Familia

Niños, adolescentes y abuelos: cómo hacer un viaje en familia sin morir en el intento

Los viajes intergeneracionales pueden ser muy beneficiosos, pero hay que seguir algunos consejos

Una familia pasea por la playa, en una imagen de archivo.
20/07/2025
6 min

BarcelonaMuchas familias deciden reunirse en vacaciones y hacer un viaje juntos para fortalecer lazos y disfrutar del buen tiempo. No es de extrañar, pues, que personas de edad y situaciones vitales muy diferentes pasen unos días compartiendo el tiempo y el espacio juntas: abuelos, tíos, primos, padres, adolescentes y niños. Si bien estos días pueden ser muy enriquecedores y proporcionar muy buenos recuerdos, también pueden ser una fuente de conflictos y tensiones a saber gestionar.

Para empezar, las diferencias de edad y los gustos personales de cada uno deben encontrar un punto medio para poder sentirse a gusto. No son lo mismo las necesidades de los niños y adolescentes de la familia que la de los tíos o abuelos, por poner un ejemplo. "Lo ideal es no dejar casi nada a la improvisación y planificar el tiempo y las actividades para que cada uno pueda tener sus espacios", explica Mon Tur, abogada, mediadora familiar y coach. Esto significa, también, que no es necesario realizar siempre todas las actividades en grupo. "Si el tío quiere ver museos y el adolescente quiere hacer otra cosa, no hace falta que siempre vayan juntos. También se puede pactar que por la mañana se hagan una especie de actividades y por la tarde otras", continúa la mediadora. Por tanto, es importante organizar el viaje con detalle y siempre con el consenso de toda la familia. Esto significa que todos los miembros deben poner su grano de arena y dejar claro qué quieren hacer y qué no, y con qué ritmos.

Cuando en el viaje hay personas mayores, también se les debe dejar un espacio para el descanso y para que se puedan relacionar con los demás de forma tranquila y serena. Una buena idea sería reservar un tiempo para jugar a cartas oa otros juegos de mesa con toda la familia, aparte de que es bueno para su salud cognitiva.

Ir bien preparados

Por otra parte, cuando en la familia existen niños y adolescentes es importante que el resto de miembros, sobre todo los padres, tengan paciencia y flexibilidad. "A menudo tenemos unas expectativas poco realistas, lo que nos frustra y no nos permite disfrutar de las vacaciones", explica Montse Busquets, psicóloga sanitaria, psicopedagoga y codirectora de la Clínica TREC Psicologia. Por eso recomienda involucrarlos en la planificación y hacerles partícipes incluso de realizar la maleta. "Todo esto les da seguridad y estabilidad emocional. Un niño que sabe qué va a pasar es un niño menos propenso a hacer un drama, y que un adolescente pueda opinar sobre lo que quiere hacer ayudará a que no diga en cada momento que se aburre", remarca Busquets.

Durante el viaje también hay que tener en cuenta variables como el hambre, el sueño y el calor, que siempre pueden ser detonantes que activan el malestar, las rabietas y el mal humor. Por eso, cuando se viaja con niños "hay que ir preparados con snacks y uno kit de emergencia emocional, como cuentos, juguetes o música", continúa la psicóloga. "Tus hijos son niños aquí y en la otra punta del mundo, y no cambiarán porque hayan cogido un avión. Esto quiere decir que pueden tener momentos de crisis al igual que cuando lloran porque no les has traído un bocadillo de chocolate al salir de la escuela", continúa.

Dentro de lo posible, lo ideal es mantener rutinas similares en su día a día para crear una cierta estructura, haciendo paradas frecuentes para descansar y comer, y organizar actividades cortas. les ayuda a prepararse ya reducir los momentos de crisis", dice Busquets. Por otra parte, con los adolescentes es importante respetar su ritmo y espacio. "Hay que poder darles espacios de autonomía supervisada siempre que sea posible e implicarlos para que puedan decidir qué les gustaría hacer", continúa.

Consenso y flexibilidad

Por lo general, según la psicóloga, en este tipo de viajes con personas de diferentes generaciones todos los miembros deben asumir que habrá imprevistos y cosas que no saldrán como les gustaría, pero es precisamente aquí donde nuestra paciencia y flexibilidad tomará el máximo protagonismo. "Prepararnos mentalmente para estos momentos nos ayudará a gestionarlos mejor", apunta.

