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Organizar las vacaciones con IA: "Hablar conmigo quita el estrés de planificar viajes"

Aplicaciones como Layla ofrecen itinerarios personalizados en segundos, a pesar de las dudas que plantean sobre sostenibilidad, fiabilidad y privacidad

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Elena García Dalmau
03/08/2025
5 min

BarcelonaLayla planifica viajes desde el 2024. Para hablar no es necesario visitar ninguna agencia, ni realizar ninguna llamada, ni tener en cuenta ninguna restricción horaria: cualquier dispositivo con conexión a internet es suficiente para contactar con ella. Layla se presenta con la autoconfianza característica de las entrevistas de trabajo: "Hablar conmigo quita el estrés de planificar viajes", "hablar conmigo es como tener tu propio gurú de viajes sin un precio elevado". Pero Layla no es una trabajadora cualquiera: es una inteligencia artificial (IA).

El mundo de los viajes no es ajeno a la revolución tecnológica de la IA, y no sólo por el uso que han realizado empresas como Iberia para conseguir vuelos más sostenibles y eficientes. La IA se ha incorporado ya a una experiencia que muchas personas viven con angustia: la planificación de los viajes de verano. Sea a través de una agencia o en pijama desde casa, planificar significa tomar una larga lista de decisiones que no siempre son fáciles y que suelen exigir una rapidez inversamente proporcional a la cantidad de dinero a disponer. Ahora parece que la IA se haya propuesto que la única decisión a tomar sea cuál de las muchas aplicaciones existentes –ChatGPT, Gemini, Grok, Guidegeek o Layla, entre otras– queremos utilizar.

La apariencia de layla.ai es similar a un chat de WhatsApp. Sólo tenemos que escribir en la cajita qué idea tenemos sobre el viaje y clicar en el botón de enviar para recibir una propuesta. Por ejemplo: "Planifica un viaje de amigos". O mejor: "Planifica un viaje de amigos para el fin de semana del 30 al 31 de agosto. Somos cinco personas, de entre 24 y 29 años. Vivimos en Barcelona y tenemos un coche disponible. Queremos ir a la playa y hacer una fiesta sin molestar a nadie. Presupuesto máximo de 150 € por persona por todo el viaje".

Los usuarios de estas tecnologías a menudo se enfrentan a una disyuntiva: cuanto más información proporcionan, mejores respuestas reciben, pero a cambio de ofrecer detalles de su vida a empresas que, en algunos casos, utilizarán estos datos para entrenar su sistema. "La aproximación que yo seguiría es proporcionar el mínimo de información personal", recomienda Josep Curto, especialista en inteligencia artificial y profesor de la UOC. "Pero en caso de que queramos obtener información más detallada, existen aplicaciones, como ChatGPT, que ofrecen la posibilidad de abrir sesión y borrar los chats. Así podemos obtener los beneficios y, al mismo tiempo, proteger nuestra privacidad".

La respuesta de Layla a la petición tarda pocos segundos en llegar: después de plantear un par de preguntas para concretar nuestros deseos (del tipo Costa Brava o Costa Dorada, casa rural o camping), Layla hace una propuesta. "Este viaje a la Costa Brava combina playa, fiesta en casa rural con piscina y un presupuesto ajustado, todo a tan sólo un par de horas en coche desde Barcelona". Y entonces es cuando aparece el muro de pago. Pero ofrecen una prueba gratuita de tres días, que el ARA ha aprovechado.

Layla ha listado diez alojamientos en varias localidades de la Costa Brava, el primero de los cuales tiene un "match" con nuestro plan "del 90%": piscina, dos camas de matrimonio y un sofá cama y terraza. Nos recomienda una playa, un restaurante para cenar y un bar para el desayuno adaptados al presupuesto. La misma app proporciona el enlace para ir a Booking y pagar el apartamento, y la posibilidad de enviar (pagando) el plan en formato PDF a sus amigos.

Pero los jóvenes de sueldo mínimo interprofesional no son el cliente habitual de Layla. "Nuestros usuarios más frecuentes son familias de clase media o media-alta que quieren viajar a varias ciudades", explica Saad Saeed, director ejecutivo y cofundador de Layla. "La gente más joven es más espontánea y flexible. Es diferente cuando hablamos de una madre con tres hijos. Es donde comienza la complejidad y donde se busca el máximo de planificación". Saeed niega que empresas como la suya, y la IA en general, hayan llegado para suplantar a los humanos. "La validación personal sigue siendo importante. Todos tenemos en cuenta las recomendaciones que nos hacen la familia y los amigos".

"El turismo es el sector económico más humano", asegura Natalia Bayona, directora ejecutiva de la Organización Mundial del Turismo (OMT). "A su vez, el sector ha sabido nutrirse de cada revolución digital que ha habido desde los años sesenta: internet, las agencias de viajes online, Airbnb… Y ahora lo hará con la inteligencia artificial". Según los datos que presentó Bayona en una reunión con ministros africanos, el turismo supone actualmente el 1% de la inversión global en inteligencia artificial, que se espera que llegue a 360 mil millones de dólares a finales de 2025. "La inteligencia artificial podrá generar mayor eficiencia: mejor gestión de los flujos de viajeros, una mayor personalización de las ofertas", traduce.

Igualmente, la OMT considera que es necesario regular su uso para evitar malas praxis. No sólo para evitar un incorrecto tratamiento de los datos de los usuarios, sino también el uso ilegítimo de famosos para patrocinar o la creación de imágenes que no se corresponden con la realidad.

Una preocupación habitual es cómo afectarán a los algoritmos a unas geografías ya tensadas por el turismo. "Si la IA sólo da visibilidad a lo popular, dejando de lado propuestas menos conocidas, pero de alto valor, se podrían reforzar desigualdades territoriales", alerta Ainhoa Carballido, directora del máster de dirección de empresas turísticas de la CETT Barcelona School of Tourism, Hospitality, and Gastronomy - Universidad de Barcelona. Asimismo, insiste en los beneficios que podría acarrear, especialmente en un "destino maduro" como Cataluña: "Los sistemas predictivos pueden ayudar a evitar la masificación en puntos concretos o adaptar la promoción turística según la demanda emergente, con una visión más sostenible y eficiente".

Que Layla nos haya enviado a la Costa Brava no significa que la empresa ignore el problema de la masificación. "El sobreturismo es un problema", afirma el cofundador de Layla. Saeed defiende que la IA podría facilitar la creación de un sistema que muestre cuál es la capacidad turística de cada ciudad y en qué situación se encuentra antes de realizar la reserva. "Si los turistas recibieran una notificación que les alertara de que la ciudad que quieren visitar está al 90% de su capacidad, pero la ciudad de al lado, que también es fantástica, sólo está al 30%, muchos cambiarían de destino". Asegura que están trabajando con varios gobiernos, incluido el español, para encontrar soluciones.

Sin embargo, hay que recordar que la inteligencia artificial comete errores. Layla ha asegurado que el restaurante que nos recomienda, en Llafranc, está "cerca" de la cala Montgó, a una hora en coche, y no es raro que envíe a los usuarios a visitar edificios y museos en obras. "Estos sistemas están diseñados para dar respuestas", recuerda Curto, el especialista en IA. "Responden según el patrón que detectan en los datos. Como las reformas no forman parte de un patrón fuerte, el sistema no lo identifica". La solución, según Curto, es sencilla. "El sentido común. No creer que, porque ha respondido bien una vez, ya no es necesario validar la información. Hay que comprobar siempre la fuente original. Y, como en todo en la vida, hacer algo como el doctor House: no creer nada por defecto".

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