Finanzas

La opa en el Banc Sabadell vista por los lectores del ARA

Hace un año se conoció el interés del BBVA por absorber la entidad catalana

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27/04/2025
7 min

BarcelonaFue la gran convulsión económica en Catalunya en el 2024 y será, acabe como acabe, una de las grandes noticias de este 2025. La opa del BBVA sobre el Banc Sabadell, que supone una amenaza existencial para la cuarta empresa de Catalunya, es una historia que ha acompañado a los lectores del ARA en los últimos doce meses.Empresas hemos querido realizar un recorrido cronlógico por este año frenético poniendo la mirada en los comentarios de nuestros lectores. Ésta es la película del año tal y como la ha visto.

La conmoción

Era 29 de abril del 2024 cuando la británica Sky News daba la exclusiva: BBVA negociaba para comprar el Banc Sabadell. Era el segundo intento después del fiasco del 2020 y disparaba todas las alarmas en Catalunya: el intento llegaba pocos días antes de las elecciones catalanas (se celebraban el 12 de mayo) y rápidamente todos los partidos se manifestaron en contra.

Los lectores, en esas primeras horas, ya mostraban algunas de las preocupaciones que con los meses han señalado empresarios y analistas, como es el riesgo de una concentración excesiva en un sector tan decisivo como el bancario.

@xabugi estaba claro: "¡Noticia malísima!!! La concentración bancaria actual debería ser incluso ilegal! ¡Sin competencia los ciudadanos y las pequeñas empresas nos quedaremos en manos de los bancos… Los gobiernos también deberían servir para vigilar estas cosas y el bien común!!!" En la misma línea, @llullo se expresaba así: "Todo son movimientos de concentración en los que sólo cuenta el puro beneficio a corto plazo. La falta de competencia bancaria pone a los clientes a sus pies".

Otras voces eran rápidas a la hora de averiguar el significado de la palabra fusión, que enmascara una realidad en la que una empresa se come otra, que desaparece. "Mal negocio para el Sabadell; no será una fusión, sino una compra. Los catalanes nos veremos obligados a agrandar la Caixa Ingenieros", escribía @baetulo.

La respuesta

El 6 de mayo el Banc Sabadell respondió a la propuesta del BBVA, formalizada ante la CNMV, con un no rotundo. El consejo del banco catalán, entonces con sede en Alicante, se reunió en Madrid para discutir la propuesta, en una decisión trascendental y que, con la ley en la mano, debía responder exclusivamente a los intereses de los accionistas.

La negativa del Sabadell, que no se produjo con unanimidad (hubo una abstención), desató un fenómeno que no se había visto en Catalunya en los últimos quince años: los ciudadanos expresaban públicamente su adhesión y su cariño a un banco ya los banqueros. En este caso, en el Sabadell y su presidente, Josep Oliu. Un reflejo de esto aparecía en los comentarios de la noticia del día en el ARA.

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"En mi calidad de titular de una cuenta en el Banc Sabadell, me permito expresar mi personal rechazo hacia el hecho de que la entidad sea objeto de alguna transacción [...]. Me permito expresar mi confianza hacia su presidente, Josep Oliu", escribía @JAR esa misma tarde. "El Sabadell nos ha dado alegrías durante este último año, ha doblado el precio de sus acciones… Esto es lo que importa", añadía @Molalamola. "Desde Sabadell: Pep, no aflojes, vale más solo que españolizados", hacía el usuario @Eselquesemblaquehiha.

Los lectores, una vez más, iban más rápido que la actualidad y un lector, Miquel Àngel Fernàndez González, advertía de cuál podía ser el próximo capítulo del serial. "A pesar de tener su sede fuera de Catalunya, el Banc Sabadell mantiene un núcleo decisorio catalán que no puede perderse de ninguna de las maneras. El BBVA debería concentrarse en mejorar su rentabilidad. No en una eventual opa hostil", decía.

Aquel riesgo, en efecto, estaba a punto de producirse.

Ataque hostil

Jueves 8 de mayo. De madrugada, antes de que abrieran los mercados, el BBVA respondió a la negativa del Banc Sabadell atravesando el Rubicón y presentando una opa hostil. Hacía 40 años que no había ninguno en la banca española. En los entornos empresariales y despachos de poder catalanes la noticia cayó como un cubo de agua fría: los accionistas deberían decidir la posible desaparición de la segunda entidad financiera de Catalunya, escenario peligroso teniendo en cuenta que la mitad de la propiedad de la entidad nacida en Sabadell está en manos de fondos de inversión.

El anuncio, a sólo cuatro días de las elecciones, desató una dura oposición que se dio en todo el espectro político y en la gran mayoría de las asociaciones patronales y sindicales, que ya se habían manifestado en contra de una operación acordada. Los lectores de este diario respondieron en ese momento con un cierto grado de beligerancia.

"Catalunya no tiene bancos catalanes. Históricamente, el sistema ha boicoteado a todos los bancos con sede en Catalunya", lamentaba @josepmaria1. "Si el Sabadell no se hubiera marchado, ahora mismo deberíamos estar cerrando las cuentas del BBVA y abriéndolas al Sabadell, pero ahora no deja de ser otro banco valenciano que perdemos", decía @XAT BCN. "Obviamente, cada uno tiene libertad de hacer lo que quiera. Ahora bien, hay modos y modos. Y aquí hay mala leche", hacía @Ignasi Utset. "Esto es una declaración de hostilidad en toda regla, y estos del BBVA ya van suficientemente servidos habiéndose comido todas las cajas catalanas", decía Paco Sempere Pascual.

