La reforma laboral, un debate milmillonario

Bruselas, pendiente de la discusión entre el PSOE y Podemos para entregar una parte de los fondos europeos

La ministra de Economía , Nadia Calviño, y el comisario de Economía  de la Comisión  Europea, Paolo Gentiloni, ayer.
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BruselasLa reforma laboral del gobierno de Mariano Rajoy que ahora está en el centro de la polémica entre la coalición de gobierno del PSOE y Podemos fue aprobada bajo la batuta de la Comisión Europea. Ahora el ejecutivo de Pedro Sánchez se ha comprometido (con diferentes intensidades) a deshacerla. La cuestión es clave porque parte de las remesas de los fondos de recuperación antipandemia están supeditadas a una reforma del mercado de trabajo que, en realidad, no está muy detallada en el documento presentado en Bruselas para conseguir la entrega de los fondos. Las directrices de Bruselas no son unas condiciones rígidas que impliquen mantener la legislación del PP, sino que hay flexibilidad, y por lo tanto se espera la argumentación de Madrid, pero la Comisión Europea sí que fija algunas líneas maestras.

De entrada, hay que recordar por qué es importante este debate ahora mismo. La cuestión va más allá de la habitual supervisión semestral que los técnicos de Bruselas hacen de la salud de la economía española, durante la cual acostumbran a repetir que España necesita implementar medidas para reducir el paro estructural y juvenil, la dualidad del mercado de trabajo y la temporalidad. Es justamente porque estas son asignaturas pendientes del Estado que el gobierno de Pedro Sánchez se tuvo que comprometer a hacer una reforma del mercado de trabajo a cambio de una parte de los 140.000 millones de fondos europeos antipandemia que España tiene asignados.

Este mismo martes el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, que está en Madrid, ha expresado su confianza en la reforma laboral comprometida por el gobierno de Sánchez: "No tememos nada en especial", ha dicho en los almuerzos organizados por Europa Press. La cuestión, ha dicho, es que la reforma propuesta responda a las preocupaciones de Bruselas, es decir, la segmentación del mercado de trabajo, el elevado número de contratos precarios y la dualidad del mercado laboral. Eso sí, sin "debilitar el dinamismo de las empresas españolas".

"La Comisión evaluará el producto final, no el que circula de manera informal. Miraremos la propuesta legislativa", ha avisado Gentiloni, que ha repetido que "sin reformas no hay fondos y que los compromisos se tendrán que cumplir" para conseguir que llegue el dinero.

El ejecutivo de Pedro Sánchez tuvo que presentar un calendario de hitos y reformas a partir del cual se reparten las diferentes remesas de dinero. El primero fue de 9.000 millones de euros, que llegaron en agosto a manera de prefinanciamiento. España espera conseguir activar el siguiente pago de 10.000 millones de euros antes de que acabe este año, supeditado a reformas y objetivos principalmente ya cumplidos, porque Bruselas acepta medidas emprendidas desde febrero de 2020 para responder al choque de la pandemia.

El grosor del dinero y la reforma laboral

Es después que llega el grosor del dinero y también la principal complicación. Según el calendario español, el pago más grande llegaría en la primavera del año que viene, unos 12.000 millones. Este pago depende en gran medida de los compromisos fijados en la reforma del mercado de trabajo, una reforma poco detallada en el plan, que se deja abierta al resultado del diálogo social, hecho que le costó a España algunas críticas de otros estados miembros. También se incluye la de las pensiones.

¿Qué piensa realmente Bruselas? La Comisión Europea es una institución formada por diferentes sensibilidades políticas y los dos grandes pesos pesados económicos tienen opiniones diferentes. Por un lado, el vicepresidente Valdis Dombrovskis (conservador) no ve con buenos ojos que se dé marcha atrás en algunas reformas. De la otra, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni (socialista) es más flexible.

En la Comisión hay nerviosismo porque en realidad desde Madrid no se ha mandado un mensaje claro, y hay incertidumbre de hasta dónde llegará la voluntad de "derogar" la reforma laboral y de la línea que emprenderán las nuevas medidas. De aquí que también se vea con buenos ojos que se supedite al diálogo social, teniendo en cuenta que implica también la patronal.

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