El gobierno español mantiene las previsiones de crecimiento para este año, pero las reduce para el 2023
El FMI también recorta las proyecciones de crecimiento, tanto para España como para la economía mundial
BarcelonaEl gobierno español ha mantenido sin cambios el pronóstico de crecimiento de la economía para este año, pero ha tenido que recortarlas para el 2023, según la revisión trimestral del cuadro macroeconómico del ejecutivo. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha justificado la rebaja por la coyuntura económica actual a nivel mundial y europeo, muy afectada por la guerra en Ucrania y el encarecimiento de precios de la energía y de primeras materias que ha causado.
La reducción coincide con la que también ha anunciado este martes el Fondo Monetario Internacional, que ha vuelto a rebajar los pronósticos de crecimiento de la economía española para este año y el próximo, como ya hizo en el mes de abril pasado.
De hecho, también el pasado abril, el Ministerio de Economía, el encargado de llevar a cabo la actualización, ya redujo del 7% pronosticado inicialmente hasta el 4,3% la tasa prevista de crecimiento del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica de un territorio) español para este año, una cifra que no varía con la revisión de julio presentada este jueves por Calviño. Sí que se revisa a la baja, sin embargo, la tasa pronosticada para el año que viene, que cae 0,8 puntos porcentuales hasta el 2,7%.
En cuanto a los pronósticos del FMI, el organismo prevé unas cifras de crecimiento claramente positivas, del 4% en 2022 y del 2% en 2023, según su informe trimestral de previsiones macroeconómicas publicado este martes. Ahora bien, las últimas predicciones del organismo, el pasado abril, eran del 4,8% y del 3,3%, respectivamente.
Calviño insiste en el "fuerte" crecimiento
En la rueda de prensa posterior al consejo de ministros, Calviño ha indicado que el contexto actual es de "elevada incertidumbre" y que está marcado por las "presiones inflacionistas que afectan a las economías occidentales", derivadas sobre todo por el encarecimiento de la energía que ha provocado fuertes subidas de precios desde hace meses.
A pesar de esto, la vicepresidenta ha destacado el "fuerte crecimiento" de la economía española, gracias –ha añadido– a la "recuperación de la inversión", muy parada durante los dos años de pandemia y empujada ahora por los fondos europeos, y al "fuerte tono de las exportaciones de las empresas españolas", a pesar de que el déficit comercial del Estado con el extranjero ha empeorado por el encarecimiento de la energía. Aun así, lo que más ha destacado Calviño como señal de optimismo es la buena evolución del mercado de trabajo "gracias a la reforma laboral", con más contrataciones indefinidas y "un fuerte ritmo de crecimiento del empleo", a pesar de que en la segunda mitad de junio se ha experimentado "un retraso".
El cuadro macroeconómico es uno de los elementos que forman parte del programa de estabilidad que los gobiernos de los países de la Unión Europea tienen que enviar a Bruselas como parte de la normativa fiscal comunitaria. En este plan, los ejecutivos estatales detallan sus proyecciones sobre la evolución de la economía y, por extensión, de las cuentas de la administración pública. Además, el cuadro macroeconómico también sirve al gobierno para elaborar los presupuestos del Estado y para fijar el techo de gasto.
El gobierno ha publicado el cuadro sin esperar los datos oficiales de crecimiento económico del segundo trimestre, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicará este próximo viernes. Aquel mismo día el INE también dará a conocer los datos avanzados de julio del índice de precios al consumo (IPC), que mide la evolución de los precios de bienes y servicios de consumo.
El FMI se muestra pesimista
La rebaja de los pronósticos de crecimiento de la economía española, sin embargo, no son una excepción. El FMI también ha publicado la revisión de sus previsiones de crecimiento con reducciones en la mayoría de países del mundo y a nivel global. La institución espera que el PIB mundial incremente este año a un ritmo del 3,2%, cuatro décimas menos que la proyección de abril, y un 2,9% el año que viene, siete décimas menos respecto a lo anunciado hace tres meses.
El organismo dirigido por Kristalina Georgieva justifica los recortes a los pronósticos por el contexto de retraso de la actividad a nivel global. Un retraso que está provocado por la incertidumbre creada por la guerra de Ucrania; la escalada de precios de la energía y las materias primas; el frenazo de China; una hipotética crisis alimentaria en los países en vías de desarrollo, y los cuellos de botella creados con la reactivación económica después de la pandemia.
Entre los grandes países de la UE, Francia registra reducciones inferiores a las de España (del 0,6 y el 0,4 puntos porcentuales en 2022 y en 2023), mientras que Alemania es la más perjudicada debido a la fuerte dependencia de su economía del gas ruso: Para este año, el FMI recorta la tasa de crecimiento del 2,1% anunciada en abril al 1,2%, mientras que para el año que viene la deja en 0,8%, cuando tres meses atrás el pronóstico era del 2,8%.
En cambio, la institución internacional mejora los pronóstico para Italia en 0,7 puntos porcentuales –hasta el 3% para el 2022– pero para el año siguiente los rebaja un punto hasta el 0,7%.
"El crecimiento en la zona euro también se ha revisado a la baja", señala el informe de previsiones del FMI. El documento indica que "las perspectivas mejoradas para el turismo y la actividad industrial en Italia quedan más que compensadas por reducciones significativas en Francia, Alemania y España". Las razones son las repercusiones que tiene la invasión rusa de Ucrania, así como "la asunción de condiciones financieras más duras" debido a los incrementos de los tipos de interés que tiene que ir aprobando el Banco Central Europeo desde julio hasta finales de año si se mantiene la inflación tan elevada.
En cuanto a la economía mundial, el FMI recorta con fuerza las perspectivas de crecimiento para Estados Unidos, que el FMI espera que crezca un 2,3% y un 1% este año y el próximo, cifras 1,4 y 1,3 puntos inferiores a las proyectadas en abril, respectivamente. El organismo también avisa que "la desaceleración en China persiste" debido a la fuerte incidencia del coronavirus en el país y las restrictivas medidas de control que todavía aplican las autoridades de Pekín, un hecho que lleva meses causando disrupciones en la industria y en los puertos que han impactado negativamente sobre la economía mundial.