El abaratamiento de los carburantes y del ocio recorta el coste de la vida por debajo del 2%

BarcelonaEl abaratamiento de los carburantes y de los servicios de ocio y cultura impulsó a la baja la inflación tanto en Cataluña como en España. Los precios crecieron el mes pasado en Catalunya por debajo de la barrera del 2% anual, la cifra que se marca como máximo el Banco Central Europeo y que era habitual antes del estallido inflacionista registrado a partir de 2021, según datos del índice de precios de consumo (IPC, el indicador que mide el coste de la vida) publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística.

Así, en Catalunya el IPC creció un leve 0,1% respecto a abril, mientras que si se compara con mayo del pasado año el aumento fue del 1,8%. En el conjunto de España, el incremento mensual también fue del 0,1% y el anual del 2%, una décima por encima de los datos provisionales publicados por el propio INE el 30 de mayo.

Los precios de los carburantes fueron uno de los elementos que explican la moderación de la inflación en mayo. En Catalunya cayeron un 1,9% en comparación con abril y acumularon un abaratamiento del 9,3% respecto a un año atrás. Esto ha tenido un impacto sobre los servicios de transporte, cuyo coste también cayó respecto a abril un 2,9% y que también acumulan caídas por encima del 8% entre mayo de 2024 y el de este año.

El otro elemento a tener en cuenta fueron los servicios de ocio y cultura, particularmente los servicios turísticos. El hecho de que este año la Semana Santa cayera en abril hizo que el encarecimiento habitual por estas fechas de servicios de hostelería y turismo se produce entonces, con la consiguiente rebaja en mayo, cuando la demanda vuelve a caer a la espera de la llegada del verano. Aunque el conjunto de servicios de ocio en Cataluña cayeron en general, fue el turismo el que explica buena parte de la reducción. El precio de los paquetes turísticos en Catalunya cayó un 9,4% respecto a abril, aunque en conjunto la hostelería y restauración se encarecieron un 0,5%.

En el otro extremo, la moda fue lo que más subió de precio: entre abril y mayo el vestido se encareció un 5,1% y el calzado un 4,6%, según el INE.

En cuanto a la alimentación, uno de los elementos que más impactan en la economía de las familias, los precios crecieron de media un ligero 0,1% mensual en Cataluña. Destaca el abaratamiento del 4,8% respecto a abril de las legumbres y verduras frescas y del 5,8% de los aceites. Así, se mantiene la tendencia a la baja del coste del aceite de oliva –en un año el precio de los aceites ha caído más de un 34%– después de los fuertes aumentos registrados hace un año, cuando la sequía mermó notablemente su producción tanto en Catalunya como en otras zonas productoras de España, especialmente Andalucía.

El coste del pescado fresco también cayó, en este caso un 0,9%, mientras que la fruta fresca se encareció un destacable 4,7%.

Una tasa anual de inflación inferior al 2% fue habitual en los años de la crisis financiera y durante su posterior recuperación, así como durante la pandemia. Por el contrario, los precios empezaron a dispararse a finales del 2021 por lo que los economistas llaman un choque de oferta; es decir, por la escasez de productos, en ese caso producida por la reactivación de la economía después de los meses más duros de la covid.

Concretamente, las políticas de código cero implementadas por el gobierno de China mantuvieron detenida parte de la industria de este país, que se sumó al colapso logístico de las cadenas de producción internacionales, sobre todo por el transporte marítimo, lo que provocó problemas de abastecimiento a muchos sectores industriales y, por tanto, un aumento de precios a escala global. Cuando estos problemas empezaron a arreglarse, la invasión rusa de Ucrania en febrero del 2022 provocó una crisis energética que hizo crecer el precio del petróleo y del gas natural, sobre todo en Europa, donde muchos países tenían una fuerte dependencia de la energía que les vendía Moscú.

El pico máximo inflacionario se produjo en el verano de 2022, cuando en Cataluña y en el conjunto del Estado la tasa anual de crecimiento del IPC superó el 10%. A partir de entonces los precios han vuelto a la normalidad de forma lenta y el pasado mes ya se situaron por debajo de dicho umbral del 2% que el BCE considera la tasa óptima a largo plazo y que era el nivel habitual en los últimos veinte años.