El rey del pop que no es Michael Jackson
Fermín Pérez abrió el primer restaurante O'Retorno en 1992; ahora ya tiene siete en donde sirve 126.000 kilos de este cefalópodo
El pasado año vendió 126.000 kilos de pop en los siete restaurantes que tiene en Barcelona. Proporcionalmente, este no es su récord: “Llegué a los 66.000 kilos cuando sólo tenía dos establecimientos, pero ahora el pop está más caro”, explica Fermín Pérez, propietario de la cadena de restaurantes O'Retorno. Antes de erigirse en rey del pop, Pérez, de 60 años, trabajó de todo: en una carpintería, repartiendo fruta en una furgoneta, en una granja cuidando vacas, en un bar e incluso tuvo una pequeña tienda de comestibles donde por un engaño perdió mucho dinero.
Llegó a la capital catalana con sólo 18 años. Corría el año 1978 y venía a buscarse la vida después de una infancia en un pequeño pueblo de Lugo marcada por la muerte de su padre cuando sólo tenía 12 años. "Nos quedamos solos y en la miseria". Sin quererlo tuvo que asumir el papel de "segundo padre" de sus dos hermanos. “Escuela he visto poca, el objetivo era que en casa entrara comida”. Después de encadenar un trabajo detrás de otro en Barcelona, hacer la mili, llevar a toda la familia a la ciudad y un intento fallido de volver a vivir en Galicia, en 1992 decidió comprar un pequeño bar de la calle Urgell con sus hermanos. Aunque reconoce que no cocina, entonces ya tenía claro cuál era el objetivo: "Que las personas de mi entorno comieran bien". Para adquirirlo pidió un préstamo en el banco de 10 millones de las antiguas pesetas (60.000 euros).
El negocio empezó a servir “un poco de todo”, pop incluido. "Fue la clientela la que fue pidiendo más, hasta convertirlo en el plato estrella", asegura. Los primeros años fueron difíciles. Se levantaba de madrugada para ir a Mercabarna a comprar el pulpo y trabajaba hasta la medianoche. "Prácticamente todo el sueldo iba a pagar la cuota mensual del préstamo, que superaba los 3.000 euros porque tenía unos intereses muy altos", recuerda.
El boca-oreja fue su mejor publicidad, y cuando el negocio ya empezaba a acumular largas colas para conseguir una mesa, en 2004 decidió abrir un segundo restaurante, Maxi, y, dos años más tarde , el tercero: el Porvenir. Los otros cuatro los abrió de repente, con la ayuda de otros empresarios, en el 2017.
Todos los establecimientos los tiene concentrados en la zona del Clínic excepto uno que está en la Zona Franca. "Para tenerlos controlados". “¿La clave? Ofrecer cantidad, calidad y precio”, explica.
Su imperio del pop ya tiene 103 trabajadores y alimenta a un millar de personas al día. “¿Que si abriré nuevos locales? Nunca se sabe, a mí sólo se me ocurren cosas malas”, dice con tono irónico. De Galicia conserva la escapada que hace cada verano para cargar pilas en su pueblo y parte del pescado y el marisco que sirve a diario a los locales, porque la mayoría del pop viene de Marruecos.
Sus dos hijos, que trabajan en el negocio, ya están preparados para tomar el relevo cuando decida despegarse del día a día. El momento no está claro. Lo que no duda es que de Barcelona no se moverá y al que debe su éxito: “Si algún día falta pan en alguno de mis restaurantes no pasa nada, pero si no tenemos pulpo, ya podemos cerrar”.