Editorial

La gran fortaleza del catalán, sin embargo

Aula de catalán para inmigrantes y refugiados en Barcelona
19/04/2025
2 min

En medio de un pesimismo general sobre la salud del catalán, también es de justicia remarcar sus fortalezas. Y la principal es la transmisión lingüística, que es un indicador clave para calibrar la salud de las lenguas. Pues bien, en el caso del catalán, los datos indican que hay mucha más gente que habla catalán (sólo catalán o combinándolo con el castellano) con los hijos (45%) que con los padres (28%). Es decir, hay mucha gente que, a pesar de tener el castellano como lengua familiar, ha decidido hablar en catalán con sus hijos. Este hecho, en un momento en el que ha llegado al país un importante contingente de población recién llegada que habla otras lenguas, es fundamental.

Todos conocemos historias familiares que ejemplifican estos datos. Nosotros hemos elegido dos. La del guionista Eduard Sola y la del dibujante de padre tunecino Màriam Ben-Arab. En el caso de Eduard Sola, quien toma la decisión de hablar catalán con sus hijos son sus padres, por lo que en la familia se produce un corte generacional: los mayores tienen el castellano como lengua habitual y los más jóvenes, el catalán. Pero todo dentro de una normalidad y naturalidad absolutas.

¿Qué lecciones podemos extraer? Pues que aquella generación que había venido de otras zonas de España entendió que el catalán era la lengua en la que debía educar a sus hijos para facilitarles la integración y darles más herramientas para progresar, y vio la transmisión del catalán como una forma de sellar su compromiso con aquella tierra que les había acogido y les había dado una oportunidad para salir adelante. No es fácil tomar la decisión de hablar con tu hijo una lengua diferente en la que te han criado a ti, por eso es necesario valorar este paso que dieron muchas familias como una de las razones que explican la extrema capacidad de resiliencia que ha demostrado la lengua catalana a lo largo de los siglos.

La pregunta es si ahora se dan las mismas circunstancias que entonces para que los recién llegados den el mismo paso. Y la respuesta es que las circunstancias han cambiado pero que en esencia los mecanismos que favorecen la transmisión lingüística son los mismos. objetivo se puede conseguir de muchas maneras, pero ahora hay una realidad diferente a la de los años 60 o 70. Muchos niños hablan una lengua en casa que no es ni catalán ni castellano, y la experiencia demuestra que ellos valorarán el catalán en la medida en que también los autóctonos valoramos su lengua y cultura de origen. El entorno multilingüe ha venido para quedarse y el reto es que el catalán siga siendo la lengua que nos cohesiona como país y como sociedad.

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