Editorial

Starmer y Macron siguen el camino de Sánchez

Un grupo de personas da el último adiós a un familiar fallecido en Gaza
29/07/2025
2 min

Hay que reconocer el papel que el presidente español, Pedro Sánchez, ha jugado como líder en la presión diplomática en Israel para que detenga las matanzas de población civil en Palestina. Hace poco más de un año, el 28 de mayo de 2024, el consejo de ministros aprobó el reconocimiento de Palestina como estado, un gesto que España hizo de forma coordinada con Noruega e Irlanda. Era básicamente un pronunciamiento simbólico, que nada cambiaba sobre el terreno pero que tenía un valor político. Tanto es así que Israel reaccionó de forma furibunda llamando a consultas a su embajadora en Madrid y haciendo comunicados y declaraciones muy agresivos contra el gobierno español, al que acusó de hacer el juego a Hamás. Esta sobrerreacción tenía como objetivo intimidar al resto de estados para que no siguieran el mismo camino, pero no le ha funcionado.

Un año después, el camino abierto por Sánchez le siguen también el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, que han anunciado que reconocerán a Palestina como estado en septiembre, aprovechando la asamblea anual de Naciones Unidas. Starmer lo ha anunciado este mismo martes, con el matiz que retirará la medida si Benjamin Netanyahu se aviene a pactar un alto el fuego con Hamás. Sea como fuere, estos gestos aíslan cada vez más a Israel diplomáticamente y añaden presión al canciller alemán, Friedrich Merz, que hasta ahora se resiste a ir más allá. En los últimos días, coincidiendo con las terribles imágenes de niños desnutridos en Gaza, hemos oído incluso críticas a Netanyahu de su principal aliado, el presidente estadounidense, Donald Trump.

La Unión Europea, por su parte, todavía tiene a mano un arma diplomática que sí tendría un efecto real: la cancelación del acuerdo de asociación con Israel que regula las relaciones comerciales entre ambos. Ésta es una opción difícil porque requiere unanimidad y tendría un impacto económico importante. Un primer paso que sí parecía más factible a corto plazo era la cancelación del programa de colaboración científica Horizon, pero este martes tampoco se ha logrado la mayoría necesaria. Sin embargo, lo importante es que los estados están viendo que no pueden quedarse de brazos cruzados sin convertirse en cómplices del genocidio en Gaza. Y aunque sea arrastrando los pies, algunos comienzan a reaccionar.

La incógnita ahora es saber cómo reaccionará Israel. Si aplica la misma plantilla que en España, debería retirar a sus embajadores de París y Londres, pero eso haría aún más evidente su aislamiento. Recordemos que ahora mismo en Madrid no hay embajador israelí, y tampoco en Dublín, en este caso porque Irlanda se ha sumado a la causa de Suráfrica contra Israel en el Tribunal Penal Internacional. Y en el caso de Noruega, el país que acoge al comité que otorga el premio Nobel de la Paz, Israel ha retirado el estatus de diplomático a ocho representantes noruegos ante la Autoridad Palestina. Es decir, Israel puede tomar represalias diplomáticas, pero cada vez, como se ve, tienen menos efecto.

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