La pregunta de Rajoy sobre el informe Draghi que divide a la UE: y, todo esto, ¿quién lo paga?
La idea de impulsar nuevos eurobonos para financiar el plan del expresidente del BCE vuelve a dividir a los Estados miembros
BarcelonaEl informe de Mario Draghi sobre cómo impulsar la competitividad de la Unión Europea ya se ha convertido casi en un texto sagrado en Bruselas. Todo el mundo lo hace suyo y, a pesar de que cada uno lo interpreta cuanto más le conviene, parece que hay consenso sobre que hay que sacar adelante una gran inversión de forma inmediata para evitar que el blog quede cada vez más retrasado respecto a los Estados Unidos y China. Ahora bien, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) calcula que para desplegar su plan se necesitan unos en 800.000 millones de euros, lo que ha puesto sobre el tablero político la gran pregunta que cada dos por tres divide a los Estados miembros de la UE: ¿y, todo esto, por parte de quién y cómo debe financiarse?
Es una cuestión que sobrevuela los pasillos de Bruselas desde que el conocido como el salvador del euro presentó el informe, pero una de las voces que se han atrevido a abrir la caja de los truenos ha sido el expresidente español Mariano Rajoy. "Lo digo desde el respeto absoluto a Draghi, que me parece una persona de una capacidad enorme, pero claro, [...] ya nos contará alguien de dónde saldrán [800.000 millones de euros]", se preguntó ahora hace dos semanas el exdirigente popular en una conferencia en La Toja.
La respuesta tiene diferentes opciones y no son excluyentes una con otra, más bien al contrario. El investigador del Centro de Estudios sobre Políticas Europeas (CEPS, en sus siglas en inglés) Apostolos Thomadakis responde al ARA que para "alcanzar una cantidad tan elevada de dinero" es necesario contar con diferentes "fuentes" de financiación. Concretamente, el experto señala que puede asumirse en parte a través de una ampliación del presupuesto de la Unión Europea, disponer de la contribución de las administraciones estatales y regionales o, entre otros, involucrar al sector privado y que aporte inversiones sustanciales.
Sin embargo, a juicio del investigador Apostolos Thomadakis y de diferentes voces de la UE, todo ello no es suficiente. "Seguramente hará falta emitir más deuda común", augura el experto. Es decir, unos eurobonos similares a los creados para paliar las consecuencias de las restricciones por el coronavirus, los denominados fondos Next Generation. Esta iniciativa, sin embargo, es la que divide a los Estados miembros entre dos grandes bloques, como ocurrió con la cóvida o la respuesta a la crisis económica del 2008.
Los dos bloques se mantienen
El propio Draghi evitó incluir en el informe la opción de emitir deuda común para financiar su plan, pero en la rueda de prensa posterior tardó poco rato en tomar partido y aclarar que es partidario de impulsar nuevos fondos europeos. A su vez, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, evitó responder al respecto y no quiso mojarse, aunque fue ella quien encargó el informe a Draghi y enalteció sus recetas.
Más allá de los dirigentes comunitarios, los socios europeos se han vuelto a dividir en dos bloques muy claros: los favorables a las políticas de austeridad, como Alemania o Países Bajos, y los partidarios de sacar adelante medidas económicas expansivas, como Francia, España o Italia. Ambos grupos están formados por los propios socios que tenían durante las negociaciones de los eurobonos para paliar los efectos de la pandemia. La historia se repite.
Entonces, después de meses de tira y aflojas, finalmente Berlín y La Haya, entre otros, cedieron ante la presión de los estados miembros del sur y permitieron la emisión de deuda común. Ahora, sin embargo, se vuelven a negar en redondo porque consideran que salen perdiendo y siempre acaban contribuyendo más que recibiendo. "Soy muy escéptico con el planteamiento de Draghi sobre la deuda. No puede ser considerado un gran plan si Alemania debe pagar para los demás", aseguró el ministro alemán de Finanzas, el liberal Christian Lindner.
En cambio, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, o el presidente francés, Emmanuel Macron, se han pronunciado abiertamente a favor de la creación de unos nuevos bonos. "Europa ha hecho mucho en los últimos años y nadie se esperaba su reacción en la crisis de la cóvido y la invasión de Ucrania. Sin embargo, hay que hacer más. [...] Necesitamos mucho dinero y una estrategia de 'inversión', dijo el dirigente francés. También se ha mostrado partidario el gobierno italiano, que es el estado miembro que más se ha beneficiado de los fondos de recuperación de la pandemia.
Empieza la batalla
La idea de crear nuevos eurobonos vuelve a sobrevolar Bruselas y se prevé que las discusiones se intensifiquen en los próximos meses, especialmente a partir de la cumbre de líderes de la UE sobre competitividad que se celebrará en Budapest a principios del mes que viene. En este contexto, Von der Leyen también está planteando medidas presupuestarias que llevan tiempo pidiendo los países del norte de Europa y que pueden servir como contrapartida en unas potenciales negociaciones sobre la emisión de más deuda común.
En un borrador al que tuvo acceso el ARA, Von der Leyen estudia entregar los fondos europeos a los Estados miembros y no directamente a las administraciones regionales o municipales, como funciona con los de recuperación de la covid. De esta forma, los Estados miembros deben llevar adelante diferentes reformas e inversiones para que Bruselas les entregue el dinero y, de forma indirecta, los países del norte acaben teniendo más control sobre cómo y en qué invierten los gobiernos del sur el dinero que reciben de la UE.
Sin embargo, según el experto del centro de investigación CEPS, existe una "diferencia importante" entre la situación poscovide y la actual para crear eurobonos. En este sentido, aunque cree que los Next Generation "son un buen precedente y abren la puerta a repetirlos", el hecho de que se estuviera en un contexto de crisis como era la pandemia facilitó que los estados del norte terminaran cediendo. "Esta vez probablemente va a costar más. La situación no es tan crítica ni tan urgente, pero sería triste que la UE sólo fuera capaz de avanzar de gran crisis en gran crisis", dice el profesor Thomadakis.