DortmundEva está encantada de la vida. Desde la sala de acceso a la estación de tren de Münster, ciudad de más de 300.000 habitantes en el oeste de Alemania, espera a su madre, que llega del pueblo de Lienen-Kattevenne, a 23 kilómetros de distancia. Este verano se verán mucho más. Normalmente el trayecto de ida y retorno cuesta 12,80 euros, pero desde el 1 de junio y hasta el 31 de agosto son válidos unos nuevos tickets mensuales que cubren, en todo el país, todos los servicios metropolitanos, de cercanías y regionales en buses, tranvías, metros, ferrocarriles y trenes por apenas 9 euros durante todo el mes.
Esta medida popular, impulsada por el gobierno de Berlín y aprobada por el Bundestag (cámara baja) y Bundesrat (cámara alta), llega para hacer frente a la gran inflación que ha subido los precios, especialmente los de la energía, disparados sobre todo a raíz de la guerra en Ucrania.
Algunas de las preguntas más importantes que resolver son si esta espectacular oferta captará de forma sostenida más pasajeros para el transporte público y hasta qué punto el uso masivo del tren, los ferrocarriles y los buses contribuyen a contener el cambio climático de forma duradera. Para Eva, la respuesta inmediata es clara: dejará aparcado su coche durante tres meses cuando quiera visitar a su madre.
Casos como los de Eva son representativos del manifiesto ahorro que comporta estos meses de verano viajar en transporte público. En Berlín, por ejemplo, un billete sencillo de bus urbano, metro o tranvía cuesta tres euros, y un abono mensual, 86. El nuevo ticket de 9 euros cumple sobre todo el objetivo de aliviar financieramente a los pasajeros diarios, si bien muchos ciudadanos admiten que ya están planificando excursiones de un día, un fin de semana o incluso sus vacaciones para beneficiarse de esta oferta.
Múnich-Berlín casi gratis
Esta popular medida ha suscitado una gran atención mediática. La mayoría de medios alemanes han desplazado a varios de sus periodistas para que informen de forma simultánea, minuto a minuto, de cómo van de llenos los trenes en las diferentes redes ferroviarias. Der Spiegel, por ejemplo, ha movilizado hasta seis redactores para cubrir todo el territorio, de norte a sur, de este a oeste, si bien acabó con la cobertura informativa durante la tarde de viernes al saberse que un tren descarriló en Baviera, en un siniestro en el que murió un mínimo de cuatro personas.
Desde los medios de comunicación se han propuesto varias rutas alternativas sin hacer uso de los trenes de alta velocidad y los intercity, los únicos servicios ferroviarios que no forman parte de la oferta implementada por el gobierno federal. El trayecto Múnich-Berlín, de más de 500 kilómetros, por ejemplo, puede costar 126 euros con un ICE (alta velocidad) si el billete se compra una hora antes de la salida. En cuatro horas y media se cubre el tramo. Pero si uno tiene tiempo y ganas, con el ticket mensual de 9 euros puede viajar de la capital bávara a la federal en 10 horas cogiendo tres trenes regionales.
Estos días se ha vuelto una broma recurrente en los medios y en las redes sociales cómo desde Berlín se puede llegar por 9 euros a la isla alemana de Sylt, situada casi en la frontera con Dinamarca. Normalmente visitar esta isla sólo está al alcance de las personas más adineradas, pero ahora existe el temor de que este territorio se inunde de turismo barato. Algunos grupos de izquierda incluso han hecho llamamientos en internet para abordar Sylt y el diario sensacionalista Bild ha sido el primero en documentar la presencia de punks bajo el titular “¿Afluencia de 9 euros por Pentecostés?”
El debate del largo plazo
Más allá de la atención mediática y la euforia viajera que han acompañado el inicio de esta medida, la crítica también se extiende por el miedo al caos en las estaciones y a los ferrocarriles llenos y al escepticismo de si el gasto estatal de 2.500 millones de euros que permite subvencionar este experimento servirá para ganar más pasajeros a la larga o no.
Hasta ahora, la empresa alemana de ferrocarriles, Deutsche Bahn, ha notificado que ha vendido unos siete millones de los nuevos tickets de 9 euros. Desde el miércoles hasta este viernes las autoridades ferroviarias informaban de un “ligero aumento de concurrencia de pasajeros” sin más incidencias, pero la primera prueba de fuego para este experimento de la red de transporte público es justo este fin de semana con el puente de Pentecostés.
La ATM no se plantea una medida similar en el transporte barcelonés
La medida adoptada en Alemania no tendrá una réplica en el área metropolitana de Barcelona. Consultadas por este diario, fuentes de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) descartaron una rebaja de las tarifas.
Un portavoz de la ATM explicó al ARA que la situación no es replicable en Catalunya. Desde el ente apuntan que “allí el estado federal asume los costes de la operación, que no recaen ni en las administraciones titulares de los servicios ni en los operadores”.
Además, esta voz recordaba el encarecimiento de la energía que se ha dado en los últimos meses: “La principal preocupación de la ATM y de los operadores es cómo hacer frente a los sobrecostes energéticos del 2022, que ya superan los 60 millones de euros en el conjunto del transporte público de Catalunya”.