Twiggy: "Si ahora me volviera a entrevistar Woody Allen, probablemente le pegaría un puñetazo"
La mítica modelo británica visita Barcelona para presentar un documental sobre su vida, dirigido por Sadie Frost

BarcelonaNueva York. 1967. Aeropuerto JFK. Un enjambre de fotógrafos espera a una chica de pelo corto, pestañas infinitas y figura escuálida que acaba de bajar de un avión proveniente de Londres. "Twiggy!" "Twiggy!", gritan los fotógrafos cuando la ven llegar. Todos quieren capturar el rostro del momento. Un periodista le pregunta: "¿Eres hermosa?" Y ella, que apenas llega a los diecisiete años, le responde confundida y con cara de circunstancias: "Realmente, no". Con esta escena arranca Twiggy (2024), un documental de Sadie Frost que recorre la vida de Lesley Hornby (1949), la chica de las afueras de Londres que se convirtió en el icono del Swinging London. A través de un valioso material de archivo y el testimonio de una larga lista de famosos, Frost reconstruye la carrera de la mujer que revolucionó en los años sesenta y que, más tarde, se reinventó como diseñadora de moda, actriz (ganó dos Globos de Oro por su primera película) y la nominaron a un Tony. De hecho, pronto saldrá a la luz su último álbum.
Casi seis décadas más tarde, la propia Twiggy recibe a la prensa en un hotel de Barcelona. En esta ocasión no hay gritos ni empujones. Es ella quien domina la situación, sentada junto a Frost.
Su presencia es el gran reclamo de esta edición del Moritz Feed Dog, que se inauguró anoche con la proyección del documental que lleva su nombre. Twiggy confiesa que nunca planificó su carrera. "Simplemente, pasó. Yo era una chica normal que iba a la escuela y, a la semana siguiente, mi rostro estaba en todos los periódicos", recuerda. De por medio, sólo hubo un corte de pelo y las fotografías que le hizo Barry Lategan, que rompieron con el canon estético imperante. De hecho, pusieron de moda su peculiar maquillaje de ojos, inspirado por el de una muñeca que tenía en su habitación. "Creo que estuve en el lugar oportuno en el momento oportuno. Los jóvenes empezábamos a tener voz, era un momento muy excitante. Y lo siento porque actualmente todo está muy complicado para la gente joven: el trabajo, la vivienda...".
Pese a formar parte del show business, Twiggy nunca cayó en excesos. "Me ofrecieron drogas, pero nunca quise saber nada", asegura, mientras agradece haber tenido una familia con raíces sólidas. "Aún hablo casi todos los días con mis hermanas", explica. Pero sí tuvo que lidiar con faltas de respeto, quizá por ser joven, quizá por ser mujer, seguramente por ambas cosas. "Después de ver el documental, he visto que, inconscientemente, me creé una especie de personaje para protegerme de la presión de la fama", confiesa. Y entonces, aflora la entrevista que le hizo Woody Allen cuando ella no tenía ni veinte años. "¿Cuál es tu filósofo favorito?", le preguntó Allen. "Si ahora me volviera a entrevistar, probablemente le pegaría un puñetazo –remacha con su carcajada contagiosa–. Recuerdo bien este hecho porque me quedé muy triste, me hizo avergonzar de mí misma. Salí de aquel plató llorando. Fue malo. Quería mofarse de mí con mi pregunta, yo nunca iba a hacer eso, yo nunca haría esto, yo nunca haría eso, yo nunca hacía eso, yo nunca hacía eso, yo nunca haría eso, yo nunca haría eso, yo nunca haría eso, yo nunca haría eso, me iba a hacer eso, yo nunca hacía eso, yo nunca iba a hacer esto. La amabilidad y la humildad le vienen de fábrica. También esa elegancia natural tan suya. "Mira, llevo una chaqueta y un pantalón de mi colección para Marks & Spencer. Las mujeres de más de sesenta años ya no quieren vestirse como señoras mayores. Quieren verse bien ya precios asequibles", exclama quien ha sido, si no la más bonita, la más fotografiada del siglo XX.