Energía

Shell afronta en La Haya el gran juicio por las emisiones de CO₂

La petrolera holandesa busca tumbar una sentencia histórica que le obliga a reducir su impacto un 45% para 2030

ARA
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Panel de una gasolinera de Shell en Estados Unidos, este lunes.

BarcelonaLa petrolera holandesa Royal Dutch Shell afronta esta semana un nuevo paso de su gran batalla judicial por la emisión de gases de efecto invernadero. Sobre la mesa existe una resolución histórica contra el gigante mundial de los combustibles fósiles que le obliga a reducir un 45% sus emisiones de CO₂ para 2030 respecto a 2019.

La sentencia recurrida la dictó una juez de La Haya en 2021, a partir de una demanda de la ONG holandesa Milieudefensie o Amigos de la Tierra de los Países Bajos. Esta organización alegaba que la empresa emite substancialmente más que todas las empresas y ciudadanos neerlandeses juntos. Ahora, los abogados de la firma británica Clifford Chance intentarán dar la vuelta a la sentencia argumentando que no tenía ninguna base legal y que sobrepasó las competencias del poder judicial.

En declaraciones al Financial Times, el profesor ayudante del centro de derecho privado transformador de la Universidad de Ámsterdam Klaas Hendrik Eller asegura que esa resolución fue la madre de todos los casos climáticos contra las corporaciones. "alimentó esta idea de que los tribunales fueran un actor importante en la lucha contra el cambio climático", añade.

Lo cierto es que aquella condena se consideró histórica porque por primera vez no se pedían compensaciones económicas a una compañía, sino que se le obligaba a cambiar de política. Y no era una empresa cualquiera: Shell era entonces la séptima empresa del mundo que emitía más emisiones de CO₂.

Mientras tanto, Shell ha moderado sus objetivos de reducción de emisiones para mantener el crecimiento de su negocio de gas, con la eliminación de un objetivo para 2035. Para 2030, Shell tiene previsto rebajar su impacto entre un 15% y un 20%.

El Acuerdo de París

La sentencia afirmaba que la compañía debía cumplir con el Acuerdo de París de 2015 sobre cambio climático, que sitúa en 2050 como horizonte para las cero emisiones e incluía limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Para Shell, estos acuerdos son de obligado cumplimiento para los estados, pero cree que no deberían aplicarse a las empresas.

Paralelamente, un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía sostiene que no habría cabida para nuevos proyectos de exploración de petróleo y gas si el calentamiento global se limita a los niveles acordados internacionalmente. Pero la organización Milieudefensie contraargumenta que la petrolera debe actuar respetando los acuerdos internacionales del clima, algo que ya les hizo ganar hace tres años. La compañía argumenta que la obligación de vender menos petróleo y gas antes de abordar primero la demanda mundial de sus productos no reduciría las emisiones globales.

De perder esta batalla, la petrolera aún podrá recurrir al Tribunal Supremo holandés, pero para el jefe de investigación corporativa de la organización sin ánimo de lucro Carbon Tracker, Maurizio Carulli, una nueva derrota crearía "muchas turbulencias en el precio de sus acciones".

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