UE

Bruselas desafía a Alemania y tira adelante con los aranceles en los coches eléctricos de China

La Comisión Europea pretende "contrarrestar" las "subvenciones injustas" que reciben las marcas chinas

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Von der Leyen y Scholz en una imagen de archivo de un Consejo Europeo.

BruselasBruselas ha tirado por el derecho pese a la oposición de Alemania, la locomotora industrial de la Unión Europea, y ha dado un nuevo paso adelante en la guerra comercial que mantiene con China. La Comisión Europea ha anunciado este jueves que a partir de mañana entrarán en vigor los aranceles provisionales en los coches eléctricos chinos que se importan en el bloque comunitario porque reciben "subvenciones injustas" de Pekín. De esta forma, este nuevo impuesto, que puede llegar a ser del 37,6% en algunas marcas, se sumará al 10% que ya aplicaba el ejecutivo comunitario a todos los vehículos que se importan.

Concretamente, la Comisión Europea impondrá el 37,6% de impuestos de importación a todas aquellas empresas chinas que, considera, no han colaborado con la investigación de Bruselas, como SAIC, que tiene un 20% deChery, la marca que junto a Ebro industrializa la antigua planta de Nissan en Barcelona. En cambio, la tasa será menor para marcas que se han mostrado más predispuestas a trabajar con Bruselas como BYD (17,4%) o Geely (19,9%).

Bruselas defiende la conveniencia de subir los aranceles a los coches eléctricos para "contrarrestar" el hecho de que la industria del gigante asiático juega con ventaja porque está "ampliamente subvencionada" en toda la cadena de valor. En este sentido, fuentes comunitarias remarcan que se trata de una "amenaza previsible e inminente" para la industria de la UE.

Ahora bien, hay que recordar que estos aranceles son provisionales y sólo se aplicarían de forma definitiva a partir del próximo otoño. Además, la Comisión Europea remarca que están negociando con distintos actores del gigante asiático para llegar a una solución amistosa al conflicto y evitar una escalada en la guerra comercial de Bruselas con Pekín. Fuentes comunitarias señalan que ya lo están discutiendo y ven "algunos progresos".

Sin embargo, la industria china y Pekín no se han tomado demasiado bien los aranceles de la Comisión Europea. El régimen de Xi Jinping ha acusado a la UE de impulsar medidas proteccionistas y ha amenazado con volverse. Pekín quiere subir los aranceles de los coches que China importa de la Unión Europea, y ya ha lanzado una investigación para cobrar tasas de importación a la carne de cerdo, lo que afectaría a Catalunya. También ha puesto en el punto de mira algunas bebidas alcohólicas, como el coñac o el brandy francés.

La oposición alemana

La Unión Europea tiene clasificada a China como un "rival sistémico" desde 2019 y, sobre todo a raíz de la guerra de Ucrania, quiere reducir a toda costa sus dependencias críticas con todos los sectores y países, como las que mantiene con el gigante asiático con los chips o la industria verde. Sin embargo, este posicionamiento suele chocar con el país más grande e influyente de la UE, Alemania, un país exportador que tiene muchos intereses económicos con Pekín y quiere evitar una escalada en la guerra comercial.

Según la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil, Alemania vendió el año pasado hasta diez veces más coches eléctricos en China que al revés. Y, en el global de turismos, la industria alemana exportó cien veces más vehículos que importó. Por eso, diferentes patronales alemanas o grandes marcas como Volkswagen defienden que las exportaciones chinas no son una amenaza para la UE y han pedido a Bruselas que dé marcha atrás.

También se ha pronunciado en este sentido en distintas ocasiones el gobierno alemán. Sin ir más lejos, este miércoles el ministro de Finanzas germano, Robert Habeck, volvió a presionar a Bruselas para que encuentre una solución amistosa con Pekín antes de imponer los aranceles de forma definitiva y aseguró que ni en China ni en la UE, que son "grandes exportadores", les conviene una guerra comercial. "Estamos hablando intensamente con la Comisión y con las autoridades chinas", aseguró el ministro alemán.

Por el contrario, el otro gran país de la UE, Francia, se muestra favorable a aumentar el proteccionismo respecto a China y sobre todo en lo que se refiere a la industria automovilística, que también es muy potente en el país galo. De hecho, se prevé un nuevo toma y daca entre París y Berlín sobre esta iniciativa cuando los Estados miembros tengan que discutirlo y ratificarlo o tumbarlo definitivamente.

Aunque Alemania ya tiene algunos países que le apoyan con esta medida, como Suecia, gran parte de los socios europeos se muestran críticos con las reticencias del país germánico a modificar la relación de la UE con China. De hecho, recuerdan las consecuencias de la dependencia del bloque europeo respecto al gas ruso que Berlín potenció, y que terminó con una crisis energética y de precios, y una Alemania con un crecimiento económico muy débil. Por eso, la mayoría de estados miembros quieren evitar tropezar dos veces con la misma piedra, aunque sea a contracorriente de los intereses de la locomotora industrial germánica.

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