China, rehén de la política del covid cero
El consumo interno paralizado, el aumento del paro y el retardo de las cadenas de producción y logística amenazan el crecimiento del gigante asiático
PekínLa decisión política de mantener la estrategia del covid cero desacelera la economía de China. Los bloqueos continuos de ciudades y los largos confinamientos afectan a las cadenas de producción y la logística, y tensionan el comercio mundial. A pesar de que los indicadores económicos de mayo han mejorado ligeramente, la recuperación económica continuará siendo frágil hasta que desaparezca la amenaza de restricciones y paralizaciones parciales de la actividad provocadas por la lucha contra los brotes de ómicron.
Pekín se sigue aferrando a someter a la población a pruebas masivas, rastreos exhaustivos de los contactos cercanos a los infectados y largas cuarentenas para luchar contra la variante ómicron. El resultado es que la población vive bajo la amenaza de las interrupciones. El largo confinamiento de Shanghái y el semibloqueo de Pekín son solo la punta del iceberg. Unos 373 millones de chinos han vivido bajo algún tipo de restricción desde marzo.
Se ha calculado que solo el coste de las pruebas PCR gratuitas para la población, que por ejemplo ahora en Pekín se hacen diarias o cada 48 horas dependiente del barrio, podrían costar a China entre un 1,5% y un 1,8% de su PIB en 2022.
Los problemas de la segunda economía mundial son profundos. Cuando se levantan los confinamientos, recuperar la producción y la logística es relativamente rápido, pero es mucho más difícil recuperar el consumo interno y combatir la desocupación, puesto que la incertidumbre provoca que la gente no gaste, y más cuando la posibilidad de perder el trabajo es alto.
La tasa de paro se sitúa en el 5,9%, una cifra preocupante y que aleja el objetivo del Gobierno de que no supere el 5,5% en 2022. Además, según los datos oficiales, en 31 ciudades importantes el paro aumentó hasta el 6,9%, el dato más alto registrado desde que hay estadísticas. La realidad todavía es más problemática, puesto que los indicadores del paro no contabilizan la inmensa masa de emigrantes del campo en la ciudad, unos 270 millones, que suelen ser los primeros que se quedan sin trabajo.
Tiendas vacías
La crisis afecta especialmente al sector servicios. Un simple recorrido por las calles de Pekín o Shanghái permite ver como abundan los locales desocupados y hay centros comerciales medio vacíos. Los pequeños negocios no consiguen sobrevivir a las constantes interrupciones de la actividad. Además, China también tiene que hacer frente a los problemas del sector inmobiliario, fuertemente endeudado y que aportaba una cuarta parte del PIB. Las ventas inmobiliarias han caído un 59% en mayo.
Desde principios de 2022, la inversión extranjera también ha empezado a huir de China buscando destinos más seguros ante los riesgos que comportan las continuas paradas en las cadenas de producción. Las exportaciones también se enfrentan a una caída de la demanda mundial debido al aumento del coste del transporte y la inflación.
La mayoría de los expertos vaticinan que el PIB de China crecerá entre un 3% y un 4%, lejos del 5,5% previsto por el Gobierno. La situación económica preocupa tanto que el primer ministro, Li Keqiang, ha multiplicado su presencia pública y las reuniones con los cuadros del partido. Se ha aprobado un paquete de 33 medidas de reactivación que incluyen incentivos fiscales para las empresas.