Editorial

Europa debe responder a los recortes en ciencia de Trump

Un investigador del laboratorio IrsiCaixa, en el Hospital Germans Trias i Pujol, donde se trabaja en investigación del VIH.
02/05/2025
2 min

BarcelonaLa ciencia catalana ya ha empezado a notar el impacto de los recortes de la administración Trump en distintos ámbitos de investigación e investigación. El más afectado es el biomédico, ya que muchas investigaciones cuelgan de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), a los que se les ha retirado una parte importante de la financiación. Según ha publicado la revista Nature, esta decisión cambia completamente el panorama de la ciencia en todo el mundo y deja en vilo a miles de investigaciones y ensayos clínicos sobre enfermedades infecciosas emergentes, cánceres y enfermedades pediátricas. Y como en la ciencia actual muchas de estas investigaciones en curso son de ámbito internacional e involucran a centros de diferentes países, el impacto ya ha llegado a Catalunya, tal y como ha denunciado al ARA Javier Martínez-Picado, investigador Icrea en IrsiCaixa. Martínez-Picado ha explicado el caso de dos proyectos que se estaban realizando conjuntamente con investigadores estadounidenses y que ahora están paralizados. Pero se espera que el impacto sea mucho mayor y afecte a muchos más proyectos.

Ante esta situación, que debe estar repitiéndose en todos los países europeos, la Unión Europea debe reaccionar con rapidez y aplicar la receta incluida en el famoso Informe Draghi, que ya advertía de que era necesario hacer un esfuerzo colosal para poner la ciencia comunitaria al mismo nivel que la de sus competidores. Draghi advertía del peligro de que Europa quedara arrinconada en la carrera tecnológica mundial, puesto que sólo cuatro de las cincuenta empresas principales del sector son europeas. También advertía de la importancia de invertir en el sistema universitario subrayando el hecho de que de los diez premios Nobel de ciencias otorgados en el 2024 ninguna provenía de una universidad de la UE y todos trabajaban en Estados Unidos.

En realidad se trata de aprovechar el error mayúsculo que está cometiendo la administración norteamericana para dar un impulso definitivo a la ciencia europea y atraer a los cerebros que, en el contexto actual, no se sientan confortables en un país que los mira con recelo. La Generalitat ya anunció un plan para atraer talento de Estados Unidos, pero ahora la prioridad debería ser asegurar la viabilidad de los proyectos en curso. Además, Estados Unidos está dejando un enorme espacio en el mundo que, si Europa no se apresura, será ocupado rápidamente por China. Así, por ejemplo, la administración Trump ha suspendido más de 200 subvenciones para investigaciones sobre el VIH y el sida, enfermedad que tiene un impacto letal en el continente africano.

Europa debe entender que el mundo ha cambiado y que la relación con Estados Unidos ya no podrá ser la misma, al menos mientras dure el mandato de Trump. La actual administración norteamericana desprecia a la Unión Europea, desprecia cualquier tipo de colaboración internacional e incluso desprecia a la ciencia, tal y como se está demostrando. Y ante esto sólo existe un camino, que es hacer de la necesidad virtud y dar los pasos necesarios para recuperar el liderazgo científico mundial que se perdió después de la Segunda Guerra Mundial.

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