"Trabajando doce horas al día es imposible no equivocarse"

Trabajadores de EY explican las condiciones laborales en una empresa después de la denuncia de las semanas laborales de 84 horas

Una de las oficinas de EY
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La caja de Pandora la abrió un correo electrónico interno que enviaron a sus jefes los auditores juniors de segundo año que trabajan en la sede de Barcelona de la consultora EY y que corrió como la pólvora por toda la compañía, que en España cuenta con una plantilla de casi 5.000 trabajadores. El correo, hecho público por el diario El País, denunciaba semanas laborales de estos empleados de 84 horas (el equivalente a 12 horas al día de lunes a domingo o a 16 horas de lunes a viernes), y todo por sueldos de 24.000 euros el año (unos 1.300 euros por 14 pagas). El escrito incluye denuncias como esta: “Hemos trabajado hasta altas horas de manera continuada de lunes a domingo para conseguir sacar adelante un trabajo que en ningún momento se nos ha valorado como se merece”. O esta otra: “Hemos decidido que es el momento de intervenir y levantar la voz contra unas condiciones laborales que consideramos que distan mucho de ser las mínimas aceptables”.

Portavoces oficiales de la compañía, que viernes se reunieron durante más de tres horas con la treintena de auditores que apoyaban el correo, dicen al ARA que en el encuentro los empleados admitieron que los picos “puntuales” no llegaron a las 84 horas semanales sino a las 55 horas y que estas horas se compensan en horas extras o vacaciones. “Se han sumado varias cosas: el estrés que ha generado la pandemia, que llevan un año y medio en la empresa y el último lo han trabajado desde casa sin poder interiorizar la manera de trabajar y que ha habido algún desajuste en la carga de trabajo”, manifiestan. El ARA ha contactado con ocho empleados o exempleados para detallar las condiciones laborales, de los cuales cinco han rechazado hablar (algunos se han desdicho en el último momento) o bien porque tienen miedo a sufrir represalias laborales dentro de la empresa o porque les afecte en su trabajo actual. De hecho, cuando un auditor se incorpora en EY firma un contrato de confidencialidad que prohíbe explicar nada de lo que pasa a nivel interno. Los que sí que han hablado han pedido el anonimato para evitar consecuencias laborales.

“De diciembre a marzo es infernal. Te puedes quedar trabajando hasta las dos de la madrugada y no tener fines de semana”, explica uno de los trabajadores de EY en España que tiene un horario de 9 a 19 horas. Durante este periodo conocido como busy season es cuando hay más picos de trabajo porque se tienen que cerrar las cuentas anuales de las empresas clientes. “Aparte de las horas, tienes mucha presión y mucha responsabilidad que a menudo no te corresponde y que por el sueldo que cobras claramente no compensa”, añade. La presión –detalla– siempre viene del manager (su jefe): "Al mínimo error te cae un alud de críticas, que te recuerdan constantemente, pero trabajando doce horas es imposible no equivocarse". "Todo ello –continúa– hace que la gente diga basta y haya una rotación constante de la plantilla". En su equipo, formado por una docena de personas, se han ido tres en el último año. Cuando le han preguntado si se ve mucho tiempo trabajando en la empresa, lo tiene claro: “El año que viene quiero irme, mis compañeros dicen exactamente lo mismo”, explica.

Más suerte ha tenido otro de los trabajadores de EY que, a pesar de que deja claro que, como todos, ha tenido que hacer "muchas horas”, siempre ha tenido buenos clientes y ha sentido que el equipo le apoyaba. “Pero me solidarizo con los compañeros que no han tenido la misma suerte”, añade.

El peaje que se tiene que pagar

Una de las claves es, asegura un extrabajador de EY, que tengas grandes clientes. Las empresas pequeñas que tienen menos recursos las acostumbran a llevar juniors de segundo año (haciendo la función de seniors), con menos tiempo para hacer el planning y un equipo más reducido y más inexperto. “Además, a menudo estas empresas no te pasan correctamente toda la información necesaria, y esto hace que te quemes muy rápido”, añade.

Fuentes del sector aseguran que lo que pasa en EY no es una situación excepcional. “Son trabajos vocacionales y no esperes tener un horario de 9 a 17 horas”, explican. De hecho –añaden– en la entrevista laboral ya se les deja claro que las condiciones son exigentes, y con la pandemia, trabajando desde casa, todavía lo son más: jornadas maratonianas y mucha presión. “Es la mili que tienes que hacer para acabar trabajando para una gran empresa y tener una subida de sueldo considerable”, aseguran.

De hecho, hace solo unas semanas los analistas de primer año del banco de inversión Goldman Sachs hicieron una denuncia muy similar que se filtró por Twitter. En su caso trabajaban hasta 105 horas a la semana y denunciaban que, con suerte, dormían cinco horas al día. “Solo tengo cuatro horas para dormir, comer o ducharme”, denunciaba uno de los trabajadores.

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