“Se desnudó y nos insultó durante 45 minutos porque no le dábamos cita"

Los incidentes contra trabajadores del SEPE se disparan a raíz de la pandemia

Cues a la oficina del ZOCO de la calle Sepúlveda de Barcelona
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Era Jueves Santo cuando un hombre de unos cincuenta años se presentó en la oficina que el SEPE comparte con el SOC en la calle Sepúlveda de Barcelona. Accedió e intentó pedir cita después de explicar, desesperado, que lo había intentado reiteradamente por teléfono y por internet pero que no había manera. Los trabajadores le comunicaron que ellos no podían hacer nada. “Fue a la puerta de la oficina, se desnudó –incluso se quitó la mascarilla – y estuvo insultándonos durante 45 minutos porque no le dábamos una cita”, explica Miguel Ángel García, trabajador del SEPE de esta oficina. “El señor estaba muy enfadado, gritaba y nos decía de todo menos guapos”, añade. El incidente se acabó cuando se presentaron los Mossos d'Esquadra, alertados por el personal de seguridad, y el hombre se vistió y se fue.

Desde que se abrieron al público las oficinas del SEPE después del confinamiento más estricto, el julio pasado, han aumentado los incidentes y amenazas hacia el personal, según denuncian los sindicatos, por parte de ciudadanos desesperados y hartos de ver cómo pasan meses y meses y no hay manera de que los atiendan. “Se han dado situaciones muy desagradables, con usuarios que iban a las oficinas para amenazar, insultar, gritar o incluso agredir físicamente a los trabajadores que estaban atendiendo presencialmente”, explica la coordinadora estatal de la UGT del SEPE.

Los incidentes de máxima tensión pasaron justo después del confinamiento domiciliario, con un gran número de ERTEs por resolver. En Madrid, por ejemplo, se dieron casos de ciudadanos que esperaban a que los empleados que estaban en la oficina sin atender presencialmente salieran del trabajo para insultarles. “En algún caso daban golpes a los cristales e incluso llegaron a romper alguno. Se creó una cierta psicosis”, admite García.

“La situación fue muy difícil: llevábamos muchos meses sin abrir al público, la gente venía a las oficinas porque no conseguía contactar con nosotros por teléfono ni por internet, con el nerviosismo lógico de llevar meses sin cobrar”, explica otra trabajadora del SEPE de otra oficina de Barcelona que prefiere mantener el anonimato.

Ante esta situación, el SEPE optó por aumentar la seguridad en las oficinas, que pasaron de tener un vigilante a dos. En el caso de la de Sepúlveda se incrementaron hasta cinco, porque hay dos oficinas juntas. “Durante este tiempo he oído muchos casos de desesperación de los afectados, que entiendo perfectamente. Afortunadamente yo no he sufrido ningún incidente a nivel personal”, expone García.

Los Mossos d'Esquadra, sin embargo, se han tenido que presenciar varias veces en la oficina en la que trabaja. En otra ocasión –recuerda– un grupo de ciudadanos que esperaban a ser atendidos, aprovechando la llegada de medios de comunicación, empezaron a gritar y a denunciar el mal funcionamiento del SEPE. A pesar de estos incidentes, sin embargo, García afirma que en el actual contexto los ciudadanos –muchos de los cuales continúan con su batalla desesperada con el SEPE– “han demostrado, una vez más, tener más sentido común que nuestros dirigentes”.

Falta de plantilla

Desde la UGT aseguran que el personal del SEPE entiende la desesperación de los usuarios pero subrayan que “en ningún caso” se puede responsabilizar de su situación a una plantilla que está “cerca del colapso”, menguada por los recortes de personal de los últimos años. Por cierto: el hombre que se desnudó fue atendido el martes justo después de Semana Santa.

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