ALIMENTACIÓN

El negocio familiar que ha reinventado la venta de avellanas

La familia Basora cultiva, produce y comercializa avellanas con una máquina de 1954 y un modelo de producción integrada

Júlia Catarineu
3 min
El negocio familiar que ha reinventado la venta de avellanas

Una máquina de 1954 creada por el inventor Salvador Baldrich es la encargada de pelar las avellanas de la empresa Basora Comercial. “Venimos de la avellana”, exclama Antoni Torrens, cuarta generación de la producción de avellanas del Alt Camp y director de la empresa. Bajo la marca La Trencadora, esta empresa apuesta por cultivar, producir y vender avellana de calidad, de kilómetro cero ya un precio competitivo.

“Desde 1920 nuestra familia se ha dedicado al cultivo y comercialización de frutos secos”, explica Torrens. Hace seis años que decidió unirse a su padre para sacar adelante la empresa y “dinamizar” el modelo de producción de la compañía: “Mi bisabuelo siempre había elegido a las mejores avellanas para venderlas. Y, dentro de este concepto, pensé que podríamos convertirnos en una empresa que no sólo vendiera las avellanas sino que pudiera elegir, tostarlas y romperlas al gusto del consumidor”, explica el director de la empresa.

La empresa se divide en tres grandes ejes: Antoni Torrens y su padre se dedican a la producción y comercialización de las avellanas, mientras que su hermano cultiva a los avellanos, que constituyen el tercer eje de la compañía. “Dentro de Basora Comercial tenemos 10 trabajadores, pero mi hermano cultiva aproximadamente 20 hectáreas de tierra con otro trabajador, como autónomo, y por tanto podemos decir que en total somos 12”, explica Antoni Torrens.

Con una facturación de casi un millón de euros el año pasado, la empresa se está convirtiendo en uno de los referentes de venta de avellana de calidad de kilómetro cero, es decir, producto de proximidad, tal y como apunta Torrens: "Ofrecemos la negrita, un tipo de avellana cultivada aquí en el Alt Camp". La empresa no ha querido darnos los datos del beneficio conseguido en 2018.

La Trencadora apuesta por un modelo de negocio innovador con una de las máquinas para separar el caparazón de la avellana más antiguas del mercado, un contrapunto que según la propia empresa hace que tengan unas avellanas de alta calidad. “Las máquinas más grandes y modernas cortan en seco el fruto y esto puede afectar al producto final. Nuestra máquina, al trabajar con gravedad y aspiración, trata mucho mejor el grano y sale un producto de mucha más calidad”, explica el empresario del Alt Camp. La máquina de hace 65 años, completamente restaurada por su familia, puede llegar a producir 700 kilos de avellanas por hora.

La pieza esencial del engranaje de esta empresa, según Torrens, son los clientes, a los que él llama partners : "Son parte de la empresa y conforman una red que transmite nuestra filosofía". También dan mucha importancia a los campesinos que les venden las avellanas, porque no sólo cultivan ellos el producto sino que también compran: “Cada partida de cada labrador se separa y se etiqueta con un código de barras diferente, así tenemos las avellanas separadas y podemos vender el producto adecuado según el pedido que se nos haga”.

La poca competencia en el sector hace que la empresa se vea bien posicionada para seguir avanzando en su modelo de producción integrada y, según Antoni Torrens, este modelo es el que los hace diferentes del resto de empresas: “Las empresas mayores no tienen la capacidad de hacer una elección del producto que les llega porque tienen mucha cantidad. Esto nos da ventaja sobre ellos. En cambio, las empresas más pequeñas no tienen ni capacidad ni maquinaria para romper y tostar las avellanas. Según el directivo, su empresa es "suficientemente grande para ser competitiva y lo suficientemente pequeña para ofrecer un producto de calidad".

Actualmente la compañía vende avellanas a granel, pasta de avellana pura y praliné en heladerías, bares y tiendas, siempre de kilómetro cero, y no esperan cambiar éste el modelo de venta, porque creen firmemente en el concepto de "proximidad". Para la próxima temporada quieren aumentar las ventas con un nuevo producto, una crema de avellanas catalana: “Estamos acabando de elegir las clases de chocolate para perfeccionar la mezcla”, explica Torrens. La quema de avellanas catalana es una de las apuestas de Torrens por catapultar el negocio y poder vender un producto con mucha competencia en el mercado pero “hecho en casa”.

La familia Basora se ha convertido en la pionera de la producción integrada en Cataluña. "Del árbol a la mesa". Así describe el directivo la filosofía de la empresa familiar que fundó su bisabuelo en los años 20 y ahora, reinventada y tras la nueva marca de La Trencadora, ha logrado hacerse un hueco en el cultivo de la tierra, la producción y venta de frutos secos catalanes.

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