De nuevo, los lectores tomaban partido por el Banc Sabadell de forma unánime, como se leía en el mensaje de @Quim: "Espero que les salga mal. Con gente así de prepotente y hostil no se puede ser accionista". En la misma línea, @ltram mostraba su pesar: "Trista noticia, dejando de lado la catalanidad o no de la entidad. Sin competencia, los más afectados son los usuarios".

Otro lector, que se identifica como @Josep 2, ponía al BBVA en la lupa: "La necesidad de la fusión parece imperiosa para el BBVA, que lo sigue intentando a pesar de todo, a destiempo por las elecciones y con malos modos. ¿Qué problemas debe ver a venir a sus mercados mexicanos y tur?

La competencia, amenazada

Los meses de verano llegaron con resultados trimestrales de récord, tanto en el BBVA como en el Banc Sabadell. La entidad de origen vizcaíno, además, tuvo el refuerzo moral del apoyo rotundo de sus accionistas en la opa sobre el Sabadell. Y es en este contexto cuando las miradas se fueron desplazando hacia los organismos reguladores.

A principios de julio, y mientras las patronales catalanas refrendaban su oposición a la opa, @Observant se expresaba así: "La absorción del Sabadell sería un desastre para el ecosistema financiero de las pymes catalanas". Semanas más tarde, en la misma línea, Josep Pujol Vila escribía que "la reducción de bancos, y en consecuencia también de oficinas, irá siempre en perjuicio del buen servicio al cliente. Ojalá no se salga el BBVA". El usuario @lluigi se hacía en público una pregunta: "¿Dónde están las leyes anticompetencia para impedir esa barbaridad? No hace falta hacer muchos números" .

En septiembre, José Portell Muñoz dejaba un comentario en el que ponía el foco en los inevitables despidos que seguirían en la fusión, y que distintas fuentes situaban a cerca de 5.000 empleados: "Los perjudicados no sólo son los accionistas, sino también los miles de trabajadores que irán al paro. Reflexionamos", seis.

El gran retorno

A partir de otoño, el BBVA encadenó distintas malas noticias para sus intereses. De entrada, la victoria de Trump, que anticipaba problemas para la economía mexicana, muy dependiente de las exportaciones a EE.UU. Más tarde, por la decisión de Competencia de no aprobar la fusión en primera fase, en lo que fue un triunfo para el Banc Sabadell: por un lado, refrendaba su tesis de que la operación conlleva un problema de competencia; por otro, el BBVA había asegurado a los fondos y accionistas institucionales que la operación se resolvería a finales de 2024. La decisión de Competencia lo aplazaba todo, como mínimo, en primavera.

Pero el Sabadell preparaba un golpe de efecto en clave de opa que se produjo a finales de enero: el regreso de su sede social a Catalunya después de siete años. El anuncio propició un alud de optimismo y felicitaciones en el banco presidido por Oliu, y también, entre los lectores más críticos, comentarios duros por la decisión del 2017 de marcharse. Francesc Usach Farnós se expresaba así en un comentario: "Quiere decir que esta decisión inesperada ¿no tiene que ver con la opa del BBVA? La experiencia me dice que los bancos sólo toman decisiones teniendo en cuenta sus intereses”.

Aquel 21 de enero, entre otras críticas al Sabadell, un lector dejaba esta reflexión: "Soy ejemplo del BS, por compra de mi anterior entidad, y me complace decir que todos los que critican que el Sabadell vuelva no sabéis de la misa la mitad [...]. Señor Oliu, sí señor, con dos pares de nariz. Y enhorabuena".

Los lectores del ARA han expresado mayoritariamente su rechazo a la opa, pero no se trata de una visión unánime. La opa del BBVA, que absorbió a seis de las diez antiguas cajas catalanas en una prueba de su confianza en la economía catalana (el Santander, por ejemplo, no se quedó ninguna), también ha encontrado sus adeptos entre la comunidad de este diario. Una prueba es un comentario de Carlos de Hogar que critica al Sabadell: "Los dirigentes de este banco fueron los impulsores del partido Ciudadanos [...] Necesitamos entidades financieras catalanas en manos de ciudadanos catalanes".

También ofrecía una visión discordante con la mayoritaria el lector Antoni Trillas: "Como muy bien dice el directivo de BBVA, esta operación la decidirán los accionistas. Como antiguo trabajador del Sabadell y actual accionista, sólo quiero indicar que durante varios años hemos estado recibiendo un dividendo de Sabadell 1 Por otro lado, recuerdo 2 de inmediato".

Otro comentarista, Jordi Sans Tarragó, hacía referencia al tamaño de ambos bancos: "Me sabe mal por los descontentos, pero el BBVA es mucho banco, mucho más banco que el Banc Sabadell. Espero y deseo que la opa salga adelante y que haya un banco como es debido, el BBVA, que haga ganar dinero".

Los próximos capítulos irán muy marcados por la inminente resolución de Competencia, que debería conocerse esta semana, y la posibilidad de que el gobierno se ponga para evitar una fusión. Teóricamente, todo ello debería resolverse este verano, pero algunas voces, las más partidarias de la continuidad en solitario del Sabadell, creen que todo ello podría aplazarse hasta septiembre.

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