Lagarde admite más riesgos económicos por culpa de la inflación

El BCE confirma que las compras de deuda terminarán el tercer trimestre y mantiene a mínimo los tipos

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.

BruselasEl Banco Central Europeo (BCE) no cambia el rumbo, pero la inflación bate récords históricos y la preocupación por los riesgos y consecuencias que tiene y tendrá en la economía también aumentan dentro de la sede de la institución en Frankfurt (Alemania). En la reunión del consejo de gobierno del BCE de este jueves, no ha habido grandes cambios: el programa de compras de deuda concluirá el tercer trimestre de este año y los tipos de interés, que están en mínimos históricos del 0% desde 2016, no se tocarán hasta entonces. Pero en las palabras de la presidenta de la institución, Christine Lagarde, se detecta más preocupación y más decisión para empezar a actuar. Por eso, se ha fijado más taxativamente que la compra de deuda se acabará el tercer trimestre, cosa que acerca la fecha para decidir sobre los tipos de interés.

"Nos mantenemos en la secuencia que nos habíamos marcado: completar primero las compras de deuda y un tiempo después decidiremos sobre el aumento de tipo de interés y otros aumentos subsiguientes", ha dicho Lagarde. Los tipos de interés, pues, se mantendrán así hasta "un tiempo después" que acabe el programa de compra de deuda (APP), hecho previsto para el tercer trimestre del año. La sutil novedad aquí es que se confirma "más específicamente", en palabras de Lagarde, que la APP concluirá el tercer trimestre, porque después de analizar los últimos datos macroeconómicos, el BCE considera "reforzadas" sus intenciones para hacerlo así.

Ahora bien, el BCE siempre se reserva margen. "Un tiempo después", tal como ha dicho Lagarde, es una expresión queridamente ambigua que puede querer decir desde "semanas" hasta "meses" después del tercer trimestre. ¿Y cuándo acaba el tercer trimestre? Pues en cualquier de los tres meses que el BCE considere pertinente, según ha remarcado también la exministra francesa. Es decir, como mínimo, hasta finales de junio el BCE no piensa tocar los tipos, pero si será en julio o en septiembre todavía no está claro. Y no es hasta entonces que el BCE prevé que la inflación empiece a acercarse a su objetivo, alrededor del 2%. "La inflación se mantendrá alta los próximos meses", dice el comunicado del organismo con sede en Frankfurt (Alemania). Ahora mismo, sin embargo, está muy disparada en toda la eurozona, un 7,5% según los últimos datos de Eurostat, principalmente debido a los precios de la energía, al alza por la guerra en Ucrania.

Toda esta ambigüedad estudiada demuestra la voluntad de flexibilidad de la institución para poder maniobrar en un escenario de máxima volatilidad: "En las actuales condiciones de alta incertidumbre, el consejo de gobierno mantendrá la opcionalidad, la gradualidad y la flexibilidad en la gestión de la política monetaria. Tomará todas las medidas necesarias para cumplir el mandato del BCE de perseguir la estabilidad de precios y de contribuir a salvaguardar la estabilidad financiera", dice el comunicado de la institución.

La guerra es, pues, la máxima preocupación del BCE y de las principales instituciones europeas, que ya hace semanas que asumen que el conflicto ha malogrado el camino de crecimiento económico que empezaba a consolidarse después de la pandemia del coronavirus. El mismo BCE admite que "el desarrollo de la economía dependerá fundamentalmente de como evolucione el conflicto, del impacto de las sanciones actuales y de posibles medidas posteriores". Lagarde ha pronosticado que el crecimiento de la eurozona será "débil" este año, justamente por este motivo.

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