creó por casualidad
Jaume Lloreda, un joyero hijo de campesinos, creó el producto después de siete pruebas
De sprays para relucir los mármoles de la cocina o las vitrocerámicas a líquidos con insecticida para fregar el suelo de casa. También fórmulas quitamanchas para la ropa y mezclas químicas para eliminar la cal incrustada en la ducha. -7 cada vez ocupan más espacio en los lineales de limpieza de los supermercados catalanes. pero hay uno de sus productos que es la joya indiscutible de la familia: el desengrasante. Fue el primer producto de la marca que entró en los hogares, en 1981. Detrás hay una historia que mezcla un taller de joyería, el hijo de una familia de agricultores de las Franqueses del Vallès (Vallès Oriental) y un olfato muy fino para el mundo de los negocios y del marketing.
"KH-7 es un producto icónico", sentencia Carolina Luis-Bassa, directora del master de marketing de la UPF-Barcelona School of Management. Es una de las marcas que la experta cita a menudo en las clases que imparte. "Es un ejemplo claro de cómo un producto logra consolidarse en el mercado gracias a correcciones constantes en el negocio", señala. De hecho, que hoy KH-7 dominio en los supermercados es un escenario que ni el inventor de la fórmula había imaginado.
El padre catalán del KH-7
La historia de este producto nace con Jaume Lloreda, el hijo de una familia de campesinos del Vallès que a principios del pasado siglo emigró a Barcelona. Eligió el oficio de joyero, se formó en la Escola Massana y abrió un taller en Mallorca. En 1949, se especializó en preparar los recubrimientos metálicos de las joyas y creó la empresa Jaime Lloreda Bufí. A los diez años, ya era una compañía con cierto renombre en el sector.
A mediados de los 70, Lloreda decidió afrontar un reto que llevaba años inquietándole: quería encontrar la manera de enviar las joyas a la clientela garantizando la máxima limpieza de las piezas. Entonces todavía no existía ningún producto en el mercado para eliminar la grasa que generaban los baños metálicos. Hizo el cuerno y se topó con la fórmula clave. Acababa de crear el líquido que cambiaría su vida. Decidió bautizarlo con el nombre de KH-7: la K, en referencia al detergente que utilizó; la H por el disolvente; y el 7, por el número de pruebas que tuvo que hacer hasta chocar con la fórmula ideal.
El hallazgo, en el supermercado
En marzo de 1977, la compañía empezó a implantarlo en sus procesos productivos. Sin embargo, su gran eficacia llevó a los directivos a plantearse venderlo al público en general. Habían comprobado que no sólo servía para limpiar las joyas: también era muy eficaz para fregar los coches, lavar los platos o eliminar las manchas de la ropa. Así, dieron el paso. Primero, en el mercado industrial; después, al de la hostelería y la restauración; y por último, al de los supermercados. "El boca a boca lo convirtió rápidamente en un producto muy pedido", explica Luis-Bassa. En 1992, diez años después de su aparición en las tiendas, KH-7 cambió de envase e incorporó el spray. Al poco, hubo un relevo en el timón de la nave, con la incorporación de la segunda generación a la dirección de la compañía, en la persona de Josep Maria Lloreda.
Sin embargo, gran parte del éxito del producto se debe a la publicidad. Las primeras campañas se emitieron por televisión en 2001. "El nombre de la marca es muy técnico y, aparentemente, poco comercial, pero se ha convertido en referente y ha permitido a la empresa comercializarlo en 14 países sin tener que adaptar la marca", analiza la experta. En 2002, comenzó la diversificación de KH-7. Ese año, nació el primer quitamanchas. En 2004, la gama de productos Zas!, que una vez aplicados no era necesario enjuagar. En 2010 estrenaron una planta logística automatizada como antesala del salto internacional, que consumaron en 2013.
"Es un excelente ejemplo de buena gestión empresarial, pero también de una estrategia de marketing coherente e inteligente", explica la profesora. También señala que ha sabido incorporar al consumidor en la creación y mejora constante de sus productos. "A menudo les ha invitado a opinar sobre el aroma o la calidad de los detergentes que vende", recuerda. También destaca los esfuerzos que hace la compañía por llegar a nuevos públicos, a través de las redes sociales. En 2023, KH Lloreda, la empresa que está detrás del producto, cerró el ejercicio facturando 58 millones de euros. Para 2024 son optimistas: calculan cerrar el año moviendo 65 millones de euros.
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1949
Jaume Lloreda funda una empresa de recubrimientos metálicos para joyas.
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1977
Crea KH-7 para uso interno: para limpiar la grasa que genera los baños metálicos.
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1981
El producto llega a los supermercados y se consolida.
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2001
Las campañas publicitarias disparan las ventas y la gama comienza a expandirse.
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2013
Sus detergentes se venden por primera vez fuera de España.
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2024
La compañía espera cerrar el año facturando 65 millones de euros.