También hay que tener claro que no siempre todos los miembros de la familia estarán del todo de acuerdo en la idea del viaje. Esto sobre todo ocurre cuando se trata de viajar con la familia política. En este sentido, la mediadora Mon Tur considera que antes del viaje deben establecerse pactos con la pareja. "Se puede decidir que este año se hará el viaje familiar, pero al siguiente se hará otra cosa. Así uno va más predispuesto", explica.

Sin embargo, cuando se pasan unos días juntos en familia, es posible que haya momentos en los que la situación se ponga tensa. Sobre todo suele ocurrir cuando uno de los miembros de la familia ha organizado o decidido gran parte de la planificación. En los peores casos, las discusiones pueden llegar de imprevisto y sin freno. Ante esto, Tur recomienda poner el freno de mano y buscar otro momento para hablar las cosas con calma. "Es mejor detenerse, pensar y ver cómo se puede reorganizar todo antes de continuar con la discusión", dice. También es necesario discernir si la discusión tiene sentido para el viaje, es decir, si está relacionada con algún punto del viaje o no. "Si influye en el viaje, lo mejor es resolverlo pronto. Pero si la discusión es sobre conflictos familiares internos, es mejor dejarlo para cuando se vuelva de vacaciones", apunta.

En definitiva, cuando nos disponemos a hacer un viaje con toda la familia debemos ser conscientes de que habrá momentos de todo y que será imposible controlarlo todo. Y, sobre todo, no hace falta que salga todo perfecto, porque lo importante será estar juntos y crear nuevos recuerdos.

¿Qué se debe tener en cuenta?

Elegir el destino

Cuando se trata de planificar un viaje para varias generaciones de una misma familia, es esencial elegir un destino que ofrezca actividades atractivas y adecuadas para todas las edades. Esto significa buscar lugares donde tanto los abuelos como los adultos y los niños puedan encontrar opciones de ocio, descanso y entretenimiento. Ante la duda, una alternativa recomendable puede ser realizar un crucero, ya que suelen estar pensados para satisfacer las necesidades de todos los miembros de la familia. También existe la posibilidad de ir a un complejo familiar con servicios y actividades para diferentes franjas de edad, desde guarderías y miniclubs hasta zonas de relax para los mayores.

Duración del viaje

Es importante que la duración del viaje sea equilibrada sin llegar a cansar. Si se alarga demasiado, puede ser agotador, sobre todo para los niños pequeños y para las personas mayores. Tampoco conviene llenar todos los días con demasiadas actividades. Lo mejor es evitar itinerarios excesivamente largos o con muchas paradas, puesto que los constantes desplazamientos pueden generar estrés y malestar. Una opción ideal es establecer una base fija y realizar excursiones desde allí, aprovechando para descansar entre salidas.

Alojamiento adaptado

El alojamiento debería ser cómodo, accesible y pensado para las necesidades específicas del grupo. Por ejemplo, si hay abuelos con movilidad reducida, es necesario asegurarse de que no haya escaleras innecesarias o barreras arquitectónicas. Si hay niños, es conveniente disponer de espacios para jugar. Los apartamentos turísticos, por su parte, son una muy buena opción, ya que permiten mantener ciertas rutinas, como cocinar o almorzar tranquilos, y contribuyen a crear un ambiente más acogedor y familiar.

Comida saludable

La alimentación es también un aspecto fundamental. Cuando se viaja en grupo es útil localizar restaurantes con menús variados, adaptados a dietas distintas oa gustos diversos. Por otro lado, poder comprar alimentos y cocinar en alojamiento ayuda a mantener una dieta equilibrada y controlar horarios. Además, comer juntos es una excelente oportunidad para compartir y reforzar vínculos.

Accesibilidad

La comodidad en los desplazamientos es clave. Si algún miembro de la familia tiene dificultades de movilidad, es necesario comprobar si los lugares que se quieren visitar disponen de rampas, ascensores o aseos accesibles. También se debe valorar cómo es el transporte público del destino y si hay facilidad para moverse en cochecito, bastón o silla de ruedas.

Horarios y tiempo libre

Una buena planificación no debería ser rígida. Es importante dejar espacios para la improvisación, descanso y actividades espontáneas. También es recomendable reservar ratos para juegos en familia, como juegos de mesa, actividades creativas e incluso cocinar juntos. Estos momentos compartidos ayudan a crear recuerdos positivos y fomentar la conexión entre generaciones.

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