Shein, la firma china que vale tanto como Inditex y H&M juntas
La compañía ha perfeccionado el modelo de 'fast fashion' y ya está valorada en 100.000 millones de dólares
BarcelonaLa página web de Shein es un recordatorio bien claro de que desde hace tiempo vivimos instalados en lo que se conoce como economía de la atención. Al primer clic, una pestaña flotante informa de que a cambio de tu correo electrónico —los datos de los usuarios siempre son bienvenidas en los negocios digitales— recibirás un descuento del 15% en la siguiente compra. Durante las próximas diez horas también puedes aprovechar para llevarte un artículo por 0,99 euros si gastas más de 60. Hay más banners de colores flamantes que ofrecen envíos gratis desde 9 euros para los clientes nuevos, devoluciones sin ningún coste y tres euros de descuentos para los que se estrenan con un primer pedido. Tres chicas trajeadas con un modelito perfecto para ir de festival anuncian las rebajas de Semana Santa en el comercio de moda online que ya vale más que Inditex y H&M juntas. La compañía china prepara una nueva ronda de financiación con la cual su valoración se disparará por encima de los 100.000 millones de dólares (cerca de 92.000 millones de euros), una cifra que deja atrás los 68.000 millones del imperio de Amancio Ortega y los 23.000 de la cadena sueca.
Shein nació sin hacer mucho ruido en 2008 a Nanjing, una megaciudad china de 9 millones de habitantes. Su fundador es Chris Xu, un experto en marketing y herramientas de optimización en buscadores que empezó vendiendo solo vestidos de boda. Aun así, el negocio —que al principio se llamaba Sheinside— se centró pronto en la moda para mujeres jóvenes y, principalmente, de fuera de China. El furor por esta plataforma de comercio electrónico, sin embargo, se ha disparado en los últimos años y todavía más a raíz de la pandemia. De hecho, ha llegado a superar a Amazon en varios países como la aplicación de compras más descargada y en 2020 facturó cerca de 10.000 millones de dólares, un 250% más que el año anterior.
La compañía se ha convertido en la máxima expresión del fast fashion, la lógica hiperconsumista que han empujado sus competidores durante décadas y por la cual las colecciones duran un abrir y cerrar de ojos en las tiendas. Shein ha acentuado esta dinámica a través de redes sociales como TikTok, también china, en la que miles de usuarios se dedican a generar contenido que se basa en enseñar las cantidades ingentes de ropa que compran (en inglés esta categoría de vídeos se llama haul). Los beneficios de Shein van de la mano de los algoritmos con los que la empresa detecta cuáles son las piezas de tendencia que tiene que copiar. Varias firmas de moda como Levi Strauss o Doctor Martens han acusado a la compañía de plagiar sus diseños.
Críticas por las condiciones laborales
Como otros símbolos de la moda rápida, este nuevo gigante tampoco se ha escapado de las críticas por las condiciones de trabajo que tienen los empleados de las fábricas donde se elabora su ropa. Una investigación del grupo de defensa de los derechos humanos Public Eye destapó al menos seis talleres en la ciudad de Guangzhou proveedores de Shein donde los trabajadores hacían semanas laborales de 75 horas. Los entrevistados por el informe aseguraban que llegaban a hacer tres turnos al día, a menudo con solo un día libre al mes. La entidad denuncia que los precios bajos de la compañía se sostienen gracias al hecho de que miles de personas que pasan 12 horas al día —14 horas en temporada alta— cosiendo sus piezas.
Lo siguiente que se espera de la plataforma, que el año pasado facturó cerca de 15.700 millones de dólares, es un salto a la bolsa de Estados Unidos.