El estilismo de los Gaudí: ¡nada que envidiar a los Oscars!


Tenemos claro que los Gaudí no cuentan con la repercusión de unos Oscar o del festival de Cannes, pero eso, en materia de moda, no tiene por qué irnos en contra, sino que más bien nos rema a favor. Afortunadamente, Cataluña no ha subido al carro de imponer dress codes estrictos y absurdos de tintes machistas que condenan a las mujeres a ser jarrones chinos, en contraste con unos hombres terriblemente amortiguados. Pese a lucir moda de primeras marcas, la presión mediática es tal que ésta acaba siendo conservadora, para evitar que una pifia estética afecte a la carrera profesional.
Los premios Gaudí, liberados de esta presión, hacen que sus protagonistas no sucumban tanto a la obligación de fingir quiénes no son, y por eso acaban pasando cosas que en otras alfombras rojas no pasan. Este año, en la gala, hemos visto zapatos dr. Martens, forros polares, arneses bondage, camisetas o zapatillas, sin que ello haya exudado desinterés estético ni extravagancia impostada. Y lo más importante: ha sido un espacio relajado y concienciado que ha roto de forma firme con los estereotipos de género. No han sido pocas las mujeres que han aparcado los tradicionales trajes de princesa y han optado por los pantalones que, por otra parte, no se les habría permitido en alfombras internacionales. Carla Simón, con un look impecable que incluye un abrigo, ha demostrado que las mujeres tienen derecho a carecer de frío. Los hombres, paralelamente, rompieron con el aburrimiento estético y apostaron por maquillajes, lentejuelas, colores estridentes y desconstrucciones, ante una corbata que brilló por su ausencia. En definitiva, un espacio mucho más libre que ha permitido que la creatividad en moda luzca pero sin engullir a los verdaderos protagonistas: los profesionales del cine.