Viajar

5 rutas para disfrutar de la tranquilidad

Para aquellos que desean huir de aeropuertos estresantes, playas masificadas o ciudades apretadas, pueden sumarse al 'slow driving', el placer de viajar sin prisas y descubriendo rutas donde el tiempo se detiene

4 min
Setenil de las Bodegas, en la provincia de Cádiz.

BarcelonaSi este verano has experimentado el estrés de llegar a tu destino vacacional y encontrártelo lleno hasta los topes, o si has sufrido en propia piel qué significa aquella frase mítica de la película Si hoy es martes, esto es Bélgica y no te ha gustado, quizás es que le ha llegado la hora de descubrir elslow driving, es decir, el placer de viajar con tranquilidad, disfrutando del paisaje y de la historia que esconden los pueblos de su ruta. Basta de visitar solamente los lugares más emblemáticos e ir saltando de un sitio a otro en busca de la foto icónica.

Otra forma de viajar es posible y hay zonas especialmente idóneas para hacerlo. Lejos del foco, donde el tiempo quizás pasa un poco más despacio y donde distraerse es obligatorio. Rutas tranquilas en las que reconciliarse con el placer de viajar. Se ha terminado que el reloj domine tus días de desconexión y ha llegado el momento de dejarse impregnar por la cultura, el paisaje y las tradiciones de pueblos y ciudades y, sobre todo, de dejarse llevar por la ruta, a menudo sin saber qué nos espera detrás de ese puerto de montaña. En estas propuestas que hacemos a continuación, el destino es el mismo trayecto, una oportunidad para renunciar al síndrome de Wanderlust (la obsesión por viajar) y sumarse al movimiento slow driving (conducción lenta), sea viajando en coche, en autocaravana, en moto o incluso en bicicleta. Si deseas experimentarlo, proponemos 5 rutas por territorio español que encajan perfectamente con esta filosofía.

1.

Ruta de los Castillos

Aragón

Esta ruta de casi 200 kilómetros transcurre por el corazón de las comarcas de las Cinco Villas y de la Hoya de Huesca. Las sierras de Biel, Luesia, Luna y Santo Domingo son las estribaciones pre pirenaicas que se extienden entre las provincias de Huesca y Zaragoza, tierra de fronteras entre cristianos y musulmanes y, posteriormente, entre Aragón y Navarra. Hablamos de una ruta que permite descubrir rincones típicos, iglesias, castillos, trazados medievales o arquitectura popular, junto con el románico que brilla con luz propia en localidades como Sos del Rey Católico y Uncastillo. Parajes llenos de belleza, llanuras de cereales, montañas, valles, ríos y bosques en un entorno dominado por la fuerza de la naturaleza. Con parada obligada en el santuario de Monlora, encaramado a la llanura de una colina, el balcón perfecto para captar la personalidad de la ruta. Los puntos de parada recomendados son el castillo de Loarre, los pueblos de Ayerbe, Santolaria de Galligo, Biel o Sádaba o el peculiar paisaje que se conoce como Los Aguarales de Valpalmas.

El castillo de Loarre, a unos 35 km de Huesca.
2.

Ruta de los Pueblos Blancos

Andalucía

Entre Cádiz y Málaga hay algunos de los típicos pueblos blancos más bonitos de Andalucía. Viajar a esta zona es adentrarse en lugares en medio de la naturaleza, salpicados de casitas blancas y adornadas con macetas y flores de colores, caminar por un laberinto de callejuelas empinadas hasta llegar a una plazoleta, contemplar paisajes de sierra o descubrir las huellas de un pasado árabe y cristiano. Cerca de Málaga no puede dejar de pasar por Ronda, Casares o Frigiliana, mientras que la zona de Cádiz tiene su propia ruta de los pueblos blancos que pasa por 19 localidades como Arcos de la Frontera, el espectacular Setenil de las Bodegas, con sus casas construidas en la roca, Olvera, Grazalema, Zahara de la Sierra o Algar. Sin olvidar el placer que supone recorrer la carretera que atraviesa el Parque Natural de Los Alcornocales. Una ruta ideal para disfrutarla durante el otoño.

3.

Ruta por el valle de Baztan

Navarra

Uno de los valles pirenaicos que piden ser descubiertos sin prisa. Cuna del milenario euskera, tierra de artesanos, indianos, palacios señoriales, hidalgos, aventureros y contrabandistas, la llamada Suiza navarra acoge tesoros naturales como extensos hayedos, crestas escarpadas y barrancos, así como rincones muy poco frecuentados en los pequeños valles de Aritzakun y Urritzate, bajo la sombra del Alkaxuri. Un valle formado por 15 localidades, entre ellas las correspondientes a Elizondo, conocidas gracias a la saga literaria creada por Dolores Redondo. Aparte de la personalidad de sus pueblos y la belleza de sus paisajes, no deje de descubrir su rico folclore, ya que algunos ritos, muchos con un sentido espiritual, datan de tiempos remotos, y anualmente se siguen repitiendo y celebrando como entonces.

El valle del Baztán.
4.

Ruta por Las Hurdes

Cáceres

La Hurdes.

En la provincia de Cáceres se puede optar por una espectacular ruta monumental, a la misma capital, que conserva un conjunto histórico-artístico único y que en 1986 fue reconocida por la Unesco como ciudad Patrimonio de la Humanidad, o en otras localidades como Trujillo, Guadalupe o Plasencia. Pero también puede decantarse por hacer ruta por una zona que hoy poco tiene que ver con la que retrató a Luis Buñuel en su único documental, Las Hurdes, tierra sin pan. Hablamos, sí, de Las Hurdes, donde se esconden algunos de los rincones naturales más impresionantes de Extremadura. Una oportunidad para disfrutar sin prisas de sus paisajes, pueblos y alquerías, y sus tradiciones y gastronomía. Haciendo ruta podrá descubrir lugares mágicos como el volcán de El Gasco, el mirador de las Estrellas en Casares de las Hurdes o el mirador de la Carrasquera en Riomalo de Arriba. O visitar el enebro de Las Mestas, reconocido Árbol Singular y que sorprende por su tamaño, por la edad y por todo lo que transmite y representa. Una zona en la que el agua es protagonista, con piscinas naturales de ensueño y espectaculares meandros como el del Melero.

5.

Ruta de los Pueblos Negros

Castilla-La Mancha

Campillo de Ranas.

En el norte de la provincia de Guadalajara la peculiar geología de la zona ha condicionado la forma de vivir configurando una arquitectura popular muy peculiar en la que la pizarra negra, la madera y el barro han modelado unas aldeas singulares que hoy se agrupan en la denominada Ruta de los Pueblos Negros de Guadalajara o Ruta de la Arquitectura Negra. Hablamos de una zona que incluye uno de los parques naturales más extensos de España con una extraordinaria riqueza zoológica y botánica con una extensa red de senderos señalizados que envuelve el pico Ocejón conectando Valverde de los Arroyos con Campillo de Ranas y El Cardoso de la Sierra. Un conjunto de pueblos ubicados en tres valles y construidos con los elementos naturales propios de la zona, consiguiendo que se mimeticen plenamente con el paisaje montañoso.

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