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Geocaching: descubrir tesoros en el mundo real es posible

Esta actividad comparte características con las carreras de orientación y permite localizar ubicaciones poco conocidas de cualquier parte del mundo

Laura Minguella
5 min
Una persona haciendo geobúsqueda en una imagen de recurso.

BarcelonaArnau y Judit se plantan frente a la torre Agbar de Barcelona. Su objetivo no es visitar ni hacer fotografías: han llegado siguiendo unas coordenadas y enseguida inspeccionan minuciosamente el espacio, buscando algo. Judit encuentra un recipiente pequeño como los de los carritos de fotos, de donde saca un papel donde apunta su nombre y el de Arnau y la fecha de hoy. Vuelve a guardar el recipiente en el mismo lugar donde lo había encontrado y se marchan, siguiendo unas nuevas coordenadas que les indican el escondite de un nuevo tesoro.

Arnau y Judit juegan a la geobúsqueda (geocaching en inglés), una versión moderna de la búsqueda del tesoro que comparte características con carreras de orientación y otros juegos de pistas. Consiste en encontrar, a partir de unas coordenadas, un objeto escondido en un punto geográfico determinado. El objeto escondido suele ser un recipiente pequeño, que recibe el nombre de geocontenedor, cache o geocache, y siempre contiene una hoja de registro para que quien la encuentre deje constancia del día en que hizo el hallazgo. Si tiene un tamaño lo suficientemente grande, aparte de la hoja de registro, también puede haber objetos de poco valor como chapas, fichas o pequeños juguetes que se pueden intercambiar por otros de valor similar.

Un geocontenedor encontrado en el bosque.

La plataforma por excelencia para realizar geobúsqueda es Geocaching, que además está disponible en catalán. La app tiene un mapa navegable con todos los geocontenedores, representados como bolitas de colores. De cada uno hay información de interés como la dificultad para encontrarlo, el terreno, la accesibilidad o si es uno cache recomendado para buscarlo de noche o con los niños, así como una descripción del lugar en el que es escondido y la posibilidad de obtener una pista, generalmente en forma de enigma. También se puede contactar con la persona que escondió el cache, que es otro jugador. Una vez seleccionado el geoescondrijo, la aplicación muestra las coordenadas y la distancia para llegar y ya solo hay que acercarse a él y empezar a buscar utilizando la intuición: puede estar dentro de la cepa de un árbol, bajo un banco, puede tener un imán y estar en algún objeto metálico, entre los matorrales, en falsas paredes... El camuflaje es esencial para que los geocontenedores pasen inadvertidos, por lo que se pueden encontrar en sitios inimaginables.

Mapa del Geocaching de Barcelona. Las bolitas verdes son los geocontenedores que todo el mundo puede buscar y las grises los que son para expertos disponibles sólo con la versión de pago.

Geobusca en familia

"Habíamos oído hablar del geocaching, pero no teníamos ni idea de la repercusión que tendría sobre nosotros en todos los sentidos", explica la familia catalana Arantheworld (@arantheworld.gc), que ha descubierto en la geobúsqueda "el complemento perfecto para cualquier nueva aventura". En su cuenta de Instagram han ido compartiendo sus aventuras con este juego, que les ha llevado a todo el país y que les ha descubierto nuevas actividades: "Gracias al geocaching hemos subido árboles, hemos hecho cimas, hemos recorrido rutas subterráneas en un búnker de la Guerra Civil e incluso hemos viajado a otros países", relatan.

La primera vez que salieron a buscar un geocontenedor no lo encontraron, pero decidieron no rendirse y volver a intentarlo con uno nuevo, en cuyo caso, la aplicación les ofreció una pista, la palabra dentro: "Resulta que el cache estaba escondido dentro de un tubo metálico", dicen. Los caches suelen estar, como en este caso, escondidos en rincones insospechados y, aunque pueda resultar un poco más complicado encontrarlos al principio, "la vista y la intuición se van afinando con la práctica, con el tiempo verá tal cantidad de lugares y escondrijos que le sorprenderá descubrirse a usted mismo rebuscando entre rocas o mirando bajo los arbustos de un camino", afirman.

Uno de los retos más conocidos de la geobúsqueda en Catalunya es el de encontrar los caches más antiguos. "Descubrimos que muchos de estoscaches se encontraban en montañas que no conocíamos y, en algunos casos, en sus cimas, y al final pasamos de salir a pasear y ver los paisajes desde el coche a subir montañas y cimas". Gracias a este reto, la familia descubrió el su interés por subir cimas y comenzaron el reto de las 100 cimas, que tiene como finalidad subir 100 cimas de entre 522 montañas representativas de Catalunya, la Catalunya Norte y Andorra.” Es un reto que nada tiene que ver con elgeocaching, pero es gracias al geocaching que lo descubrimos, y por el momento debemos haber subido unas 76 cimas, que nos han hecho descubrir paisajes y entornos indescriptibles", detallan.

Hace unos años, la familia hizo un viaje a Austria enfocado únicamente en las rutas de geobúsqueda y descubrieron que esta forma de viajar les permitía descubrir el país de una forma diferente: "La diferencia entre tomar una guía de viajes o el geocaching es que los puntos por ver (los caches) les ha hecho la gente de allí y, por tanto, ves cosas que de otro modo no verías", apuntan. Durante el viaje visitaron la ciudad de Hallstatt y gracias a la geobúsqueda toparon con la Casa de los Huesos en la Capilla de San Miguel, una capilla llena de calaveras pintadas y decoradas que les impresionó mucho.

Consejos para iniciarse en la geobúsqueda

Antes de empezar en el mundo de la geobúsqueda es importante tener claros conceptos básicos para que la búsqueda sea respetuosa y evitar causar desperfectos. A la familia Arantheworld la falta de conocimiento de otros jugadores les hizo retirar los geocontenedores que habían colocado: "Nuestroscaches estaban hechos de piezas de Lego y llevaban un mecanismo para abrirse, pero por culpa de la mala praxis de la gente ya no los tenemos, ya que no sabían abrirlos y al final los rompían", exponen. Es por eso que destacan la importancia de ser respetuosos con los geocontenedores y, sobre todo, consultar alguna guía de buenas praxis o de geocaching correcto para evitar que el desconocimiento, las prisas o la falta de ética afecten negativamente al juego. A pesar de haber retirado sus geocontenedores de Lego, la familia no descarta volver a montarlos algún día.

Asimismo, para iniciarse en la geobúsqueda con niños, la familia recomienda hacer la ruta de Castellcir a Castellterçol (Moianès): "Es fantástica, porque haces una caminata con los niños, buscas caches por el camino y cuando acabas llegas a un parque infantil", explican. Y en cuanto a la app, sostienen que lo mejor es descargarse el oficial y utilizar la versión gratuita para iniciarse: "Si al final tiene enganchas, puedes comprar la versión de pago, que te enseña caches que son para expertos".

Tipo de geoescondrijos

Multiescondrijos: utilizan dos o más ubicaciones, cada una de las cuales proporciona las coordenadas para encontrar la siguiente hasta llegar a la final, donde se encuentra el contenedor físico con la hoja de registro.

Codificados: una variante de la anterior, con la diferencia de que las coordenadas deben encontrarse en los elementos del entorno, como placas con fechas.

Con misterio: para averiguar las coordenadas es necesario resolver adivinanzas o enigmas.

Virtuales: en lugar de buscar un geocontenedor, el objetivo es descubrir una ubicación como un monumento o accidente geográfico.

Nocturnos: intervienen elementos de iluminación, por lo que están pensados para encontrarlos de noche.

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