Inversión extranjera

Las tensiones geopolíticas frenan la entrada de inversiones en China

Las estrictas políticas anticovid y la crisis inmobiliaria asustan a los inversores extranjeros

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Imagen del distrito financiero de Shanghái.

BarcelonaLas tensiones geopolíticas de China con sus países vecinos, sobre todo Taiwán, y con Estados Unidos, han reducido la entrada de inversiones extranjeras en el gigante asiático. Los conflictos diplomáticos abiertos por Pekín llegan meses después de que el gobierno del presidente Xi Jinping se viera obligado a cortar de raíz la política de cóvid cero que había implementado dentro de sus fronteras desde el estallido de la pandemia, y que había afectado negativamente a la actividad en la segunda economía del mundo.

La Administración Estatal de Intercambios Extranjeros de China publicó la semana pasada nuevos datos sobre inversión directa de compañías extranjeras en territorio chino correspondientes al segundo trimestre. De acuerdo con esta entidad pública, la inversión extranjera se derrumbó un 87% respecto a hace un año, la mayor caída desde 1998 –cuando China ni siquiera era miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC)– , hasta los 4.900 millones de dólares.

Inversió estrangera a la Xina
Flux d’entrada d’inversions estrangeres a l’economia xinesa, per trimestre en milions de dòlars

Las razones del frenazo son diversas. Por un lado, durante todo 2022 Pekín optó por mantener las duras políticas anticovid de confinamientos y cierres que había llevado a cabo durante 2020 y 2021, los dos años con mayor incidencia de la pandemia. Así pues, mientras la economía mundial se reabría, el gobierno chino continuó cerrando partes del país, algunas puntales, como la ciudad de Shanghái. La actividad económica china se resintió hasta que las autoridades pusieron fin a las medidas anticovid el pasado diciembre. Además, el gobierno tuvo que hacer frente a críticas y protestas de la ciudadanía.

Por otra parte, las tensiones entre China y Taiwán han escalado a un ritmo como no se veía desde hacía décadas. China ha llevado a cabo maniobras navales alrededor de la isla y ha incrementado el número de entradas de sus aviones militares en el espacio aéreo taiwanés en los últimos meses, lo que ha recibido la respuesta no sólo de Estados Unidos –principal valedor de Taiwán–, sino también de otros países de la región de Asia-Pacífico, como Japón.

Lo último en la lista de problemas de la economía china es la crisis inmobiliaria que arrastra al gigante asiático desde hace más de un año. La inmobiliaria Evergrande fue el foco principal de tensiones pero al mismo tiempo era la punta del iceberg de las dificultades de todo el sector en el país, donde la construcción había sido uno de los motores internos de los grandes crecimientos de las últimas décadas.

De hecho, el frenazo de la inversión extranjera ya hace un año que se nota. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), a partir del segundo trimestre de 2022 la entrada de capital extranjero en forma de inversiones cayó sustancialmente: de los 101.000 millones de dólares invertidos por entidades extranjeras entre enero y marzo del pasado año, se pasó a 20.500 millones en el segundo trimestre de este año. La cifra más baja se registró en el tercer trimestre de 2022, cuando el flujo de inversión extranjera fue de poco más de 13.100 millones de dólares.

Esfuerzos para recuperar inversores y diversificar

Las autoridades chinas han intentado reactivar la entrada de capital extranjero en el país. "Claramente, China está volviendo al frente del compromiso internacional" para captar inversores, pero "todavía tienen mucho trabajo por hacer para volver a reactivar el interés" en el país, explicó a la agencia Reuters Kiran Patel, director del Consejo Empresarial China-Reino Unido. Son sobre todo las autoridades regionales y municipales las que llevan la iniciativa para captar inversiones en el extranjero con giras por los países occidentales para tratar de recuperar los flujos de entrada de dinero.

Sin embargo, las administraciones más bajas tienen poco margen para calmar a las dudas de los inversores, ya que tanto la agresividad con Taiwán, como las políticas anticovid, como la situación financiera de la industria inmobiliaria dependen de las decisiones del gobierno nacional.

Lo que sí intenta Xi Jinping es diversificar las inversiones extranjeras, que antes del cóvid provenían masivamente de EEUU, Europa, Australia y Japón, todos países con economías desarrolladas con cada vez menos simpatías hacia Pekín y que apoyan abiertamente a Taiwán. Esto explica la decisión tomada por las cinco grandes economías emergentes del mundo, el grupo llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), de ofrecer a seis nuevos estados la entrada al colectivo.

China intenta que su moneda gane peso en los mercados de divisas para hacer frente a la hegemonía del dólar y, además, ha incrementado las compras de petróleo y gas en Rusia –haciendo pagos en yuanes–, decisiones que pueden intensificar los intercambios con estas economías, pero que no sirven para disipar las dudas de las empresas de los países occidentales.

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