Automoción

Ofensiva 'in extremis' del Govern para traer la fábrica de baterías a Catalunya

Ejecutivo, sindicatos y patronales se movilizan para llevar a Lleida un proyecto que está a punto de decidirse y para el cual Aragón es favorito

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El rey y Pedro Sánchez durante su visita ayer en Martorell.

BarcelonaLa esperanza es lo último que se pierde. Con esta premisa, la Generalitat ha lanzado una ofensiva para tratar de traer a Catalunya el que seguramente es el proyecto industrial más importante que se hará en España en mucho tiempo. Según ha podido saber el ARA, la semana pasada el presidente del Govern, Pere Aragonès, se reunió con los máximos responsables de los sindicatos mayoritarios y las patronales catalanas para traer a Catalunya la fábrica de baterías para el coche eléctrico. A estas alturas, las comunidades favoritas para recibir este proyecto son, por este orden, Aragón, Extremadura y el País Valenciano.

El proyecto, que será financiado con 4.300 millones de fondos europeos, es clave para uno de los principales sectores industriales de España (séptimo fabricante de coches del mundo) justo cuando se tiene que afrontar la reconversión eléctrica.

La fábrica de baterías proveería a la planta de Seat en Martorell, la de Ford en Almussafes (Valencia), la de Volkswagen en Navarra, la de Stellantis (Opel) en Figueruelas (Zaragoza) y la de Renault en Valladolid. Esta distribución geográfica ha propiciado una carrera entre comunidades por una infraestructura clave que, según fuentes del sector, se acabará este mes de diciembre, cuando se haga pública su ubicación.

De momento, la Generalitat y los agentes sociales se han conjurado para hacer todo lo posible para que la infraestructura acabe en Catalunya. La ubicación de la que se habla, según las fuentes consultadas, es un polígono industrial de la Plana de Lleida, a pesar de que todavía no está confirmada. El plan catalán pasa por llamar a todas las puertas de los ministerios y empresas implicadas para detallarles una propuesta ya definida y donde solo falta el sí del gobierno de Sánchez. El proyecto lo lideran Volkswagen, Iberdrola y el ejecutivo central, y es a estos agentes a quienes las comunidades interesadas se han afanado a prometer buenas condiciones para la instalación de la infraestructura, en aspectos como el precio del suelo, cuestiones fiscales y ayudas económicas. Fuentes conocedoras del proyecto apuntan que el departamento de Economía en concreto trabaja para ofrecer un fondo de ayuda a la instalación de cerca de 100 millones de euros.

Pero hay otra carta que la Generalitat puede jugar, y es el capital político que le da a Esquerra haber sido decisiva en Madrid para que Pedro Sánchez fuera investido, primero, y, esta misma semana, haya podido aprobar los presupuestos para el 2022. A esta fuerza el Govern puede sumar un factor extra que es la derrota de la ampliación del aeropuerto de El Prat, un macroproyecto que no contaba con un apoyo claro ni por parte del ejecutivo español ni por parte del catalán, debido a sus implicaciones ambientales, pero que provocó un verdadero terremoto en el seno del ejecutivo de Aragonès. Así, Catalunya, clave para la estabilidad del gobierno central, quinta parte del PIB español e histórico líder industrial y exportador, no tiene hoy por hoy ningún gran proyecto en pleno alud de fondos europeos. Y tal como insisten las fuentes consultadas, “la decisión será política”. 

Pero lo cierto es que en los últimos meses fuentes cercanas al proyecto no han ocultado nunca el pesimismo respecto a las posibilidades de Catalunya. De hecho, han asegurado reiteradamente al ARA que ni siquiera está entre los tres finalistas, que son Extremadura, el País Valenciano y Aragón. A pesar de que no hay un favorito claro, Extremadura quiere hacer jugar a su favor la existencia de minas de litio en su territorio, Aragón aparecía como un enclave situado estratégicamente entre Martorell, Almussafes y Landaben, y en el País Valenciano Ximo Puig ha jugado muy fuerte sus cartas y su condición de barón socialista. En los últimos meses ha habido alternancias en la condición de favoritos a la infraestructura, pero las fuentes consultadas por este diario apuntan ahora que Aragón es quien más posibilidades tiene. 

Lo cierto es que la ofensiva catalana para atraer la fábrica llega tarde. Han pasado más de siete meses desde que la ministra de Industria, Reyes Maroto, anunció por sorpresa que el megaproyecto se haría “cerca de Martorell”, en un anuncio que inicialmente disparó el optimismo respecto a las posibilidades de Catalunya. “Ahora vamos tarde, pero haremos todo lo posible”, explican fuentes cercanas al proyecto. 

Fuentes del sector de la automoción añaden un punto de dramatismo a una decisión que por sí misma ya es importante. Según afirman, Volkswagen podría incluso replantearse su plan de inversiones en Martorell (un plan que confirmó el presidente de Volkswagen en mayo y que planteaba inversiones de hasta 5.000 millones para electrificar Seat) si la fábrica de baterías no viene a Catalunya. Estas fuentes afirman que el Govern conoce por boca de la multinacional alemana este posible cambio de planes. 

La decisión final se conocerá de aquí a solo unas semanas. Y Catalunya, por primera vez en meses, parece que quiere aspirar de verdad al proyecto.

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