La nefasta gestión que el PP hace de la dimisión de Mazón
Los expertos en gestión de crisis siempre recomiendan actuar de forma rápida y contundente para impedir que una crisis se alargue más de lo previsto o engendre nuevas. Esto es justamente lo ocurrido en la Comunidad Valenciana con la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat tras ser humillado públicamente por los familiares de las víctimas en el funeral de estado que se hizo por el primer aniversario de la dana. Mazón hizo pública su dimisión, pero de forma asombrosa, y después de todo un fin de semana de consultas entre él y Alberto Núñez Feijóo no se anunció quién sería su sustituto. Una semana después los valencianos siguen sin saber quién será el candidato a la investidura y, por tanto, quién será su máximo representante público.
Y es que la dimisión de Mazón, con la que se pensaba cerrar una crisis, ha abierto otra en forma de guerra interna en el PP valenciano, al tiempo que entre el PP valenciano y Génova, sobre quien debe ser el sucesor. El desbarajuste es tal en el PP valenciano que su secretario general y candidato a sustituir a Mazón, Juanfran Pérez Llorca, ha pedido a Feijóo que designe él al candidato para evitar así un estropicio. En Valencia piensan que la única forma de evitar una guerra fratricida entre las distintas familias es que Madrid decida. Pero mira por dónde que, una vez más, Feijóo no se atreve a decidir. Y su indecisión le está aprovechando Vox para poner en evidencia que el problema para la gobernabilidad valenciana no son ellos, sino el PP.
La extrema derecha está decidida a desgastar al máximo al PP y por eso ha tomado la decisión que más le puede hacer a Feijóo: exigir que nombren a un candidato antes de empezar a negociar. El resultado, ante la división del PP valenciano y la inmovilidad de Feijóo, es que la Comunidad Valenciana vive una parálisis política sin precedentes en plena reconstrucción de los daños provocados por la dana. Esta situación empieza a preocupar al resto de varones populares, como la extremeña María Guardiola o el andaluz Juanma Moreno Bonilla, que ven con estupor cómo se está hundiendo en Valencia la imagen del PP como partido serio y de gestión, y que en el mejor de los casos la crisis actual acabará con mayores cesiones a la extrema derecha.
Quien sale más retratado de toda esta crisis es, sin embargo, Alberto Núñez Feijóo. No sólo ha sostenido a Mazón en el cargo durante un año mientras se acumulaban pruebas y testigos de su negligente gestión de la dana, sino que cuando ha plegado resulta que no tenía a punto un plan para sustituirle. ¿Qué clase de líder es éste que no sabe tomar decisiones ni siquiera cuando se llega a un punto de no retorno? ¿Qué clase de líder es ese que un día dice que la extrema derecha no es ninguna solución y el otro mendiga el apoyo de Vox para resolver la crisis de Valencia?
Ante esta situación lamentable, la única solución digna es dar la palabra a los valencianos y convocar elecciones anticipadas. Cualquier otra solución no será más que una huida hacia delante de aquellos que tienen tanta o más responsabilidad que Mazón en lo ocurrido el 29 de octubre del 2024.