Los peligros de financiar las compras cotidianas

Estamos acostumbrados a leer frases como "Por sólo 30 euros al mes" por el nuevo colchón, la lavadora o, incluso, por el viaje soñado. En todos estos casos, estamos recibiendo micropréstamos a través de una tarjeta de crédito o de un préstamo tradicional. A menudo nos los presentan como "sin intereses", o por lo menos esto es lo que nos vende la publicidad.

Ahora bien, para conocer el coste real de una financiación, las empresas están obligadas a informarnos del TIN (tipo de interés nominal) y de la TAE (tasa anual equivalente o efectiva). El TIN sólo incluye los intereses como tales, mientras que la TAE refleja también otros gastos, como comisiones de apertura, gestión, correo, y otros. Por eso, siempre debe fijarse en la TAE: es la única que muestra si realmente se trata de una financiación sin intereses. Muchos anuncios presumen de un TIN del 0% pero esconden comisiones que pueden disparar la TAE hasta el 20%.

También es cierto que hay financiaciones con TAE del 0%. ¿Por qué se ofrecen? En primer lugar, porque permiten aumentar las ventas de la empresa aunque no cobre el importe de golpe. Habitualmente, además, la financiadora es un tercero de la tienda que acaba cobrándolo al momento. La deuda la tienes con el banco. En segundo lugar, porque parte importante del negocio proviene de los intereses de demora. El verdadero beneficio de la financiera llega, paradójicamente, cuando existen impagos: se generan intereses muy superiores a los habituales y, además, cargos de gestión. Piense: una cuota de 50 euros por un móvil, aunque se retrase, difícilmente quedará impagada. Acabarás pagándola con intereses y recargos.

Aunque pueda resultar muy tentador, hay que vigilar siempre con estas microcuotas y asegurarse de que encajan dentro del presupuesto mensual. Yo mismo las utilizo a menudo, pero teniendo siempre claras mis posibilidades financieras y los riesgos que conllevan.