EDITORIAL

Europa enseña los dientes en Estados Unidos

Elon Musk y Donald Trump
12/03/2025
2 min

La decisión de la Unión Europea de plantear unos aranceles en Estados Unidos pensados ​​en clave política más que económica es un síntoma de que Bruselas está dispuesta a hablar el mismo lenguaje que Donald Trump y enseñarle los dientes a los que quiera hacerle daño. No en vano la Unión Europea es el principal mercado consumidor del mundo, y aunque los aranceles pueden provocarle problemas, también tiene capacidad de volverse.

Bruselas ha elegido con detenimiento cuáles son sus objetivos para alcanzar los 26.000 millones, que es el coste que se calcula que tendrán los aranceles en el acero y el aluminio europeos. En algunos casos se trata de castigar marcas icónicas como la ropa Levi's, las motos Harley-Davidson o el whisky bourbon. Y en otro apuntar a sectores especialmente importantes en estados de mayoría republicana. Así se grabarán las importaciones de soja, que se produce principalmente en el estado de Luisiana, de donde es el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y también las de madera, que proviene de estados clave en la victoria de Trump como Alabama, Georgia o Virginia. "Seremos inteligentes e intentaremos golpear donde les duela", afirman desde Bruselas. Son, por tanto, unos aranceles pensados ​​para desgastar a Trump y obligarle a dar marcha atrás.

Es difícil saber cómo reaccionará la administración estadounidense a las medidas europeas, pero no cabe duda de que Trump se enfrenta a un problema grave, ya que este tipo de guerra de guerrillas comercial que ha iniciado con medio mundo se le puede girar en contra en forma de alza de la inflación, aumento del paro o, más del paro o, más. El nerviosismo de los mercados que se ha visto estos días es una muestra de que la euforia de Wall Street en los primeros días del trumpismo empieza a evaporarse.

Trump, por cierto, sigue saltándose todos los límites posibles para un presidente estadounidense. Su foto con un Tesla en la Casa Blanca, haciendo publicidad de una marca de coches de un asesor suyo, resulta totalmente fuera de lugar y sólo puede entenderse en clave política. Como en Europa y otros lugares del mundo se está haciendo boicot a las empresas de Elon Musk, pues ahora toca apoyarle. ¿Pero qué pensarán el resto de productores de coches estadounidenses?

Y no sólo eso, ¿qué pensarán los productores que se vean afectados por los aranceles o por las campañas de boicot a productos estadounidenses que se están organizando en muchos de los países que se sienten atacados por Trump? ¿Seguirán apoyando o se desmarcarán? La dinámica trumpista de la economía es diabólica, porque ahora mismo las compañías estadounidenses que se atrevan a enfrentarse al inquilino de la Casa Blanca se arriesgan a un boicot de sus partidarios, pero si no lo hacen también sufrirán el boicot fuera de sus fronteras.

Como ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, nadie ganará en una guerra arancelaria que tendrá un coste en los precios y en puestos de trabajo. Pero falta que esto lo entienda Donald Trump.

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