Macroeconomía

La Cámara también mejora las previsiones de crecimiento económico, pero alerta: "No todo va tan bien"

La entidad empresarial espera que el PIB catalán aumente un 3% este año

Turistas frente a un inmueble con pisos turísticos en el barrio de la Barceloneta, en la capital catalana.
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BarcelonaLa Cámara de Comercio de Barcelona se ha añadido al resto de instituciones económicas ya los gobiernos catalán y español y ha incrementado la previsión de crecimiento de la economía para 2024. A pesar de la mejora y las buenas perspectivas de la economía catalana –con una evolución mucho mejor que la media europea–, la institución empresarial también ha enviado un mensaje de cautela en medio de los buenos datos: "No todo va tan bien", ha asegurado el jefe del gabinete de estudios de la Cámara, Joan Ramón Rovira.

Concretamente, el ente cameral ha incrementado medio punto su pronóstico de crecimiento del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide el tamaño de una economía) de Catalunya para 2024 respecto a las últimas previsiones, publicadas el mayo pasado: del 2,5% al ​​3%. Por lo que respecta a 2025, mantiene la tasa prevista en el 2,4%. En ambos casos, se trata de cifras muy superiores a las previstas para el conjunto de la zona euro, donde la mayoría de instituciones esperan crecimientos cercanos al 1%. "Debemos tener una mirada positiva: Catalunya será una de las economías que experimentará un avance más robusto del PIB en Europa", ha celebrado el presidente de la Cámara, Josep Santacreu.

El aumento de la previsión de la Cámara llega justamente al día siguiente que el FMI también subiera su pronóstico respecto a la economía española y la semana después de que lo hiciera la Generalitat sobre la economía catalana. Estos buenos augurios sobre la evolución de la actividad económica en Cataluña se deben, sobre todo, a que este año el sector exterior en general, y el turismo en particular, han sido "más fuertes" de lo previsto inicialmente, según Rovira, algo que se vio una vez se acabó la temporada de verano. Todo ello, ha destacado, pese al hecho de que "no hemos vuelto a alcanzar máximos de gasto turístico de antes de la pandemia".

También las exportaciones han avanzado con fuerza. "Las exportaciones de bienes se disparan en valor [este año], pero siguen perdiendo volumen", ha dicho Rovira. Esto puede ser por dos factores: el primero, "muy positivo", sería que se exporten productos de mayor calidad y, por tanto, más caros, mientras que el segundo sería que el encarecimiento de los costes productivos, especialmente la compra de gas y petróleo, haya obligado a las empresas catalanas a vender en el extranjero a precios más elevados.

El jefe del gabinete de estudios de la Cámara de Comercio de Barcelona, ​​Joan Ramon Rovira, este miércoles.

Asimismo, la tercera pata del crecimiento este año es el consumo público, que es el gasto de las administraciones con impacto directo, como por ejemplo en educación, pero que no incluye, por ejemplo, prestaciones como las pensiones. En los próximos dos años, sin embargo, la Cámara espera que el consumo público perderá peso a favor del consumo de las familias. "El empleo va muy bien y lo que más impulsa el consumo es el empleo. Cuando la gente tiene trabajo consume más", ha dicho Rovira. Además, los datos apuntan a una mejora de los sueldos reales de los trabajadores en los últimos años, a pesar de la persistente inflación en los últimos dos años, lo que puede favorecer aún más el consumo de los hogares.

Optimismo moderado

Pese a los buenos datos, Rovira cree que hay que evitar el "cofoísmo" porque, desde el final de la cóvida, Cataluña experimenta esencialmente un "crecimiento extensivo", basado en la expansión demográfica, y no intensivo, es decir, basado en incrementar el valor añadido de la producción. "El hecho de que el crecimiento del PIB esté al 3% está muy bien, pero sería mejor que creciéramos en PIB por persona, y para que esto ocurra hay que aumentar la productividad", indicó Rovira, quien cree que "hay deberes por hacer" en ese aspecto. "Es el momento de hacer los deberes, porque sin un crecimiento intensivo vamos a tener dificultades", ha añadido Santacreu.

En este sentido, Rovira señala la inversión como un elemento indispensable para obtener las mejoras productivas en el conjunto de la economía que permitirían tener un crecimiento más sólido y, por tanto, sostenible a largo plazo. El economista ha apuntado que desde hace más de una década las tasas de inversión productiva de Catalunya –también en el conjunto del Estado– están por debajo de la media europea si se miden en inversión por persona ocupada (el indicador habitual). En los últimos años han mejorado, pero se mantienen por debajo porque, durante la salida de la crisis financiera de 2008, empresas, familias y administraciones en España tuvieron que dedicar una parte de las ganancias a rebajar los altos niveles de deuda contraídos a principios de los 2000, cuando en otro contexto ese dinero se habría dedicado a inversiones.

En esto, la Cámara envía un mensaje optimista. "La inversión es un tema clave y hay noticias buenas", apuntó Rovira. En primer lugar, por la mejora general de la confianza empresarial y, en segundo lugar, por las perspectivas de recortes de los tipos de interés del Banco Central Europeo, que facilitarán a las empresas el acceso al crédito: "Esto hace animar la inversión productiva", ha explicado Rovira. Además, los fondos europeos Next Generation son también un impulso. "Hay mucha inversión que ahora está en marcha, pero que no veremos hasta 2025 o 2026 o más allá".

Sobre las mejoras productivas, la Cámara apunta al papel "crucial" de la industria, sobre todo la manufacturera. Mientras que la productividad en Cataluña aumentó un 19,6% entre 2000 y 2022, en el sector industrial la mejora fue del 65,7%, aunque se ha estancado desde 2019. Además, el peso de las exportaciones catalanas sobre el total de exportaciones de la zona euro ha crecido, algo que Rovira califica de "éxito". En este sentido, la industria catalana no sufre "la anemia" que afecta a países como Alemania, pero en los últimos años ha dejado de converger en productividad con el resto de Europa.

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