Así golpea el envejecimiento de la población el mercado de la vivienda
El Banco de España añade la vivienda a las problemáticas que se derivan de la realidad demográfica
MADRIDEl envejecimiento en España es un problema económico de primera magnitud. Bajo el paraguas de este cambio demográfico se esconden otras cuestiones que, si bien pueden observarse por separado, conforman una ecuación, y no poco problemática. Es el caso del papel de los trabajadores extranjeros en el mercado laboral, la vivienda y el crecimiento económico.
La cuestión la planteó el director general de economía y estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, y se desprende entre líneas en el Informe Anual 2023publicado recientemente de la siguiente manera: los actuales problemas para acceder a la vivienda –que las personas migrantes ya sufren de forma más pronunciada, como explicaba el ARA en este reportaje–, pueden suponer un hándicap a la hora de hacer de España un lugar de destino para empresas y trabajadores extranjeros. Una situación que afectaría de lleno al crecimiento económico teniendo en cuenta que la magnitud del cambio demográfico coloca al flujo de trabajadores extranjeros como un elemento clave a la hora de mantener los niveles de empleo y, por tanto, el dinamismo económico.
Gavilán lo ejemplificaba con el caso de Irlanda: “[En este país] los problemas de acceso a la vivienda suponen un problema para las multinacionales y la llegada de trabajadores que quieren establecerse en el país. Indudablemente, es una restricción que tiene un impacto en la economía”, explicaba.
Palmo a palmo. De entrada, a ojos del Banco de España, el envejecimiento de la población incide "negativamente" en el crecimiento del empleo y la productividad y, por tanto, en el crecimiento económico. Una situación a la que se suma la salida del mercado laboral durante los próximos veinte años de la generación del baby boom, la más numerosa, y en consecuencia el incremento del gasto del sistema de pensiones (hay consenso en que la llegada de inmigrantes será clave para afrontarla).
Sin embargo, algunas actuaciones en materia de política económica podrían "paliar estos efectos adversos". El Banco de España receta cuestiones como un replanteamiento de las políticas activas de empleo y también de las políticas de formación. También recomienda no perder de vista la importancia de los flujos migratorios.
Ahora bien, "esto obliga a prever otras muchas cosas vinculadas a las prestaciones sociales, en particular el parque de vivienda, pero también a pensar en la escuela o la sanidad", apunta el profesor del departamento de economía de la Universidad de Barcelona (UB) Javier Vázquez. En el caso de la vivienda, y teniendo en cuenta este escenario, a juicio del Banco de España el principal problema es el desequilibrio entre oferta y demanda. "Desde 2016, el crecimiento demográfico fruto de los flujos migratorios y la concentración de la población en ciertas áreas geográficas son factores fundamentales para explicar el incremento de la demanda y de los precios de la vivienda, tanto de alquiler como en propiedad", apunta el ente. Por el contrario, habla de una "restricción de la oferta" resultado sobre todo de la poca rehabilitación, pero también de la poca producción de obra nueva.
El ente supervisor pone cifras a todo ello: compara la creación neta de hogares y la llegada de personas migrantes con el número de inmuebles terminados y llega a la conclusión de que desde ahora y hasta el 2025 serán necesarias 600.000 viviendas nuevas para equilibrar el mercado. Sin embargo, el reto se hace aún mayor si se tienen en cuenta las dificultades ya palpables a la hora de acceder a un piso y que afectan de forma más abrupta a las personas con rentas bajas, los jóvenes y la población migrante, sobre todo en las zonas urbanas, donde hay mayor demanda de trabajo.
Fortaleza económica
El crecimiento económico que hoy registra el Estado no podría explicarse sin la presencia de personas trabajadoras inmigrantes. "Hay factores de atracción", apunta Vázquez, que sitúa como principal el hecho de que, en comparación con otras economías europeas, en la española y la catalana hay demanda de trabajo, aunque mucho poco cualificado. Sin embargo, señala el reciente fenómeno de los expatos. También se explica por lo que está ocurriendo en los países de origen, recuerda Vázquez: "En muchos casos son personas expulsadas por la pobreza", recuerda, y añade que "nadie inicia un trayecto migratorio para recibir ayudas". Las previsiones demográficas de los principales organismos estadísticos, como el Instituto Nacional de Estadística (INE) o Eurostat, señalan que esta fotografía se mantendrá en los próximos años. De hecho, se prevé que haya un saldo neto de 200.000 a 500.000 personas extranjeras en 2024 y también en 2025.
Sin embargo, los flujos migratorios también explican parte de la fortaleza que muestra hoy el mercado laboral español y catalán, aunque en ambos casos la tasa de paro supera con creces la media de la Unión Europea. Desde principios de 2022 y hasta finales de 2023, la población en España creció en un millón de personas, mientras que la población activa (población en edad de trabajar) se incrementó en 788.000 personas. La práctica totalidad de estos aumentos responden a la llegada de personas migrantes (96,1% y 71,7% respectivamente). Si nos fijamos sólo en el empleo, durante el mismo período de tiempo, de los 1,06 millones de nuevos trabajadores ocupados, el 54% tenían nacionalidad extranjera, según datos del INE y el Banco de España.