"Ojalá tuviéramos cinco salas y no tres"
Los Cines Girona viven su mejor año en medio de los cierres del sector
De entrada, una gran –y sorprendente– noticia: 2024 está siendo el mejor año de la historia de los Cines Girona. ¡Caramo! En un tiempo en el que no dejan de cerrar cines –los Comedia, última víctima de la masacre– tendemos a pensar catastróficamente, ¿verdad? Pues Toni Espinosa, responsable de las tres históricas salas de la calle Girona, está aquí para llevarnos la contraria. Es el mejor año "¡y con diferencia!", sentencia, satisfecho. ¿Y a qué lo atribuye? Pues existe una conjunción de factores que lo explican.
Espinosa y sus socios (Xavier Antance, Monse Guiu, Pilar Montoliu, Paco Poch y Pere Omedes) asumieron la gestión de los cines en 2009 a iniciativa de Atance –jefe visible de la productora Benecé– después de un período de oscuridad y agonía en el que los anteriores responsables les habían dejado moribundos. "¡No empezábamos de cero, sino de menos cuatro mil!" Recordemos que antes de llamarse Girona, habían sido los Casablanca Gràcia –en el período negro 2006-2011–; antes los Cines Lauren (1990-2005); y aún antes el cine Moderno, inaugurado en 1939.
Los dos primeros años fueron complicados, el proyecto no acababa de tomar impulso: "Para que un negocio funcione tienes que estar, estar al pie del cañón, arremangarte cada día, no basta con delegar la gestión del día y olvidarte de ello", argumenta Espinosa. Así, en 2012 se produjo una muy necesaria redistribución de funciones, y Espinosa, hasta entonces entregado a la labor de productor audiovisual, tomó las riendas de la gestión y programación diaria. Se zambulló en una nueva etapa. Lo primero que era necesario hacer era conocer bien qué papel y qué espacio desarrollaban los Girona en el barrio –frontera entre Gràcia y el Eixample– y en la ciudad, contactar con el tejido y las entidades con las que poder establecer contactos y sinergias y, sobre todo, entender que hoy en día una sala de cine no es sólo un espacio de exhibición de películas y ya está. Es mucho más. Éste fue el punto de inflexión para explicar el crecimiento progresivo de los Girona hasta el buen momento presente.
"Entendimos que debemos ser un espejo de las ideas e inquietudes de la ciudad en el aspecto audiovisual. Acoger y cuidar el resultado del talento que hay. Ser espacio de debate e intercambio de ideas. No somos sólo ¡un cine!" Aquí, la clave bien explicada. La programación de los Girona no es posible realizarla con un molde de repetición como se hacía antiguamente. Es variable y personalizada: cada día es diferente, acoge exhibición de estrenos semanales, pero también de estrenos exclusivos y una presencia importantísima de festivales, una veintena anual. Los siete días de la semana son importantes, no sólo el fin de semana. "La exhibición cinematográfica siempre ha sido conservadora, asociada a grandes empresas o familias de toda la vida. Al principio nos veían un poco como los extraños, los intrusos, y nos costó un poco poder acceder a la programación de películas que queríamos". Ahora, por fortuna, han superado los inconvenientes.
Cartelera diversa y abono anual
Los Girona son hoy un espacio singular que puede programar tanto films imprescindibles de la temporada –cómo Pobres criaturas, Barbie, Anatomía de una caída, La zona de interés y Fallan Leaves–, como la también muy exitosa Canigó, combinados con la exhibición de filmes de jóvenes creadores. "Los nuevos talentos, los creadores de nuevos contenidos, saben que aquí les escuchamos", dice Espinosa. Alguien que ha invertido cinco años de su vida, con muy poco dinero pero con talento, en hacer una película, sabe que en los Girona harán todo lo posible por encontrarle un espacio a la parrilla e intentarán que sea sostenible.
¡No es suficiente con colgar los carteles y hacer las palomitas! Buena imagen, buen sonido, cartelera digital, buena comunicación, redes sociales activas y conexión con todo tipo de públicos son elementos fundamentales. También los precios populares. El abono anual funciona desde 2013 y hoy cuesta 85 euros. "¡Quien diga que el cine es caro es que no nos conoce a nosotros!". De hecho, el éxito despampanante del abono del 2013 – vendieron 850 el primer día y 3.600 en total– es el que les permitió realizar la conversión digital.
Además, también trabajan muy en serio la inclusión: sesiones relajadas para niños con necesidades especiales, y no cobran la entrada a los acompañantes de personas dependientes y de invidentes. "Aún tenemos que mejorar mucho, pero creemos que estamos haciendo las cosas bien". Cinco trabajadores, colaboradores externos y unos 700.000 euros de facturación anual. Así se resumen los números de los Cines Girona. "Y mucho trabajo! Hay días que llego a las 8 de la mañana y me voy a las 10 de la noche, tienes que estar. ¡Ojalá tuviéramos cinco salas en lugar de tres!".