El Radar

La increíble rebaja de impuestos que quiere hacer Andalucía

Moreno Bonilla ha prometido igualar la fiscalidad con Madrid

4 min
Juanma Moreno celebrando la victoria

En los últimos años nos hemos acostumbrado a ver a la Comunidad de Madrid bajando impuestos. Desde hace décadas una política de estado orientada hacia la capital española (donde se concentran el poder y las principales infraestructuras) le ha permitido chupar numerosas empresas, residentes y grandes fortunas del resto de España.

Este efecto capital le ha permitido bajar los impuestos. El debate está abierto: ¿es justo que lo haga, teniendo en cuenta el doping del que disfruta? Desde Catalunya, el País Valenciano o Andalucía se ha acusado reiteradamente a Madrid de hacer dúmping fiscal. Incluso Euskadi ha lanzado esta acusación, por increíble que parezca. El gobierno central se comprometió con Esquerra Republicana a corregir este dúmping a cambio de que el partido independentista le aprobara los presupuestos del 2021, pero nunca más se ha sabido nada. Como tampoco se ha sabido nunca más nada de la reforma fiscal que prometió el ejecutivo de Pedro Sánchez en Bruselas a cambio de los fondos Next Generation, ni de la reforma del sistema de financiación autonómica, que hace ocho años que se tendría que haber revisado.

Pese a esta parálisis, el mundo no se para. El pasado domingo Juanma Moreno Bonilla consiguió la mayoría absoluta en las elecciones andaluzas prometiendo una rebaja de impuestos generalizada. “Iremos bajando todos [los impuestos] gradualmente durante la legislatura hasta intentar llegar al nivel de la Comunidad de Madrid, para poder competir con ella”, dijo Moreno en una entrevista a Expansión. En concreto, prometió bajadas en el IRPF (el impuesto más grande de todos por volumen de recaudación), en AJD (el que se paga cuando te compras un inmueble de segunda mano, por ejemplo), tasas y “todo lo que son impuestos autonómicos”. No lo especificó pero se supone que tiene en la cabeza el impuesto de sucesiones y donaciones, por ejemplo.

Evidentemente, una cosa es lo que se promete en campaña y otra la que se hace en el gobierno, como bien saben Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro, que llegaron al gobierno en 2011 prometiendo menos impuestos y lo primero que hicieron fue subirlos.

Ahora bien, si Moreno Bonilla cumple su promesa nos encontraremos ante una situación increíble: una comunidad autónoma que no es autosuficiente (paga menos de lo que recibe) se lanza a rebajar impuestos. Eso sí, seguirá teniendo servicios universales –como el acceso a la escolarización o a la sanidad pública– que en último término estarán garantizados por el Estado, es decir, por todos los que pagamos impuestos en España, donde Catalunya ocupa una posición muy destacada.

Diferencias enormes

Según las últimas balanzas fiscales publicadas por el mismo ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro en 2017, Catalunya tenía un déficit fiscal de casi 10.000 millones (la segunda comunidad con peor registro, por detrás de Madrid) y, en cambio, Andalucía un superávit fiscal de 7.700 millones. Una enorme diferencia que quizás explica por qué en 2018, coincidiendo con la llegada de la andaluza María Jesús Montero al ministerio de Hacienda, el gobierno español dejó de publicar estos datos.

Se puede discutir si nos parece bien que Madrid baje impuestos o no, pero el hecho es que se trata de una comunidad que se lo puede pagar (otro tema es si el efecto capital es injusto o si se tendría que tener en cuenta). Pero parece bastante evidente que Andalucía no se puede permitir estas rebajas de impuestos.

Evidentemente, la esperanza andaluza es que una rebaja fiscal permita atraer inversiones y fortunas que, de lo contrario, irían a otros territorios de España. La consecuencia de esto podría ser el inicio de una carrera entre comunidades para ver quién tiene los impuestos más bajos (por el camino, evidentemente, nadie querrá renunciar a sus pensiones o a sus servicios públicos gratuitos). Es lo que en inglés se conoce como “race to the bottom”, como acostumbra a decir el experto Guillem López Casasnovas. En resumen, el riesgo de lo que empezó a hacer Madrid y que ahora quiere hacer Andalucía es que haya una competición por arruinar al vecino. “Esto no es el conjunto de España compitiendo con Holanda para atraer inversiones”, pone de ejemplo el mismo Casasnovas. “Esto es simplemente Madrid y Andalucía compitiendo para atraer las inversiones que quieren venir a España”. 

A todo esto habrá contribuido el inmovilismo del gobierno central. Exactamente lo que se supone que tendría que evitar un ejecutivo que se considera progresista, ¿no?

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